Filosofía Griega: De la Grecia Clásica al Cristianismo

Filosofía Griega: De la Grecia Clásica al Cristianismo

Aristóteles y la Academia Platónica

Aristóteles nació en el año 384 a. C. en Estagira (Macedonia) y murió en el año 322 a. C. en Calcis de Eubea. En el año 367 a. C., Aristóteles ingresó en la Academia platónica, donde permaneció durante veinte años (hasta el 347 a. C.). Durante este tiempo, Platón se dio cuenta de que Aristóteles tenía amplios conocimientos sobre muchas de las materias que se impartían en la Academia, e incluso llegó a ser profesor durante algunos años. En la Academia reinaba un espíritu abierto y se fomentaba el desarrollo de los intereses personales. Sin embargo, tras esos años, Aristóteles tuvo que abandonar la Academia debido a las presiones de los partidos antimacedónicos.

Aristóteles regresó a Pella en el 343 a. C. para ser tutor de Alejandro, hijo de Filipo. En el año 338 a. C. tuvo lugar la Batalla de Queronea, donde Filipo II, rey de Macedonia, conquistó Atenas y Tebas, dominando así el mundo helénico. En el 336 a. C., tras la muerte de Filipo, ascendió al trono su hijo Alejandro (353-323 a. C.), quien expandió su poder por Egipto y Persia, llegando hasta la India. En el año 335 a. C., Aristóteles fundó el Liceo, lo que contribuyó a que Atenas se convirtiera en una ciudad con una gran riqueza filosófica. Además, en esta época comenzó a surgir una mayor preocupación por las cuestiones morales. En el año 323 a. C. murió Alejandro Magno, lo que provocó sublevaciones en los territorios conquistados, incluyendo Atenas.

Escuelas Helenísticas

A partir del último tercio del siglo IV a. C. proliferaron las Escuelas Filosóficas Helenísticas, que seguían el modelo de la Academia o el Liceo.

Esta época abarca desde el 323 a. C. (muerte de Alejandro) hasta la Batalla de Accio en el 31 a. C. Estas Escuelas Helenísticas mostraron un gran interés por la búsqueda de una vida feliz. La filosofía se convirtió en el arte del buen vivir y el objetivo principal era alcanzar la felicidad mediante la serenidad de espíritu, libre de toda perturbación.

Estoicismo

Una de las Escuelas Helenísticas más importantes fue el Estoicismo, una doctrina que proponía la apatía (carencia de pasión), ya que consideraba que las pasiones eran la causa del sufrimiento. La apatía, a su vez, traería como consecuencia la ataraxia o imperturbabilidad de ánimo. Entre los defensores de esta doctrina se encuentran Lucio Anneo Séneca (4 a. C.-65 d. C.), el esclavo Epicteto (60-110 d. C.) y el emperador Marco Aurelio (121-180 d. C.). El planteamiento estoico de la suprema dignidad de todo ser humano igualaba al esclavo Epicteto con el emperador Marco Aurelio. Según esta doctrina, por un don llamado Gracia, Dios viene a morar en el hombre, quien se vuelve libre y cambia sus pecados por amor.

Neoplatonismo y Eclecticismo

Además del Estoicismo, la Academia platónica se dividió en dos grupos: por un lado, la Academia Nueva, que derivó hacia el neoplatonismo con Plotino (205-270 d. C.), y por otro, hacia el eclecticismo con su máximo representante, Cicerón (106-43 a. C.). La hipóstasis es una obra de Plotino que habla de los tres principios fundamentales: el Uno, el Nous y el alma (Padre, Hijo y Espíritu Santo).

El Neoplatonismo representó una de las mayores influencias en la configuración de la nueva filosofía cristiana. Plotino planteaba la existencia de lo real como emanado de lo Uno (monismo-pitagóricos), que es trascendente al mundo físico, y que los seres tenderán a reunirse con él. Además, planteaba la dualidad de lo real con el desprecio a lo sensible, que en el cristianismo se asociará al pecado, la idea del demiurgo y la purificación del alma.

El Cristianismo y la Filosofía

La aparición del cristianismo supuso una reinterpretación de la concepción del mundo. En las comunidades judías de Palestina, a finales del siglo I, destacaba el anhelo del mesías, largamente esperado por el pueblo judío. Una de las ideas que chocaba con el planteamiento griego era la creación. Los Apologistas (siglo II d. C.) y los Padres de la Iglesia (siglos III-VIII d. C.) tenían como principal preocupación la salvación de la humanidad: lo divino está en lo humano y eso lo sabemos a través de la fe, que es la forma de conocimiento de las verdades primeras. Esto consiste en creer sin razonar el dogma de los evangelios: “credo ut intelligan” (creo para entender).

A partir del 313, con el Edicto de Milán, promulgado tras la conversión de Constantino el Grande un año antes, el cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio Romano.

San Agustín de Hipona

La vida de San Agustín de Hipona (354-430 d. C.) transcurrió durante la decadencia y posterior destrucción del Imperio Romano. En el 410 d. C., el godo Alarico saqueó Roma, lo que llevó a San Agustín a plantearse un nuevo orden que no debía ser terrenal. A la Roma destruida le sucedería la Ciudad Eterna Celestial, y por este motivo, San Agustín escribió “La ciudad de Dios”, una de las obras más importantes del autor.

San Anselmo de Canterbury

San Anselmo de Canterbury (1033-1109 d. C.) sintetizó la idea de que las verdades de la fe no son demostrables, pero se pueden explicar por la razón. Su máxima era “comprender para creer, cree para comprender”.

  • La razón nos ayuda a comprender que creer no es absurdo.
  • La fe nos revela la auténtica verdad, que es inaccesible a la razón.
  • La razón se esfuerza en hacer inteligibles los contenidos de la fe.

La Edad Media

La Edad Media abarca aproximadamente diez siglos (siglos V-XV d. C.). En esta época tuvo lugar la aparición del Islam, cuya máxima expresión está representada por el Califato de Córdoba (912-1035 d. C.). La característica principal de la filosofía medieval consistió en armonizar la fe y la razón. La primera adaptación platónica fue realizada por San Agustín de Hipona. En el siglo XII, Santo Tomás de Aquino (1224-1274 d. C.)…