Economía y Organización Social
Las relaciones de producción en el siglo XVI eran capitalistas. Se había dado ya el paso de una sociedad cerrada y estamental a otra abierta y competitiva. Se había producido una evolución paulatina. El mercado local había sido sustituido por la economía monetaria. El campesino medieval iba siendo sustituido por el trabajador que trabaja a cambio de un salario. El dinero se convertía en una fuerza omnipotente.
Las ciudades experimentaban un gran auge, como centros de producción, intercambio y comercio. El comercio y, en consecuencia, la circulación monetaria, así como las vías y medios de comunicación iban creciendo. Los bancos y los banqueros poseían cada vez más relevancia y más poder.
La burguesía era la clase social ascendente, se enriquecía con sus actividades y tendía a imitar a los grandes señores comprando tierras y viviendo de las rentas. Adquiría, pues, los rasgos de una clase dominante. La aristocracia se acomodaba a los nuevos tiempos y se vinculaba en muchos casos con la alta burguesía.
Políticamente, se configuraba un estado centralista y poderoso, que eliminaba fronteras comerciales interiores, unificaba legislaciones e impuestos y creaba un mercado interior único que permitía el desarrollo e intercambio de la producción. Ello se concretaba en el absolutismo monárquico y en la aparición de ejércitos de soldados profesionales. Aparecían las ideologías nacionalistas, que tan características serán del mundo moderno.
Se producían unas fuertes tensiones: revoluciones de campesinos y otros asalariados urbanos, guerras constantes entre las nuevas naciones europeas, ruptura en el seno de la Iglesia de Roma y aparición del protestantismo, etc.
Pensamiento y Cultura en el Siglo XVI
El Renacimiento se define como el periodo cultural y social posterior a la Edad Media. Alude al renacer de los estudios clásicos y a la veneración por los autores grecolatinos. El Humanismo es el movimiento cultural iniciado en Italia que, considerando al hombre centro del universo, dedica sus esfuerzos al estudio de las letras humanas.
La cultura, las letras y las ciencias eran una necesidad de los tiempos y favorecían al ejercicio de la política y justificaban la nueva organización social. Los reyes concedían privilegios a las universidades porque cumplían una función necesaria para la sociedad.
Los rasgos más significativos de la cultura renacentista están en consonancia con la mentalidad burguesa. Se destaca la dignidad del hombre, centro del mundo y dueño de sus destinos.
Estamos ante el típico individualismo burgués. Ello explica el intenso vitalismo que se manifiesta tanto en el arte y en la literatura de este periodo como en el esplendor casi pagano de cortes y palacios. Se canta al amor y a los placeres. El racionalismo, por tanto, será un rasgo distintivo de la nueva época. La confianza en el poder de la razón explica el nacimiento de la idea de progreso. Se considera, entonces, que el saber puede hacer mejor al hombre.
Las ideas neoplatónicas tienen influencia en el pensamiento renacentista. Según los filósofos neoplatónicos, la realidad material es una manifestación de un orden espiritual superior, que el hombre pretende alcanzar. El aprovechamiento de todas las potencialidades humanas se dirige primordialmente al enriquecimiento, a atesorar bienes y propiedades. Por ello, pronto surgirá la insatisfacción en el intelectual humanista, que lo llevará a proponer profundas reformas.
Carácter claramente reformista tendrán también las ideas del holandés Erasmo de Rotterdam, probablemente el más importante humanista del Renacimiento. Pasa revista a todas las cuestiones sociales, políticas y religiosas del momento. Erasmo propugnaba una religión pura.
El deseo de una renovación religiosa culminará pronto en la fragmentación de la iglesia cristiana con el auge de la reforma protestante promovida por Martín Lutero. El luteranismo proponía como ideal la vuelta a la pureza evangélica en la lectura personal de los libros sagrados.
Ante estas propuestas de renovación religiosa, la iglesia católica provocó a mediados de siglo el Concilio de Trento. Esta reacción dará lugar a un movimiento religioso y político denominado Contrarreforma, en el que desempeñó un importante papel la poderosa España y la orden religiosa de los jesuitas.
El Siglo XVI: Una Época de Transformación
El siglo XVI fue una época de cambios trascendentales en todos los órdenes. Figuras como Copérnico, Kepler y Galileo destacaron en el campo científico. Pintores y escultores como Rafael, Miguel Ángel, y Fray Angélico. Y escritores como Bembo, Ariosto, Castiglione, Maquiavelo y Shakespeare en Inglaterra.
El hombre como centro del universo se descubre capaz de obrar y hacer. Es su actividad la que produce el mundo. Literatura y arte son bien representativos de la ideología burguesa ascendente.
Se promociona el uso de las lenguas vulgares, se intenta llegar al mayor número de lectores y de ahí el empleo de la lengua vernácula. La cultura se va convirtiendo en coto cerrado de los entendidos, los intelectuales humanistas, y el latín es, en este sentido, el idioma apropiado para entenderse entre ellos por encima de las fronteras.