Historiografía Griega
Herodoto
Herodoto de Halicarnaso representa el comienzo de la historia como ciencia y género literario. Fue un viajero vinculado a Atenas, su patria espiritual, y tuvo contacto con Pericles, Sófocles y Protágoras. El tema principal de su Historia fueron los enfrentamientos entre los persas y los griegos en las llamadas Guerras Médicas, las cuales fueron vistas como el conflicto entre Asia y Europa, Oriente y Occidente. Herodoto se ocupó de la etnografía, religión y curiosidades anecdóticas de griegos y bárbaros. También nos explica el acontecer histórico por la concepción religiosa de “la envidia divina”, donde los dioses destruyen al mortal que pretende sobrepasar los límites inherentes de la condición humana. La voluntad divina decide los acontecimientos humanos y es inútil luchar contra el destino.
Tucídides
Tucídides de Atenas representa la culminación de la historiografía griega. Su Historia tiene como objetivo contar el enfrentamiento entre los atenienses y espartanos, la llamada Guerra del Peloponeso, que conmovió a todo el mundo griego y provocó la desaparición de su imperio. Tucídides no evoca tiempos pasados, sino que cuenta hechos recientes en los que tuvo experiencia directa, como su fracaso como estratego en una misión militar y su condena y exilio de Atenas. La obra finaliza con la guerra y se interrumpe bruscamente con la muerte de su autor. La Guerra del Peloponeso se presenta como una política con interés en el imperio ateniense y con problemas de poder. El motor del acontecer histórico ya no es la envidia divina, sino la lógica interna de los hechos y de las acciones humanas.
Jenofonte
Jenofonte de Atenas fue un escritor polifacético, que trató temas históricos, filosóficos y didácticos. Con su obra Helénicas continúa la obra de Tucídides, y en la obra Anábasis narra su participación en la fracasada expedición de mercenarios griegos para instaurar en el trono de Persia a Ciro el Joven. Escribe en tercera persona; si bien no tiene objetividad, es un buen narrador y experto en cuestiones militares.
Lírica
Entre los siglos VII y V a. C. encontramos en Grecia numerosos poetas que componen poemas cortos de distintos géneros destinados a ser cantados, que agrupamos bajo el nombre de lírica (de “lira”, instrumento de acompañamiento habitual). Esta poesía aparece en sitios diversos de la geografía griega y cada poeta se expresa en su propio dialecto. Estos poetas cultivan un tipo de poesía personal, opuesto al del narrador anónimo e impersonal de la epopeya homérica. Por primera vez, el individuo cobra voz y habla de sí mismo, de sus propias experiencias, o bien de los deseos para su ciudad, en la guerra o en la paz.
- Poesía yámbica: En verso yambo, de efecto ácido y mordaz, era adecuada para las burlas y la sátira vulgar. Su representante más característico es Arquíloco de Paros (s. VII a. C.), soldado mercenario que conoció la guerra como penosa obligación y no como marco de heroicas hazañas. Lejos del ideal heroico, presume con desvergüenza en un poema de haber escapado con vida de un combate tras arrojar cobardemente su escudo, acto deshonroso por excelencia. Su preocupación no era salvaguardar el honor ni el renombre, sino su vida.
- Lírica monódica: Los principales representantes fueron Safo y Alceo (s. VI a. C.). Casi coetáneos, vivieron en la isla de Lesbos, lugar de refinada cultura. Contrasta con la figura de Alceo, de carácter muy masculino, vehemente y belicoso, la poetisa Safo, cuya poesía es melancólica, delicada, de una exquisita sensibilidad femenina. Esta poesía amorosa de Safo, dirigida hacia otras mujeres, ha dado origen a la expresión amor “sáfico” o lesbiano.
- Lírica coral: Poesía compleja cantada por un coro y ligada a representaciones rituales, de tono solemne y barroco, culmina con Píndaro de Tebas y sus Epinicios o cantos a vencedores atléticos de juegos panhelénicos. Los triunfadores de tales juegos encarnaban la excelencia aristocrática, el ideal del grupo social al que Píndaro se dirige en su quehacer poético.
Épica
Género literario escrito en verso, que trata sobre héroes legendarios. Las primeras obras conservadas de la literatura griega son dos poemas épicos atribuidos a Homero: la Odisea y la Ilíada. Se trata de una poesía narrativa, escrita en versos largos, llamados hexámetros. El hexámetro es un metro característico de la poesía épica; consta de seis pies formados por una sucesión de dáctilos (- uu) y espondeos (–), y el último puede ser un troqueo (-u). El género épico en sus comienzos fue cantado por rapsodas a lo largo de los siglos hasta culminar en el siglo VIII con la Odisea y la Ilíada, poemas que se fijaron por escrito. La Antigüedad atribuyó las dos obras a un tal Homero, poeta ciego según la tradición. Nada más sabemos de él y ni siquiera nos consta su existencia.
- La Ilíada: Trata sobre un episodio de la guerra de Troya: la cólera de Aquiles. Aquiles es humillado por el poderoso Agamenón, jefe de la coalición griega contra Troya, y renuncia a seguir combatiendo. Cuando los griegos se ven al borde de la derrota, Aquiles presta su armadura a su amigo Patroclo. Patroclo muere a manos de Héctor, principal guerrero troyano e hijo del rey Príamo. Aquiles vuelve al combate y mata a Héctor. La obra termina con la poética escena de la devolución a Príamo del cadáver de su difunto hijo.
- La Odisea: Nos cuenta el accidentado regreso a su patria de Odiseo (Ulises) tras la toma de Troya. Odiseo, de regreso en Ítaca, da muerte a los pretendientes de Penélope, su esposa, fiel a él durante sus años de ausencia.
- Hesíodo: Otro poeta griego. En su obra Teogonía expone la genealogía de los dioses y la formación del mundo. En su otro poema didáctico, Trabajos y días, se nos describe la vida cotidiana y las labores de un campesino. A pesar de emplear la misma forma literaria (hexámetros), la obra de Hesíodo está muy alejada de la epopeya homérica.