Introducción
El contexto histórico y cultural: Atenas en los siglos V y IV a.C.
Tras las victorias contra los persas, a comienzos del siglo V a.C. —el Siglo de Pericles—, Atenas vivió una época de gran esplendor: político, por la fuerte y definitiva democratización del poder; económico, pues Atenas se encontraba al frente de un auténtico imperio marítimo y comercial; cultural y artístico, ya que se produjo el apogeo de la literatura dramática y de la comedia, así como el despegue del género histórico, de la retórica y una brillante filosofía, a lo que se unió la belleza espectacular de la escultura y arquitectura. Esta cultura tan desarrollada expresaba el sentimiento griego de pertenencia a la comunidad.
En Atenas, entre los siglos V y IV a.C., se desarrolló la filosofía platónica.
Atenas fue derrotada en las Guerras del Peloponeso (431-404 a.C.) y, por influencia de Esparta —la vencedora—, vivió un crudo año de gobierno oligárquico —el régimen de los Treinta Tiranos—, que cometió muchos excesos. Debido a ello, los atenienses volvieron pronto a la democracia, pero un tribunal de justicia permitió la desafortunada condena a muerte de Sócrates (399 a.C.), lo que mostró la debilidad y demagogia de la nueva democracia. En resumen, fue un período político muy agitado y convulso, plagado de crisis y de luchas internas por el poder.
Ciertamente, la democracia, aunque fue una gran conquista del espíritu griego, estuvo aquejada de ciertos problemas: políticos sin escrúpulos, corruptelas, traiciones, casos de demagogia, etc., que la debilitaron. En ese inestable contexto, Platón representa un intento de encauzar hacia un «puerto seguro» (la justicia común a todos) el «ajetreado barco» de la vida griega.
Vida y obra de Platón (427-347 a.C.)
Aristocles, apodado Platón por lo ancho (platys) de su espalda o su frente, nació seguramente en Atenas, en el seno de una familia aristocrática. Recibió lecciones de un discípulo de Heráclito. A los veinte años sucedió un acontecimiento fundamental en su vida: conoció a Sócrates, al que permaneció muy unido hasta el momento de su muerte (Platón tenía 28 años). Se vivían entonces los años más agitados de la vida política ateniense.
Todos estos hechos orientaron de modo definitivo la vida de Platón. Desde joven se sintió inclinado hacia la política. Por su origen familiar, no simpatizaba con la democracia, pero sí con la oligarquía, aunque se alejó de esta última debido al terror y los excesos cometidos por los tiranos —algunos de los cuales eran parientes suyos—. Cuando poco después (399 a.C.) el gobierno democrático permitió la condena a muerte de Sócrates, Platón se orientó definitivamente hacia la filosofía, considerada por él como la única disciplina capaz de aportar la sabiduría precisa para la reforma política y moral.
Tras la muerte de Sócrates, Platón, al igual que otros discípulos, emigró por temor a las represalias. En la Magna Grecia aprendió de los pitagóricos e intentó poner en práctica sus ideas políticas en la corte del tirano Dionisio I de Siracusa, pero fracasó estrepitosamente y fue vendido como esclavo. La ambición de Platón de crear un Estado en el que la muerte de Sócrates —el hombre más sabio y justo que había conocido— fuera imposible quedó relegada de momento. (Lo volvería a intentar en dos ocasiones más, sin éxito).
Una vez liberado, regresó a Atenas y fundó una escuela conocida como la Academia (por situarse en un parque dedicado al héroe Academo), dedicada a la investigación y al estudio en común de las más diversas materias —filosofía, matemáticas, astronomía, física—, inspirándose en las comunidades pitagóricas. Podría decirse que fue la «primera universidad» occidental. Su finalidad era educar a los futuros gobernantes-filósofos, intentando lograr mediante la filosofía lo que sus actividades políticas no habían conseguido: la organización de la polis según el ideal de justicia.
Esto se refleja en sus principales obras, los diálogos, que muestran su modo de filosofar: en compañía de otros, como una búsqueda continua. Platón se sirvió de un método inspirado en el método socrático de la mayéutica, aunque ya llevado al papel escrito; lo llamó dialéctica (término que procede de la palabra «diálogo»). Por todo ello, la filosofía platónica no es nunca un sistema terminado y cerrado, sino una indagación continua de enorme riqueza temática.
Un detalle importante de la obra platónica es el empleo de mitos, de forma que una demostración racional suele ser ejemplificada con un relato mítico (de origen pitagórico o inventado por él mismo). No deben ser tomados al pie de la letra, sino como «conjeturas verosímiles». Constituyen también un elemento literario que convierte los diálogos en bellas obras de arte de la literatura griega.
Etapas de la obra platónica
Se pueden establecer tres momentos en la obra platónica:
- Período de juventud o socrático: Exponen la doctrina del maestro, siguiendo de cerca sus conversaciones. Destacan: Apología de Sócrates, Protágoras, Gorgias.
- Período de madurez o doctrinal: Escribe sus obras maestras. Destacan: Banquete (sobre el amor), Fedón (sobre la inmortalidad del alma), La República (sobre la justicia en el Estado), Fedro (sobre la belleza).
- Período de vejez o crítico: Completa su pensamiento político y realiza una autocrítica. Destacan: Las Leyes, El Político, Parménides, Sofista.
Temática y significado del pensamiento platónico
Platón se distingue por su proyecto del filósofo-gobernante, de clara finalidad política, pues la política constituyó su principal interés, enmarcado en el contexto de los acontecimientos históricos de su tiempo y su ciudad, Atenas.