Los Recursos Hídricos en España
El agua es esencial para la vida y para numerosas actividades humanas. El balance hídrico diferencia entre la disponibilidad y el consumo del agua. En España, la fuerte evaporación hace que solo quede disponible el 32% del agua.
Existe un desequilibrio entre los recursos disponibles y la demanda. La disponibilidad depende de las precipitaciones, que presentan una distribución desigual, tanto estacional como territorial, concentrándose en el norte de la península. La demanda, por su parte, depende del volumen de la población y del consumo agrario, industrial y turístico, especialmente elevado en el arco mediterráneo, donde los recursos son escasos e irregulares.
Las cuencas excedentarias se localizan en el norte y noroeste de la península, mientras que las cuencas mediterráneas presentan un déficit. Además, cada año se pierde un volumen importante de agua debido al riego agrario ineficiente y a las fugas.
Aprovechamiento y Gestión de los Recursos Hídricos
Resulta imprescindible un adecuado aprovechamiento y gestión de los recursos hídricos. Las obras hidráulicas son infraestructuras destinadas a la captación, transporte, distribución y saneamiento del agua. Los embalses, grandes extensiones de agua almacenadas artificialmente detrás de una presa, han aumentado desde principios del siglo XX. Se utilizan para la producción de electricidad, el regadío agrario y el abastecimiento urbano e industrial. Sin embargo, presentan problemas: son caros, provocan impacto social (inundación de pueblos) y alteraciones medioambientales al modificar el caudal del río.
Las plantas desalinizadoras obtienen agua dulce a partir del agua del mar para uso doméstico e industrial. España ocupa el primer lugar de la Unión Europea en desalinización. Los problemas de las plantas desalinizadoras son sus elevados costos y su alto consumo energético en obras, transporte y distribución.
Vertientes Hidrográficas de la Península Ibérica
Cuencas Fluviales y Vertientes Hidrográficas
Las cuencas fluviales peninsulares están separadas por divisorias de agua, formadas por relieves montañosos que las delimitan (ejemplos: Duero, Tajo, Júcar y Guadiana). Las vertientes hidrográficas son el conjunto de cuencas cuyas aguas vierten al mismo mar. En la Península Ibérica, existe una gran asimetría entre la vertiente atlántica/cantábrica y la mediterránea, debido a la inclinación de la meseta hacia el oeste.
Características de los Ríos por Vertiente
- Vertiente Cantábrica: Ríos cortos, con gran fuerza erosiva y desnivel. Caudalosos y de régimen regular, con abundantes precipitaciones. Se han construido embalses para producción hidroeléctrica.
- Vertiente Atlántica: Excepto pequeñas cuencas gallegas y andaluzas, los ríos son largos, con escasa fuerza erosiva (excepto en barrancos). Caudal abundante (con numerosos afluentes) y régimen irregular (estiajes en verano y crecidas en otoño y primavera).
- Vertiente Mediterránea: Excepto el Ebro, los ríos son cortos, con erosión violenta y caudal escaso. Régimen muy irregular (estiajes en verano y crecidas catastróficas en otoño por lluvias torrenciales). Se construyen embalses para regular el caudal y suministrar agua.
Torrentes: Cursos intermitentes que solo llevan agua cuando llueve; gran parte del año, sus cauces (ramblas) permanecen secos.
Erosión y Desertificación en España
La erosión y la desertificación son dos problemas relacionados. La erosión es el desgaste del suelo, motivada por la acción del agua y del viento, con causas naturales y humanas.
Causas de la Erosión
- Naturales: Carácter torrencial de las precipitaciones, aridez y sequías, que provocan una escasa cubierta vegetal protectora.
- Humanas: Deforestación (talas e incendios), prácticas agrícolas inadecuadas (cultivos en pendiente, falta de descanso del suelo), ganadería (pastoreo excesivo, abuso de sustancias químicas).
Consecuencias de la Erosión
- Menor biodiversidad.
- Aguas sedimentarias y menos disponibles.
- Menor fertilidad agrícola.
- Mayor riesgo de inundaciones y deslizamientos.
En España, el 25% del territorio sufre de erosión alta o media. Las zonas críticas son la costa mediterránea y el valle del Guadalquivir.
Desertificación
La desertificación es la degradación de tierras áridas y semiáridas. Tiene causas naturales (erosión y aridez) y humanas (incendios y sobreexplotación de recursos). Sus consecuencias son la pérdida de biodiversidad y fertilidad, el abandono de terrenos y la inmigración. Afecta al 6% del suelo español, principalmente en el sureste y Canarias.
Medidas contra la Erosión y la Desertificación
Se ha creado la RESEL (Red de Estaciones de Seguimiento de la Erosión y la Desertificación) para implementar planes frente a sequías e incendios, restauración hidrológico-forestal, prácticas agrarias sostenibles, explotación racional de los recursos hídricos y rehabilitación de áreas afectadas. España mantiene un compromiso con Naciones Unidas a través del Proyecto LUCDEME y el Plan Nacional contra la Desertificación.
Alteración, Sobreexplotación y Contaminación del Agua
Alteración de la Morfología Fluvial
Causas: Alteración de cauces fluviales, lagos y humedales; eliminación de la vegetación de ribera (que protege de la erosión); acumulación de escombros y basura; actividades agrarias; extracción de áridos; urbanización e infraestructuras.
Consecuencias: Aumento de la erosión fluvial; mayor riesgo de inundaciones; pérdida de capacidad de regulación de crecidas.
Soluciones: Recuperación de la vegetación de ribera; corrección de cauces y vertientes; profundización de cauces de lagos; tareas de limpieza.
Sobreexplotación de las Aguas
Causas: Aumento del consumo agrario; precios bajos del agua; pozos ilegales en acuíferos.
Consecuencias: No se alcanzan los caudales ecológicos; riesgo de desecación o salinización (por concentración de sales o intrusión marina).
Soluciones: Controlar la captación de agua; ahorrar agua (reducción del consumo, reparación de fugas); eliminación de azudes y presas obsoletas.
Contaminación de las Aguas
Causas: Vertidos agrarios (nitratos de fertilizantes); vertidos industriales (productos tóxicos y metales pesados); lavado de tanques de barcos y accidentes de petroleros (ejemplo: desastre del Prestige en Galicia, 2002).
Zonas afectadas: Acuíferos contaminados por nitratos (cuencas del Guadiana, Guadalquivir, Júcar); zonas con intrusión marítima; costas cercanas a ciudades o rutas petroleras (Galicia).
Consecuencias: Contaminación de ecosistemas acuáticos; eutrofización; daños a la salud humana (consumo de pescado con metales pesados); afectación al turismo; pérdida de calidad del agua.
Soluciones: Cumplir la Directiva Marco del Agua de la Unión Europea; prevención (control de vertidos, revisión de autorizaciones, incorporación de elementos que eliminen fósforo y nitrógeno); control (estaciones de control de calidad, declaración de zonas vulnerables); conservación (uso racional, recuperación de humedales, creación de áreas protegidas, programas de voluntariado).