Al-Ándalus: Evolución Política y Legado (Siglos VIII-XV)
Introducción
El Islam, religión fundada por Mahoma en Arabia, se extendió rápidamente tras la muerte del profeta. En el 711, los musulmanes desembarcaron en la Península Ibérica, iniciando su conquista. El territorio ocupado, conocido como Al-Ándalus, experimentó cambios a lo largo de los siglos hasta su desaparición en 1492. Su legado cultural en urbanismo, pensamiento y arte es fundamental.
Evolución Política: Conquista, Emiratos y Califato de Córdoba
La Conquista de la Península Ibérica (711)
La inestabilidad en la elección del rey visigodo Don Rodrigo y la petición de ayuda de Agila a Musa, facilitaron la conquista. En 711, el ejército musulmán dirigido por Tariq derrotó a Don Rodrigo en la batalla del río Guadalete. Las tropas islámicas se expandieron rápidamente, tomando Sevilla, Córdoba y otras ciudades del sur. Un segundo ejército, liderado por Musa, conquistó Mérida y, tras unirse al de Tariq en Toledo, los valles del Ebro y del Duero. La conquista fue rápida, dominando casi toda la Península Ibérica en 720, excepto la franja cantábrica. El avance europeo se frenó en los Pirineos tras el fracaso en la ocupación de la Galia.
Causas de la rápida conquista:
- Debilidad de la monarquía visigoda.
- Trato respetuoso de los conquistadores hacia la población hispanovisigoda.
El Emirato Dependiente del Califato Omeya de Damasco (711-756)
Entre 711 y 756, la Península Ibérica fue una provincia del Imperio Islámico, gobernada desde Damasco por la familia Omeya. Al-Ándalus fue dirigida por walíes dependientes del califa de Damasco, estableciendo Córdoba como capital. La ocupación de tierras generó conflictos. Los bereberes se rebelaron, pero soldados sirios del norte de África sofocaron la revuelta y recibieron tierras como recompensa.
La instauración de Al-Ándalus fue gradual. Se organizó el territorio en provincias, se estableció un sistema de tributos, se acuñó moneda (dírhams) y se repartieron tierras: a los árabes el valle del Guadalquivir, a los sirios el valle del Ebro, a los egipcios la zona levantina y a los bereberes la meseta. Esta desigualdad provocó protestas bereberes, que fueron aplastadas. Para evitar nuevas sublevaciones, los bereberes fueron dispersados.
La caída del califato Omeya provocó indirectamente la independencia política de Al-Ándalus. Durante este periodo, se produjeron la batalla de Covadonga (722), donde los cristianos frenaron el avance musulmán, y la batalla de Poitiers, donde los francos impidieron la expansión musulmana.
El Emirato Omeya Independiente del Califato Abasí de Bagdad (756-929)
Una revolución en Damasco, liderada por los Abasíes, acabó con los Omeyas y trasladó la capital del califato a Bagdad. Abderramán I, superviviente Omeya, se refugió en Al-Ándalus y se proclamó emir en 756. Abderramán I rompió lazos políticos con el imperio abasí, mantuvo la capital en Córdoba e inició la construcción de la mezquita. Dividió el territorio en provincias, implementó una administración eficaz y fortaleció el poder militar. Aumentó los impuestos e incautó tierras para financiar un ejército que le permitiera controlar las sublevaciones.
Durante el emirato, hubo fases de tranquilidad y conflicto. Los problemas internos fueron causados por las protestas de los mozárabes y la actitud autónoma de los gobernadores de las marcas. Estos problemas permitieron a los cristianos del norte ocupar la cuenca del Duero, y a los francos ocupar tierras al sur de los Pirineos, creando la Marca Hispánica. Las revueltas urbanas de muladíes, mozárabes y gobernadores crearon un clima de anarquía que favoreció el avance de los reinos cristianos.
El Califato de Córdoba (929-1031)
A principios del siglo X, Abderramán III accedió al poder en una situación complicada. Sofocó rebeliones, conquistó Bobastro y sometió las marcas de Mérida, Badajoz y Zaragoza. Derrotó a los reyes de León y Pamplona y estableció relaciones diplomáticas con Constantino VII y Otón I, imponiendo su autoridad en el norte de África frente al califato fatimí de Túnez.
Se autoproclamó califa en 929, desligándose de Bagdad y convirtiéndose en la máxima autoridad política, militar y religiosa. Restauró la unidad del Estado islámico y fortaleció su estructura:
- Reorganizó la recaudación de impuestos.
- Organizó el gobierno central, encabezado por un hachib y formado por visires.
- Reforzó su ejército mercenario.
Aunque sufrió una derrota en Simancas, su poder fue reconocido por los reyes cristianos, que pagaron tributos. Conquistó Ceuta y Melilla y construyó Medina Azahara.
El califato representó la hegemonía de Al-Ándalus. Abderramán III impulsó la cultura andalusí. Su reinado fue un momento de auge. Su hijo, Alhakam II, continuó su labor, protegiendo la cultura y ampliando la Mezquita de Córdoba.
