Contexto Histórico y Cultural de Atenas en el Siglo V
La época de esplendor de Atenas se sitúa en el siglo V a.C. El demos (pueblo) se convierte en poderoso gracias a la democracia. Esto se debe a que, tras derrotar a los persas en diferentes batallas, los atenienses sienten la necesidad de tener sus propias leyes, surgidas del ágora, es decir, la asamblea pública. Esta democracia no hubiera sido posible sin la aparición de Pericles, quien impulsó la justicia social y una mayor intensidad a la vida política, creando un sentimiento en los ciudadanos de consagración a la polis y sus instituciones. Pericles crea importantes reformas legislativas que recortan poderes del consejo de aristócratas o Areópago en beneficio de la Asamblea, en la cual los ciudadanos pueden intervenir.
Atenas vive un pleno apogeo cultural. Aparecen las artes, las letras y la filosofía. El espíritu democrático existente promueve la participación del pueblo en el progreso cultural, al cual se le educa el gusto estético al ofrecerse grandes monumentos públicos y se le estimula para que disfrute de las grandes obras de la poesía trágica y cómica. También podríamos decir que en este siglo se llega a la culminación de la tragedia griega y del género histórico con autores como Eurípides y Sófocles. Herodoto y Tucídides fundan el saber histórico como seña de identidad colectiva del pueblo. La ciudad de Atenas obtiene la hegemonía sobre las demás polis, pero posteriormente habrá conflictos asociados con polis aliadas como Esparta y Siracusa, lo que provocará las guerras del Peloponeso, que transcurrieron durante los últimos 30 años del siglo V a.C.
Platón nace en el 427 a.C. en medio de una confrontación entre Atenas y Esparta, en las Guerras del Peloponeso. Atenas es derrotada y se acentúa la crisis que fue iniciada con la guerra, por lo que los aristócratas instauran la Tiranía de los Treinta, la cual acaba con los derechos democráticos y desemboca en una guerra civil. Quizás fue esta inestabilidad política la que animó a Platón a participar en la política, aunque ya anciano, diría que se había quedado desencantado. Tras conocer a Sócrates, todos sus planes cambiaron y acusó a la política ateniense de estar ciega, ya que habían condenado a Sócrates a la pena de muerte. Tras la muerte de Sócrates y con la democracia recién instaurada, Platón decide refugiarse en Mégara. Posteriormente, viaja a Siracusa para intentar influir en el gobierno del tirano Dionisio I. Tras fracasar en esta aventura política, Platón vuelve a Atenas y funda la Academia, donde se dedicará durante veinte años a la enseñanza. Regresará dos veces más a Siracusa con el mismo objetivo, hasta que el asesinato del sobrino de Dionisio I le hará desvincularse definitivamente de la política.
Durante la primera mitad del siglo IV a.C. la situación política sigue inestable. El esplendor cultural ya ha pasado, y ya no hay monumentos ni literatura de relevancia, salvo las comedias de Aristófanes o la obra historiográfica de Jenofonte. Pero esta crisis no es completa. Praxíteles, Escopas y Lisipo introducen en escultura el ‘’estilo bello’’. La retórica llega a su esplendor con Isócrates y Demóstenes.
La vida intelectual de Platón estuvo ligada al tema de la organización de la ciudad. La fundación de la Academia significó un momento culminante, al poder preparar en ella, con la reflexión, la crítica y la adquisición de conocimientos, a los gobernantes para un futuro sin injusticias ni desórdenes. La filosofía surgía en Platón como una necesidad de dar respuesta al reto de una sociedad desorganizada, comenzando aquí la búsqueda de ese estado ideal que culminará en La República y en Las Leyes.
Contexto Filosófico e Influencias en Platón
Para entender la filosofía de Platón, es necesario conocer la influencia que le afecta, de pensadores desde dos siglos antes hasta sus contemporáneos. En primer lugar, los físicos de Mileto, que se preocuparon por buscar el principio que sustenta lo real. Para ello utilizan la palabra arjé y determinan que la diversidad de las cosas surge de un solo elemento: el agua para Tales, el apéiron para Anaximandro, el aire para Anaxímenes. Eran monistas.
Más de 100 años antes, los Pitagóricos: “el cambio continuo del mundo está condicionado por una armonía matemática”. Mientras que el mundo cambia, las realidades matemáticas eran permanentes. También le dieron importancia al alma concebida como eterna y prisionera del cuerpo, que sobrevivió en sucesivas transmigraciones.
Otro pensador importante fue Heráclito. Este defendía “todo cambia, nada permanece”. Con esto explicaba que la realidad es un devenir y la lucha de los contrarios es el arjé. Para exponer su postura recurre al fuego, al que atribuye cualidades extraordinarias del elemento natural. También definió la concepción de alma, donde muestra el dualismo universal una vez más.
Un filósofo importante en la ideología platónica fue Parménides, quien distinguió una teoría del ser y una sobre el conocer. En la primera deduce las características de este: único, eterno, inmutable y completo. Estos servirán para las ideas de Platón.