Fuentes de Energía en España: Tipos, Evolución y Situación Actual

Clasificación de las Fuentes de Energía

Las fuentes de energía se clasifican atendiendo a varios criterios:

  • Según su proceso de formación, pueden ser renovables o no renovables. Las renovables son inagotables, ya que no desaparecen al generar energía y permiten una utilización indefinida, como el agua o el calor del sol. Las no renovables se agotan al usarse y su proceso de formación requiere millones de años, como el carbón, el gas, el petróleo o el uranio.
  • Según su grado de aprovechamiento, cabe distinguir entre energía primaria y energía final. La energía primaria está constituida por las fuentes de energía tal y como se encuentran en la naturaleza, sin ninguna transformación. La energía final se obtiene de la transformación de las fuentes de energía primarias en formas de energía aptas para ser utilizadas: electricidad, derivados del petróleo, gas procedente de refinerías o altos hornos, etc.

Fuentes de Energía Tradicionales

El Carbón

El carbón es una roca estratificada combustible de color negro, formada por la descomposición de restos vegetales a lo largo de millones de años. La calidad del carbón y su poder calorífico dependen de la antigüedad de este proceso: la antracita y la hulla se formaron en la Era Primaria y en el Carbonífero, y el lignito, en la Era Secundaria.

Durante la primera Revolución Industrial el carbón tuvo un papel hegemónico, y el consumo y la producción crecieron gracias al proteccionismo frente a la competencia de carbones extranjeros más baratos. Esta expansión se prolongó hasta la posguerra, pues el aislamiento español que siguió a la Guerra Civil dificultó la incorporación de otras tecnologías. El final de la autarquía supuso su masiva sustitución por el petróleo; el consumo descendió y empezó el cierre de minas. La crisis energética de 1973 impulsó de nuevo el consumo y la producción de carbón para reducir la dependencia del petróleo. Pero, desde 1984, mientras que el consumo se mantiene, la producción nacional desciende y seguirá descendiendo a causa de los numerosos problemas que presenta la minería del carbón:

  • Algunos ricos yacimientos se han agotado y otros son de baja calidad, lo que limita su uso.
  • Ha disminuido la demanda doméstica e industrial.
  • La explotación es cara, pues un tercio de las minas son subterráneas, con vetas muy fracturadas y delgadas, que impiden usar máquinas potentes y son propicias a los accidentes. Además, el carbón requiere ser lavado. Así, el carbón nacional es seis veces más caro que el importado.
  • La entrada en la Comunidad Europea liberalizó los precios frente al proteccionismo tradicional y obligó a realizar una reconversión (1990) que ha supuesto el cierre de numerosas minas y la concesión de ayudas para desarrollar actividades alternativas. No obstante, las minas más productivas se mantendrán abiertas y podrán seguir recibiendo ayudas públicas al considerarse estratégicas para la seguridad del abastecimiento energético.

La producción interior de carbón se localiza en trece grandes cuencas, entre las que destacan la asturiana-leonesa-palentina y la de Teruel. Pero no permite el autoabastecimiento y resulta necesario importar de Estados Unidos, la República Sudafricana, Australia e Indonesia.

El destino del carbón son las industrias siderúrgica y cementera; las calefacciones domésticas, y, sobre todo, la producción de electricidad en centrales térmicas (80%). Estas se localizan cerca de las cuencas mineras; en la costa, cuando funcionan con carbón importado; o cerca de grandes ciudades a las que abastecen, como las situadas en las proximidades de Barcelona o Bilbao.

El Petróleo

El petróleo es un aceite mineral, de color muy oscuro, compuesto por una mezcla de hidrocarburos. Se forma por la descomposición y el almacenamiento en las capas geológicas de animales y plantas que vivieron hace millones de años.

Su auge en España se produjo a partir de la década de 1960, cuando la industria lo adoptó como fuente de energía principal por su bajo coste. La subida de su precio en 1973 redujo el consumo hasta 1979 (segunda crisis) y la primera mitad de la década de 1980, debido al incremento del uso de carbón. Desde entonces, a pesar de las continuas oscilaciones de su precio, el consumo ha crecido. En el futuro, este crecimiento se mantendrá, aunque con menor intensidad, debido al incremento del uso del gas en la producción eléctrica y de los biocarburantes en el transporte.

La producción interior de petróleo es insignificante y se localiza en la costa mediterránea (Tarragona) y en Burgos (Ayoluengo). Por tanto, no permite el autoabastecimiento y requiere costosas importaciones de Oriente Medio (Arabia Saudí, Libia, Irán, Irak), África (Nigeria), América Latina (México, Venezuela) y Europa (Reino Unido y Rusia).

El destino del petróleo para la producción de electricidad en centrales térmicas se redujo considerablemente a partir de la crisis de 1975. Las centrales de fueloil se localizan en la costa peninsular e insular, dado que el petróleo llega por mar. En la actualidad, su destino principal es obtener derivados para el transporte y la industria en refinerías (gasoil, gasóleo, gasolina, fueloil, nafta, queroseno, aceites lubricantes, asfalto) y productos químicos en industrias petroquímicas (azufre, amoniaco, acetona). Las refinerías se localizan en la costa peninsular, Puertollano y Tenerife.

