Evolución del Turismo en la Costa Cantábrica: Del Siglo XIX al Auge Actual

1. Desarrollo Turístico en el Siglo XIX

En el siglo XIX, la región cantábrica se posicionó como una de las zonas turísticas más importantes de España. Los inicios del turismo en esta área se caracterizaron por los **Baños de Ola** y los **Balnearios**, impulsados por la creencia en las propiedades curativas y terapéuticas de sus aguas. Esto llevó a la creación de centros especializados y áreas de ocio circundantes, accesibles principalmente para la alta burguesía.

Un factor clave en el desarrollo turístico fue la presencia de la **Familia Real**, especialmente en el País Vasco y Cantabria. La corte real también visitaba estos lugares, lo que aumentaba su prestigio y atractivo turístico, además de generar publicidad a través de la prensa rosa.

Los destinos más populares en la costa cantábrica fueron **San Sebastián** y **Santander**, junto con otros lugares visitados por la realeza como Comillas, Zarautz y Neguri.

En esta época, el turismo comenzó a ganar terreno, especialmente en el norte, ya que aún no se había desarrollado en el Mediterráneo ni en otras regiones del país. Se observaba una diferenciación social en las playas, donde la primera playa del Sardinero era frecuentada por la población con mayor poder adquisitivo, la segunda por la burguesía con menos recursos, y la playa de San Martín por la población con menos recursos.

San Sebastián se convirtió en el destino de veraneo más popular gracias a las visitas de **Isabel II** a partir de 1845, quien buscaba las propiedades curativas de sus aguas. Posteriormente, en 1887, la regente **María Cristina** comenzó a pasar todos los veranos en la ciudad para disfrutar de los baños de ola.

En la misma época, el Sardinero también se puso de moda, ya que Isabel II comenzó a pasar algunos días allí a partir de 1861 para aprovechar las aguas curativas. Además, su hijo comenzó a visitar los Picos de Europa para cazar. En 1913, el ayuntamiento de Santander construyó el **Palacio de la Magdalena** como regalo al Rey para que pasara allí todo el verano, lo cual hizo hasta 1931.

El turismo impulsó la transformación de estas ciudades, adaptándolas para acoger a los visitantes. A principios del siglo XX, se construyeron hoteles de lujo como el **Hotel María Cristina** en San Sebastián y el **Hotel Real** en Santander, así como otros hoteles de menor categoría pero también de lujo.

También se construyeron equipamientos para el ocio y el entretenimiento de la burguesía, como casinos en Santander y San Sebastián. Se fomentó la actividad deportiva, con la construcción de hipódromos y la organización de regatas de vela en ambas ciudades.

Además, se mejoraron las infraestructuras de transporte para facilitar el acceso a las ciudades. Se mejoró el tren en San Sebastián y Santander, y se construyó un tranvía que conectaba el centro de Santander con el Sardinero. En resumen, se crearon todas las infraestructuras necesarias para acoger a los turistas.

Los turistas eran principalmente españoles, provenientes de Madrid, la corte de la Familia Real, la burguesía y la aristocracia. El turismo internacional, especialmente del suroeste de Francia, tardó más en llegar debido a la proximidad de otras zonas turísticas como Biarritz.

También surgieron otras villas turísticas, y el turismo comenzó a ser visto como una actividad económica. Se crearon casas de baño en localidades como Comillas, Suances, Laredo y Zarautz.

Se configuró un área costera con destinos de lujo (Santander y San Sebastián) y pueblos costeros para la burguesía con menos recursos. En el interior, el turismo se centró en los balnearios, que ofrecían alojamiento en grandes hoteles y lugares de esparcimiento.

El turismo de interior se limitaba principalmente a los balnearios, aunque los Picos de Europa despertaron un interés especial desde la segunda mitad del siglo XIX para actividades de montaña, montañismo y senderismo. Se organizaron excursiones por Liébana y se convirtió en un destino popular para la caza.

Características del Turismo a Finales del Siglo XIX y Principios del XX:

  • Turistas de clase alta
  • Procedencia: Madrid o Castilla
  • Motivos terapéuticos: baños de ola o balnearios
  • Viviendas de segunda residencia
  • Toda la costa se convierte en un área turística con Santander y San Sebastián a la cabeza
  • Se crean las bases para el desarrollo turístico, pero la burguesía local no lo ve como una actividad económica y sigue invirtiendo en la industria, lo que en algunos casos hizo desaparecer la actividad turística (Torrelavega, Reinosa, Portugalete).

2. Auge del Turismo de Masas en los Años 60

En los años 60, la aparición de la clase media permitió que el turismo dejara de ser una actividad tan selectiva. Con vacaciones pagadas, esta clase media imitó a la alta burguesía y comenzó a visitar la costa durante cortos periodos, buscando sol y playa. Los motivos terapéuticos desaparecieron y surgió el turismo de masas.

Desde entonces, el turismo ha ganado peso frente a otros sectores, gracias a la creación de infraestructuras y la promoción de la actividad. El origen de los turistas siguió siendo principalmente Castilla y Madrid, pero también apareció un turista más local, de origen vizcaíno, interesado en conocer la costa cantábrica. Este turista no es estacional y suele tener una segunda residencia en la zona.

La región no fue atractiva para los turistas extranjeros hasta los años 60, cuando comenzaron a llegar franceses por proximidad y británicos gracias al ferry desde 1978. Más recientemente, las rutas de vuelos de bajo coste han facilitado la llegada de turistas de otros países, y se ha apostado por atraer cruceros a las principales ciudades.

El crecimiento de la demanda turística ha impulsado el desarrollo hotelero, especialmente en los destinos de veraneo más populares, aunque el resto de la región presenta carencias en este aspecto, salvo las capitales.