Distribución de la población y desequilibrios en España y el País Vasco
La población española es, a 1 de enero de 2022, de 47.450.795 habitantes, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Su distribución a lo largo del territorio español presenta acusados contrastes entre interior-periferia y espacio urbano-rural, debido a razones económicas, históricas y, en menor medida, naturales. El proceso de concentración de la población viene marcado por el despoblamiento del interior en beneficio de la periferia, y de las áreas rurales en favor de las industriales y turísticas, por tanto, urbanas en la mayoría de los casos. Estas desigualdades espaciales se producen desde mediados del s. XIX, y son más intensas desde 1950 hasta la actualidad, debido a las fuertes migraciones interiores que caracterizan al período del desarrollo económico, se reducen desde 1975, se reactivan en el cambio de siglo y quedan estancadas actualmente.
1) Factores de la distribución española.
Las causas que explican el mapa actual de distribución de la población son muy variadas y complejas. Las más importantes son:
- Factores físicos. El clima y la altitud condicionan el asentamiento de la población. La altitud, la irregularidad orográfica, el clima extremo de gran parte del interior de la península favorece la menor densidad de población de esta zona.
- Factores demográficos. Los movimientos migratorios, la dinámica natural y la estructura de la población son factores demográficos que están ayudando a consolidar la oposición interior-periferia. A su vez, estos factores demográficos están relacionados con los condicionamientos económicos y entre ellos mismos.
- Factores socioeconómicos. Los factores económicos tienen su expresión más evidente en las emigraciones. Los movimientos migratorios se están dirigiendo hacia Madrid, Zaragoza, Cataluña, Baleares, Canarias, el levante murciano y andaluz y la costa del Sol.
2) Distribución de la población española
a) Principales áreas de concentración de la población española: La España litoral presenta siete zonas de fuerte poblamiento, con densidades superiores a la media nacional, separadas por áreas menos pobladas: La Coruña y las Rías gallegas, el litoral asturcántabro, el País Vasco costero, Barcelona y su área de influencia, la zona de huertas levantinas y su litoral turístico (Valencia, Alicante y Murcia), la Costa del Sol malagueña y el bajo Guadalquivir. En los espacios insulares de Baleares, las mayores concentraciones de población se dan en torno a la ciudad de Palma de Mallorca, mientras que en Canarias las densidades más elevadas se registran en las mitades septentrionales de las islas de Gran Canaria y Tenerife por su mayor índice de humedad. También hay que destacar las fuertes concentraciones en algunas regiones del interior, como la elevada densidad de Madrid (629 hab./km2 en 1991), y las de algunas capitales de provincia, como Zaragoza, Valladolid y Sevilla.
b) Principales áreas de expulsión de la población española: Son áreas que pierden habitantes, provocando así un proceso de envejecimiento que dará lugar a que la población continúe disminuyendo. En ellas se registran densidades de población por debajo de la media nacional y, a veces, muy por debajo de la misma (menos de 10 hab/km2), como en algunas áreas de montaña, tales como Pirineos centrales (en las provincias de Huesca, Lleida y Navarra), Sistema Ibérico (Tierra de Cameros riojana y Soria), Cordillera Cantábrica, parte de la Penibética y del Sistema Central, y también Sierra Morena. Aparte de las regiones montañosas, hay que señalar: toda Castilla y León y Castilla-La Mancha, excepto algunas capitales provinciales; algunas zonas de Extremadura y Aragón (Los Monegros); y otras del interior de Galicia y del alto Guadalquivir. Según el tamaño de los municipios, más de 9 millones de habitantes viven en núcleos de 100.000 a 500.000 hab, seguidos de los más de 7 millones que habitan en las localidades con población superior al medio millón, frente a los más de 9 millones y medio que viven en municipios de menos de 10.000 hab, entre los que hay que destacar los más de tres millones y medio de habitantes que residen en municipios de menos de 2.000 habitantes, umbral por debajo del cual el censo establece la población rural.
3) Desequilibrios territoriales.
La distribución geográfica de la natalidad, la mortalidad y el crecimiento natural da lugar a desequilibrios demográficos entre las distintas provincias y comunidades autónomas.