A su muerte, Almanzor, hachib de Hisham II, asumió el poder. Controló la administración y el ejército, extendió el dominio de Al-Ándalus y reanudó las expediciones contra los cristianos. Amplió la mezquita, pero su muerte inició un periodo de luchas que llevaron a la desaparición del califato. Sus hijos, Abdalmalik y Abderramán Sanchuelo, fueron asesinados. En 1009, una revolución en Córdoba obligó a Hisham II a abdicar, y Medina Azahara fue destruida. Una guerra civil entre grupos poderosos y la intervención de los reinos cristianos llevaron a la abolición del califato en 1031 por un consejo de Notables.
La Crisis del Siglo XI: Reinos de Taifas e Imperios Africanos
Tras la desaparición del califato, Al-Ándalus se dividió en reinos independientes llamados reinos de taifas. Entre los siglos XI y XII, fueron absorbidos por los reinos cristianos. La llegada de los Almorávides y Almohades paralizó temporalmente el avance cristiano.
Primeros Reinos de Taifas (1031)
Los reinos de taifas, gobernados por familias árabes, bereberes y nobles eslavos, eran ricos culturalmente, pero débiles militarmente. Pagaban parias a los reinos cristianos para evitar ser conquistados. La toma de Toledo por Alfonso VI en 1085 llevó a las taifas supervivientes a buscar ayuda en los almorávides.
Al-Ándalus bajo la Dominación de los Imperios Norteafricanos Bereberes
Los Almorávides
Los Almorávides, pueblo bereber con capital en Marrakech, practicaban un Islam riguroso. Dirigidos por el emir Yusuf, conquistaron las taifas, unificando Al-Ándalus y derrotando a los castellanos en Sagrajas (1086) y Uclés. Recuperaron Valencia tras la muerte del Cid. Practicaron la yihad y una fiscalidad islámica primitiva.
Los fracasos frente a los cristianos y las necesidades administrativas les obligaron a aumentar los impuestos, lo que, unido a su rigorismo religioso, les hizo perder apoyo. Atacados por los almohades en el norte de África, descuidaron Al-Ándalus, surgiendo los segundos reinos de Taifas.
Los Almohades
Los Almohades, pueblo bereber con un Islam más ortodoxo, dominaron las taifas, pero no integraron a los andalusíes cultos. Establecieron su capital en Sevilla (construyeron la Giralda) y tomaron Murcia. Derrotaron a Alfonso VIII de Castilla en Alarcos (1195).
En 1212, en la batalla de las Navas de Tolosa, un ejército cristiano (castellanos, navarros, aragoneses, portugueses y caballeros europeos) derrotó al ejército almohade. El estado almohade se desintegró, surgiendo las terceras taifas, que fueron conquistadas rápidamente, sobreviviendo solo el reino de Granada.
El Reino Nazarí de Granada
El Reino de Granada, gobernado por la familia nazarí, fue el único territorio no conquistado. Muhammad I llegó a un acuerdo de vasallaje con Fernando III de Castilla. Era un reino rico, densamente poblado y estable. Resistió la presión cristiana gracias a su ejército, diplomacia, pago de parias y las luchas internas de Castilla.
Mantuvo su independencia hasta 1492, cuando Boabdil entregó las llaves de la ciudad a los Reyes Católicos, finalizando ocho siglos de presencia musulmana en la Península Ibérica.
Organización Política, Social y Económica de Al-Ándalus
Al-Ándalus, influenciada por la cultura árabe, desarrolló rasgos propios. El sistema político evolucionó desde el califato Omeya de Damasco hasta el califato de Córdoba.
Sistema Político
En la época del califato, el poder absoluto residía en el califa. Por debajo estaban el hachib (primer ministro) y los visires (ministros). El caid (jefe militar) dirigía las tropas.
El territorio se dividía en provincias (coras), dirigidas por un wali (gobernador). Las provincias fronterizas (marcas) estaban militarizadas. En las ciudades, había funcionarios con misiones específicas (vigilar el mercado, garantizar la seguridad, aplicar justicia). Los jueces (cadíes) eran expertos en el Corán. Los musulmanes pagaban la limosna, y los no creyentes, un impuesto personal y otro territorial.
Organización Social
La población de Al-Ándalus, estimada en 7 millones de habitantes durante el califato, era heterogénea. A la población visigoda se sumaron bereberes, árabes, sirios, egipcios, eslavos y negros.
Estructura social:
- Aristocracia (principalmente árabes).
- Clase media (comerciantes).
- Clases bajas (trabajadores del campo y la ciudad).
- Esclavos (eslavos, negros o prisioneros cristianos).
La división social se basaba en la religión. Convivían musulmanes, cristianos (mozárabes) y judíos. Los cristianos convertidos al Islam se llamaban muladíes. Las mujeres vivían en situación de inferioridad.
Córdoba fue la principal ciudad. La sociedad andalusí, muy urbanizada, se comunicaba a través de calzadas romanas y puertos. Las ciudades eran centros administrativos, políticos, judiciales y religiosos, así como centros de intercambio. En las ciudades se diferenciaban: la medina (núcleo de la ciudad), el zoco, los alcázares, la mezquita principal y varios barrios.