Los principios empiristas de Hume
Los principios empiristas de Hume se basan en la idea de que todas nuestras ideas son copias de percepciones. Esto le permite construir un criterio de discriminación y un tendedero de asociación de ideas, que es lo que mueve y relaciona las ideas. Hume, al igual que Newton, reduce la asociación de ideas a tres leyes: semejanza, contigüidad y causa-efecto. Además, defiende el nominalismo, según el cual no hay ideas generales, sino ideas particulares vinculadas a términos generales.
Cuestiones de hecho y relaciones de ideas
Hume hace en la Investigación un continuo uso de esta distinción, conocida como el tenedor de Hume, que se encuentra prácticamente ausente en el Tratado. La distinción se inspira en Leibniz: hay dos clases de verdades, las de razón y las de hecho. Las verdades de razón son necesarias y su opuesto es imposible; las verdades de hecho son contingentes y su opuesto es posible. Las verdades de razón no se refieren a la realidad y son innatas. Son tautologías y se basan en el principio de identidad si son afirmativas, o en el de contradicción si son negativas. Todas las verdades matemáticas y las leyes lógicas son de este tipo. En cambio, las verdades de hecho se refieren a la realidad y se basan en el principio de razón suficiente.
Según Hume, a las relaciones de ideas corresponden razonamientos demostrativos; en cambio, a las cuestiones de hecho solo corresponden razonamientos probables.
El problema de la realidad (cuestiones de hecho)
Inmediatamente después de establecer la distinción entre relaciones de ideas y cuestiones de hecho, Hume investiga la naturaleza de la evidencia acerca de cualquier existencia real y cuestión de hecho. Concede, sin más, que bastan las impresiones y la memoria para asegurar la realidad del presente y de nuestro pasado. El problema está en el futuro, ya que sobre él no podemos tener ninguna impresión. Y, sin embargo, hay acontecimientos futuros que parecen absolutamente evidentes. Por ejemplo, si observamos que alguien acerca la mano al fuego, estamos seguros de que se quemará. ¿En qué se basa esta evidencia? Hume da la siguiente respuesta:
- Todos los razonamientos acerca de cuestiones de hecho parecen fundarse en la relación de causa-efecto. Tan solo por medio de esta relación podemos ir más allá de nuestra memoria y sentidos.
- Las causas y los efectos no pueden descubrirse por la razón, sino únicamente por la experiencia.
- Todos los argumentos que se fundan en la experiencia están basados en la semejanza que descubrimos en los objetos naturales, la cual nos induce a esperar efectos semejantes a los que hemos visto seguir a tales objetos.
- La costumbre es la guía de la vida humana. Es decir, la costumbre nos induce a la creencia de que volverá a repetirse el mismo acontecimiento.
La creencia
No podemos tener certeza racional sobre las cuestiones de hecho, sino únicamente creencias. En su existencia en el mundo, la creencia es la guía del ser humano, y no el conocimiento racional, objetivo y cierto. La creencia no es sino un sentimiento de tipo particular que acompaña a una asociación de ideas. Por tanto, la creencia no es una asociación libre, sino una asociación que se impone a la mente.
La ciencia
Hume no trata esta cuestión de un modo sistemático. Pero, en síntesis, su planteamiento es el siguiente:
- Las matemáticas: Versan sobre relaciones de ideas y, por tanto, permiten realizar razonamientos demostrativos absolutamente seguros y ciertos a priori. La concepción de Hume es psicologista, es decir, que las matemáticas no son de carácter lógico, sino que se basan exclusivamente en leyes psicológicas.
- La física: Versa sobre hechos, que reduce a leyes; su finalidad es enseñarnos cómo controlar y regular acontecimientos futuros por medio de sus causas. Así pues, todo cuanto se ha dicho más arriba respecto a las ideas de causa y efecto es aplicable a la física.
- La metafísica: La considera un saber abstruso, dogmático y que conduce a la superstición. Adopta un escepticismo moderado, que no es un escepticismo previo, sino consecuente, fruto de un análisis de nuestras percepciones, y no las cosas directamente, nada nos asegura racionalmente de la existencia de un mundo exterior. Pero sería absurdo negar la existencia del mundo y actuar en consecuencia. Este escepticismo moderado tiene una doble ventaja: nos cura del dogmatismo de los metafísicos y nos impide abordar cuestiones absurdas.
La ética
La ética de Hume es de carácter emotivista y se inspira en F. Hutcheson. Hume rechaza los intentos de fundar la ética en la razón. En primer lugar, la razón es incapaz de mover al hombre; lo que le mueve es la pasión o el sentimiento. En segundo lugar, el bien y el mal morales, los deberes, la virtud y el vicio no son relaciones de ideas ni cuestiones de hecho. Tienen su origen en otro sitio. Así pues, las distinciones morales no se derivan de la razón. Y Hume denuncia una falacia en todos los filósofos que pretenden construir una ética racional naturalista.
Falacia naturalista
Hume critica que no se puede afirmar algo a partir de unas creencias (ser -> deber ser). El sentido que le damos de forma interna hace que consideremos los vicios, que son llevados por las pasiones, como buenos o malos. La percepción es lo que genera la propiedad de bueno o malo. Para Hume, el problema es pasar de enunciados de carácter fáctico a enunciados valorativos.
Ejemplo:
La casa se quema —–> a partir de aquí conclusión ——-> no debo quedarme en casa (el “debo” nos dice que hay una razón para guiar) |La falacia naturalista consiste en pasar de descripciones de hecho a valores|
La teoría política
Los supuestos estado de naturaleza y contrato social son solo ficciones indemostrables. Es la utilidad de los hombres lo que explica la formación de las sociedades a partir de la célula familiar. Y no hay que buscar fundamentación trascendente a la legitimidad del poder: este es un hecho que se fundamenta en hechos. Utilitarismo y positivismo políticos.
Creencia religiosa
Hume realiza una crítica radical a las pruebas de la existencia de Dios. No se puede demostrar que afirmar “Dios no existe” encierra contradicción alguna. El principio de causalidad no permite descubrir la existencia de un Dios único y personal. Por otro lado, el estudio de la historia natural de la religión conduce a Hume a afirmar que el politeísmo precedió al monoteísmo y que este tiene el peligro de conducir a la intolerancia.