El agua es esencial para la vida y para numerosas actividades humanas. En Canarias, la principal problemática radica en su escasez, lo que ha condicionado el desarrollo económico del archipiélago a lo largo de la historia. El abastecimiento de agua se realiza a través de tres tipos fundamentales de recursos hídricos: aguas superficiales, aguas subterráneas y aguas de producción industrial (desaladoras y depuradoras).
Aguas Superficiales en Canarias
Las aguas superficiales no son tan importantes en el archipiélago como lo son en el resto de España, estando constituidas principalmente por torrentes muy irregulares y por arroyos alimentados por manantiales o fuentes, que han sufrido una paulatina desaparición. Este agua se aprovecha mediante la construcción de presas y otros sistemas tradicionales de captación (balsas, gavias, nateros…). La elevada pendiente y permeabilidad de los terrenos de algunas islas, como Tenerife, dificulta en gran medida la construcción de embalses para su captación y almacenamiento. Las islas de Gran Canaria y La Gomera son las que disponen de mayor capacidad de agua embalsada, porque sus suelos son más impermeables. Aún así, el agua superficial tiene importancia económica en algunas zonas agrícolas, donde la cosecha depende de que el agua de lluvia haga correr los barrancos. Son muy pocos los cauces que llevan agua todo el año, como el barranco del Infierno en Tenerife o el arroyo del Cedro en La Gomera.
Aguas Subterráneas
Las aguas subterráneas proceden de los acuíferos, representando casi el 80% de los recursos hídricos de las islas. Este hecho se debe a que la capa superficial del suelo, de roquedo volcánico, favorece la infiltración del agua, que se acumula en capas inferiores, de sustrato impermeable. Cada isla constituye un acuífero único e independiente del resto, donde el agua se extrae en su mayoría de forma artificial mediante galerías y pozos y, en menor medida, de manera natural en nacientes o manantiales. Los acuíferos en Canarias han sido sobreexplotados a lo largo de los años, corriendo el riesgo de descenso de su nivel y, por tanto, de salinización.
Aguas de Producción Industrial
Las aguas de producción industrial tienen muchísima importancia en Canarias y su uso va en constante aumento, siendo prácticamente, en las islas más orientales, la única forma de obtener agua para la agricultura. El archipiélago canario fue una de las primeras regiones del mundo en aplicar tecnologías de desalación, casi de forma obligada, debido al elevado castigo que han sufrido las islas por la escasez de agua a lo largo de la historia.
Problemas Relacionados con el Abastecimiento de Agua
Los principales problemas relacionados con el abastecimiento del agua se centran en la sobreexplotación y la contaminación. Para mitigar el problema, existe un programa de control del agua subterránea, se fomenta la desalación, se reparan las fugas en la red y se ha incrementado considerablemente la reutilización del agua depurada para el riego agrario y de jardines, la limpieza de calles, los sistemas de refrigeración y otros usos industriales. Además, Canarias cuenta con una Red de Control de Calidad del Agua.
Régimen de Propiedad y Gestión del Agua
La ya mencionada escasez de agua ha determinado el régimen de propiedad y gestión de este recurso. Desde la conquista del archipiélago, se realizan los repartimientos tanto de tierra como de agua. Los beneficiados se convirtieron en grandes propietarios, que pasaron a conformar el grupo dominante en la sociedad canaria. Desde entonces, las heredades de agua o heredamientos aglutinarán a los propietarios del agua, denominados como aguatenientes, germen de la futura oligarquía isleña. Hasta el siglo XIX, los recursos utilizados eran las aguas superficiales, tanto de nacientes como corrientes estacionales.
Normativas sobre la Propiedad del Agua
A lo largo del siglo XIX se aprueban sucesivas normativas que intentaban regular la propiedad del agua, hasta que a finales del mismo (1879), surge la Ley de Aguas que se mantendría vigente en sus aspectos básicos hasta la década de los ochenta del siglo pasado y que permitía el acceso de la iniciativa privada a la posesión de importantes caudales, al tiempo que reconocía el derecho de los propietarios privados a explotar los recursos del subsuelo de sus fincas. A partir de ese momento, se inicia el proceso de alumbramientos de agua mediante la excavación de galerías y pozos, acompañado por la construcción de la infraestructura para su canalización. La actual ley autonómica define el marco legal actual en materia de aguas para Canarias, regulando las aguas terrestres superficiales y subterráneas, cualquiera que sea su origen, así como regula el régimen de concesiones y autorizaciones, la captación y alumbramiento y el transporte del agua, todos ellos elementos de gran importancia en el pasado, pues el poder de los aguatenientes residía en la propiedad tanto de los recursos como de la red de transporte, primando la subordinación de dichos elementos al interés general, ya que se trata de un bien que debe estar disponible en la cantidad y calidad necesarias, siempre en el marco del respeto al medio ambiente de las islas.