Estructura de la población por sexo y edad
La estructura por sexo se refiere a la relación entre el número de hombres y mujeres en una población. Se expresa mediante las tasas de masculinidad o feminidad, y cuanto más se aleja el índice de 100, mayor es el desequilibrio entre sexos. Inicialmente, el número de nacimientos de varones es superior, pero luego las cifras se igualan y posteriormente se desequilibran a favor de las mujeres debido a su mayor esperanza de vida (menor mortalidad masculina) y al impacto de las migraciones, que afectan más a los hombres. En 1996, la sex ratio (proporción de hombres y mujeres que nacen en una comunidad) era de 100 hombres por cada 96 mujeres.
En cuanto a la estructura por edad, uno de los indicadores más utilizados es el índice de envejecimiento (porcentaje de personas de 65 años o más en una población). Cuando este índice supera el 12%, se considera que la población está envejecida. España tiene una estructura poblacional envejecida debido al descenso de la natalidad y al aumento de la esperanza de vida. Esta tendencia se ha acentuado en los últimos 25 años por la caída de la fecundidad y el envejecimiento de la población mayor de 65 años, donde predomina el grupo femenino. Los jóvenes han reducido su porcentaje por el descenso de la natalidad, aunque la proporción era más alta en zonas con mayor natalidad y menor esperanza de vida (sur y archipiélagos) o en zonas de inmigración. Los adultos han aumentado, pero con variaciones según la zona. Los ancianos han incrementado su proporción, especialmente en el interior y el norte (zonas de emigración, baja fecundidad, alta esperanza de vida y retorno de emigrantes). Las consecuencias de este envejecimiento afectan al futuro de las pensiones, la salud y la integración social.
Consecuencias del envejecimiento poblacional
- Pensiones: La financiación de las pensiones depende de las cotizaciones de los trabajadores en activo. El aumento de ancianos y la reducción de activos implicarán modificaciones importantes en este sentido.
- Salud: Los ancianos consumen más recursos sanitarios (estancias hospitalarias, recetas, visitas médicas), lo que exigirá un aumento de recursos distribuidos según su localización geográfica.
- Aspecto social: Se plantean problemas de residencia, ya que cada vez más ancianos no desean ser acogidos por la familia y buscan residencias, que actualmente son insuficientes.
La evolución de estos grupos de edades, divididos por sexo y en intervalos de 5 años, se representa gráficamente mediante la pirámide de población. Las pirámides permiten visualizar cuatro aspectos de la población: distribución por sexos, por edades, la historia y el futuro demográfico del país.
En los últimos años, la parte central de la pirámide se ha ensanchado y el envejecimiento se ha desacelerado. Si distribuimos los grupos de edad a nivel nacional según los datos de 1996, tendríamos una “España joven” (18,1% de la población menor de 15 años) en Canarias, Murcia y Andalucía; una “España adulta” (67,1% de la población) distribuida de forma homogénea; y una “España vieja” (14,8% de la población) en las provincias del norte con fuerte emigración y bajos índices de fecundidad (Huesca, Lérida, Salamanca, León, Lugo, Pontevedra, etc.).
Estructura económica de la población
Este apartado incluye el estudio de la población que contribuye con su actividad al proceso productivo (población activa) y los sectores en los que se desarrolla dicha actividad.
La población activa
La población activa está formada por mujeres y hombres mayores de 16 años en edad de trabajar, es decir, aquellos que suministran mano de obra para la producción de bienes y servicios o están disponibles y buscando empleo. Se divide en:
- Población activa ocupada: Personas que trabajan.
- Población activa desocupada: Personas en paro o que buscan su primer empleo.
La población no activa es aquella que no tiene una actividad remunerada: rentistas, amas de casa, jóvenes, incapacitados, personas mayores, etc.
La tasa de actividad ha mostrado dos momentos diferenciados en su evolución. Inicialmente, descendió debido a la emigración y al aumento de la tasa de dependencia. La emigración exterior afectó a la tasa de actividad masculina y la interior a la femenina (las mujeres que trabajaban en el campo no se incorporaron al mundo laboral en los nuevos destinos). La prolongación de la escolaridad obligatoria, la jubilación pagada y la anticipación de la jubilación aumentaron la dependencia. Sin embargo, desde 1987 la población activa ha aumentado, sobre todo por la incorporación de la mujer al trabajo fuera del hogar.
Existen variaciones en la tasa de actividad:
- Sexo: La tasa masculina descendió por la crisis económica y la reconversión industrial, pero se ha ido recuperando desde 1996. La tasa femenina ha aumentado por razones ideológicas (cambio de mentalidad), demográficas (control de natalidad) y económicas (terciarización).
- Edad: La mayor tasa de actividad se da en hombres de 25 a 54 años y mujeres de 20 a 24 años (muchas mujeres abandonan el trabajo al formar una familia).
- Geografía: Las mayores tasas se encuentran en zonas más dinámicas y con más oportunidades (Mediterráneo, islas, País Vasco, Cataluña, Madrid). Las más bajas, en zonas de población joven o envejecida, o en áreas de crisis (Andalucía, interior, Asturias).
La tasa de paro
Hasta 1973, el paro no fue un problema significativo, ya que la presión demográfica se resolvía con la emigración exterior y la escasa incorporación femenina. Entre 1973 y 1985, aumentó como consecuencia de la crisis, la reconversión industrial, el retorno de emigrantes, la incorporación de la mujer y la demanda de la población joven (generación del baby boom). Entre 1985 y 1995, el paro retrocedió ligeramente hasta 1990 por la mejora económica, pero volvió a crecer hasta 1995 debido a una nueva crisis. Desde 1995, el paro descendió por la coyuntura favorable y la entrada al mercado laboral de generaciones menos numerosas. La explicación se hallaba en el aumento de la productividad, que reduce la necesidad de mano de obra, y la rigidez del mercado laboral. Se implementaron reformas para flexibilizar el mercado laboral, con nuevos tipos de contratos (formación, prácticas, menor precariedad), intentando compatibilizar la competitividad empresarial y los derechos laborales. Esta situación cambió a partir de 2008, llegando al 24% en 2012 y al 26% en 2013.
También existen variaciones en la tasa de paro según:
- Edad: Fuerte desempleo juvenil.
- Sexo: Mayor paro femenino.
- Nivel de instrucción: Más paro a menor cualificación.
- Época del año: Aumenta al acabar las cosechas, en invierno.
- Comunidad autónoma: Mayor en las de menor desarrollo y más población joven.