El Gas Natural

El gas natural es una mezcla de hidrocarburos gaseosos, en la que predomina el metano. Se encuentra en yacimientos subterráneos, solo o asociado al petróleo.

Su consumo se inició en 1969 y desde 1976 ha experimentado un gran crecimiento, gracias a sus ventajas: alto poder calorífico, precio más bajo y menor contaminación, al carecer casi de azufre. En el futuro, su consumo crecerá debido al incremento de su participación en la producción de electricidad y en los hogares.

La producción interior de gas es insignificante y se localiza en Huelva y Sevilla. Por tanto, es necesario recurrir a la importación. Esta se realiza en forma líquida a través de barcos metaneros procedentes del Golfo Pérsico, Argelia, Libia, Nigeria y Egipto, y en forma gaseosa a través de los gasoductos que conectan con los yacimientos internacionales: Argelia (a través de Tarifa), Noruega (a través de Larrau) y Portugal (a través de Tuy y Badajoz).

El destino del gas es el uso calorífico en la industria y los hogares (cocinas, calefacciones), la obtención de derivados en la industria petroquímica (propileno, etileno, naftas), y sobre todo, la producción de electricidad, en centrales térmicas convencionales o de ciclo combinado, o mediante la cogeneración. Las centrales térmicas de gas se localizan en los puertos importadores y a lo largo de los principales gasoductos.

La Energía Nuclear

a) Energía nuclear de fisión

La energía nuclear de fisión es la que se utiliza actualmente. Procede de la fisión o separación de átomos pesados de uranio.

En España, su uso comenzó en 1969 y creció a partir de la crisis del petróleo. Pero, desde 1984, su expansión se paralizó (moratoria nuclear), debido a la oposición de la opinión pública ante los problemas que comporta: la dependencia externa en el abastecimiento del uranio y en la tecnología; el riesgo de accidentes, a pesar de los sistemas de seguridad existentes, y el almacenamiento de un número creciente de residuos radiactivos de prolongada actividad, que por el momento se realiza en la mina de El Cabril (Córdoba). Su futuro es incierto: algunas centrales anticuadas deberán desmantelarse y existe un debate entre quienes la rechazan y quienes la defienden alegando las mejoras tecnológicas y en seguridad, la no emisión de CO2, y los incrementos del precio del petróleo.

La producción nuclear se realiza con uranio importado de Níger, tras el cierre de las minas de Saelices (Salamanca), y abastece el 100% de las necesidades nacionales.

Su destino principal es producir electricidad en ocho centrales nucleares, cuya localización responde casi exclusivamente a decisiones políticas. Además, se emplea en medicina (radiología y radioterapia).

b) Energía nuclear de fusión

La energía nuclear de fusión está en experimentación. Consiste en la unión de isótopos ligeros de hidrógeno (deuterio o tritio). El problema es que la fusión requiere temperaturas de cien millones de grados centígrados y no se han resuelto el inicio y el control de la reacción nuclear. España cuenta desde 1998 con una instalación experimental en Madrid para investigar cómo obtenerla, y participa en el proyecto internacional ITER de construir un reactor capaz de producirla y de ser viable económicamente.

Energía Hidráulica

La energía hidráulica procede de un recurso renovable: el agua embalsada en presas y lagos, que se hace saltar por tuberías y mueve turbinas conectadas a un generador que transforma la fuerza mecánica en electricidad.

Entre 1940 y 1970 tuvo gran desarrollo; pero desde entonces se encuentra estancada ante la primacía de la termoelectricidad. En el futuro no se esperan grandes incrementos.

La producción se localiza en zonas con desniveles topográficos y ríos caudalosos, como el norte peninsular, el Pirineo, algunas montañas del interior peninsular y, sobre todo, en la caída de los ríos Duero y Tajo en la frontera con Portugal. La producción presenta grandes fluctuaciones en función de la hidraulicidad o pluviosidad anual.

Su destino principal es la producción de electricidad en centrales hidroeléctricas situadas al pie del salto de agua. Este uso compite con otros, como el regadío agrario o el abastecimiento urbano.

Fuentes de Energía Renovables

Las fuentes de energía renovables proceden de recursos inagotables, son limpias y muestran una elevada dispersión, que permite utilizarlas en lugares diversos.

Su uso comenzó a partir de la crisis del petróleo, que exigió reducir la dependencia energética y aumentar el autoabastecimiento.

La producción de energía a partir de fuentes renovables ofrece en España condiciones favorables, por la diversidad de su medio natural.

Su destino principal es producir energía eléctrica, térmica o mecánica.