Distribución general: cuatro comunidades (Andalucía, Cataluña, Madrid y la Comunidad Valenciana), que ocupan tan sólo el 15% del territorio, concentran el 60% de la población española. Por el contrario, cuatro comunidades (Castilla y León, Castilla-La Mancha, Aragón y Extremadura), que comprenden el 52% del territorio, sólo albergan el 15% de la población.
Densidad: dejando aparte a Ceuta y Melilla, Madrid es la comunidad más densamente poblada (781 hab./km2) y Castilla La Mancha la que presenta una menor densidad. La media española es de 91,2 que superan Madrid, Cataluña, Euskadi, Valencia, Baleares y Canarias, siendo inferiores las dos Castillas, Aragón, Extremadura, La Rioja y Navarra.
Desequilibrios en la natalidad: las comunidades tradicionalmente natalistas de la mitad sur peninsular, Baleares y Canarias presentan las tasas más elevadas. Las comunidades menos natalistas son las del norte, a veces porque están desnatalizadas y envejecidas por el enorme éxodo del periodo anterior (Galicia, Aragón, Castilla-León).
Desequilibrios en la mortalidad: tienen tasas de mortalidad superiores a la media nacional Galicia y las comunidades del interior, zonas poco industrializadas, que han sufrido tradicionalmente una fuerte emigración y tienen hoy en día una población envejecida. Hay población joven en Andalucía, Ceuta, Melilla, Murcia y Canarias.
Desequilibrios en el crecimiento natural: casi todas las comunidades españolas tienen hoy en día un crecimiento natural bajo, presentan mayor crecimiento las comunidades más natalistas de la mitad sur, Ceuta y Melilla y Canarias, mientras que presentan menor crecimiento las comunidades del norte, las agrarias del interior y las comunidades industriales.
4) En el País Vasco
El mayor número de habitantes de Euskadi (2.193.199 en 2021) reside en Bizkaia y Gipuzkoa. En los últimos 25 años, sin embargo, el territorio que ha crecido más ha sido Araba. Su distribución es: Araba (15,095%), Bizkaia (52,165%) y Gipuzkoa (32,740%).
La evolución interna de cada territorio no ha sido homogénea; algunas zonas se han vaciado más que otras. Por ejemplo, entre los años 1981 y 2001 han perdido población en Gipuzkoa todas las comarcas excepto Urola Kosta. En Bizkaia, la mayoría de las comarcas han sufrido un descenso, excepto Plentzia-Mungia y Durangaldea. Las comarcas de Araba, en cambio, han ganado habitantes, excepto en el Condado de Treviño y la parte montañosa de Araba.
Con todo ello podemos resumir diciendo que la evolución demográfica del País Vasco en este siglo presenta unas características muy definidas y que a grandes rasgos se pueden resumir en:
1- Durante el siglo XX se puede hablar en el País Vasco de tres grandes ciclos demográficos. Uno que abarcaría desde el inicio de siglo hasta el período bélico, otro posterior que arrancaría en los años cincuenta, superado el conflicto bélico y un tercero cuyo arranque se sitúa a finales de los años setenta y principios de los ochenta y cuyo final temporal es difícil prever.
2- En el País Vasco conviven dos modelos diferentes. Uno litoral y otro interior, con características sustancialmente opuestas. El primero dinámico conoce fuertes tasas de crecimiento desde principios de siglo, el segundo se incorpora con retraso al proceso moderno. En ambos casos se produce una reconversión de la mano de obra activa encuadrada en el sector primario al industrial. La dispar repercusión negativa de la crisis actual tiene mucho que ver con la intensidad del proceso demográfico en los años sesenta.
3- Las migraciones juegan un papel importante en el desarrollo poblacional. El País Vasco crece tanto en función de ellas como del crecimiento vegetativo. En el litoral todavía es más importante la corriente migratoria. En la actualidad, los movimientos limitan el crecimiento de la población.
4- Como consecuencia de lo expuesto se producen importantes desequilibrios comarcales. Frente a concentraciones de grandes dimensiones como el Gran Bilbao, existen áreas despobladas como el interior alavés o navarro y territorios como el guipuzcoano donde la población se distribuye de manera homogénea. En consecuencia las capitales juegan un papel diferente en cada territorio. Pamplona, Vitoria-Gasteiz, Donostia-San Sebastián y Bilbao.
5- Precisamente, estas diferencias existentes en los territorios hace que el futuro sea muy diferente según las zonas que tratemos.