  1. Minicentrales hidráulicas: son centrales de poca potencia, que utilizan el salto de ríos o de canales de riego para producir electricidad. Predominan en Cataluña, Galicia, Aragón y Castilla y León.
  2. Energía de biomasa: se obtiene de residuos biológicos agrícolas, ganaderos y forestales y de los subproductos de las industrias agroalimentarias y de la madera. Estos residuos, al quemarse, proporcionan energía térmica o eléctrica y, al fermentar, biogás. En España predomina la producción térmica, aunque se está fomentando la co-combustión o combustión conjunta de la biomasa con el carbón en las centrales existentes. Las comunidades con más implantación de la biomasa son ambas Castillas y Andalucía. Además se está desarrollando la llamada “biomasa verde” o cultivos energéticos destinados a producir biocarburantes para el transporte (bioetanol a partir de cereales y remolacha y biodiésel a partir de girasol y colza).
  3. Energía eólica: utiliza la fuerza del viento para producir energía mecánica o eléctrica. Su crecimiento ha sido espectacular gracias a la progresiva reducción de los costes. Los parques eólicos se sitúan en zonas con vientos intensos, constantes y regulares, que coinciden con las cumbres montañosas y con la costa. Por eso se centran en el litoral gallego, Tarifa, las serranías del sistema Ibérico y comunidades que han apostado por ellos, como Navarra, Canarias, ambas Castillas y Aragón.
  4. Energía solar: usa el calor y la luz del sol. Las centrales solares térmicas utilizan placas para calentar el agua y las calefacciones domésticas, sobre todo en Andalucía, Cataluña, y Baleares. Las centrales termoeléctricas utilizan espejos para producir vapor, como la central de Sanlúcar la Mayor (Sevilla), que será la más potente de Europa. Las centrales fotovoltaicas utilizan paneles de silicio para convertir directamente la luz solar en electricidad en grandes centrales o en pequeñas instalaciones rurales, formando, en ocasiones, huertas solares.
  5. Energía geotérmica: usa el vapor o el agua caliente subterránea. En España es muy escasa y tiene solo un uso térmico para la calefacción de invernaderos (Murcia), viviendas (Ourense) y balnearios.
  6. Energía mareomotriz: utiliza la fuerza del agua del mar. En España se están construyendo centrales experimentales para aprovechar la fuerza de las olas frente a las costas de Santoña (Cantabria) y en el puerto de Mutriku (Gipuzkoa).

El Panorama Energético en Navarra

El panorama energético en Navarra resulta muy similar al del conjunto de España y, como este, se caracteriza por la gran dependencia del petróleo como fuente de energía primaria y, en general, por una fuerte dependencia del exterior en todos los combustibles fósiles.

Ante esta situación de dependencia energética, las autoridades administrativas en Navarra impulsaron en la década de los 90 el desarrollo de energías alternativas y, en concreto, energías renovables. Navarra fue pionera en la creación de empresas dedicadas a la producción de energías renovables, de manera que hace 20 años se inauguró el primer parque eólico (El Perdón) utilizando una tecnología novedosa. Posteriormente le siguieron nuevas actuaciones en el campo de la energía, de las renovables como la solar, el biogás, los biocombustibles, etc. Este desarrollo de la industria energética se ha visto también acompañado por el desarrollo de la investigación en este campo, creándose el Centro Nacional de Energías Renovables (CNER), un centro de referencia en el desarrollo de las energías renovables ubicado en el polígono tecnológico de Sarriguren.

Las Energías Renovables en Navarra

Desde los años 90, la colaboración entre la administración pública de Navarra y empresas privadas ha dado como resultado la instalación de centros de producción energética por toda Navarra. Iberdrola, Gamesa y Acciona Renovables son empresas que han arraigado en la comunidad a pesar de la situación de crisis que el sector energético vive en estos momentos.

Las energías renovables en Navarra generan más del 20% del consumo energético total, que supone más del 80% de la energía eléctrica que se consume en Navarra. En este sentido, Navarra ya cumple con los objetivos de producción energética renovables señalados por la UE para la década de los 20.

Dentro de la producción energética renovable destaca en primer lugar la producida por los cuarenta parques eólicos distribuidos por toda la geografía en Navarra. A continuación, y a gran distancia, les sigue la producida por la energía hidráulica por medio de algunos embalses como los de Irabia, Alloz, o Itoiz, y últimamente también por las aportaciones de las minicentrales hidroeléctricas. También ha adquirido gran desarrollo la energía solar fotovoltaica en las conocidas como Huertos Solares, pero su contribución a la producción energética resulta mucho menos importante y además en estos momentos se encuentra en situación crítica por los recortes a las subvenciones a las energías renovables. Cabe mencionar también, aunque su contribución a la producción energética resulta muy modesta, la planta de producción de biomasa instalada en Sangüesa y la de biodiésel situada en Caparroso, que utiliza aceites desechados. Existen también proyectos para generar energía eléctrica a partir de la metanización de basuras y desechos en plantas situadas en la comarca de Pamplona (Arazuri y Góngora).