Análisis Completo de la Guerra Civil Española 1936-1939

La Guerra Civil Española (1936-1939)

La Guerra Civil constituye el hecho más relevante y trágico de la historia de España en el siglo XX. El enfrentamiento entre los grupos tradicionalmente dominantes y las clases populares llegó a un punto crítico durante la II República y culminó en la Guerra Civil. Pero la guerra fue también resultado de las tensiones surgidas en Europa en la década de 1930, tras el ascenso del fascismo en Italia y del nazismo en Alemania.

Inicios del Conflicto: De la Sublevación a la Guerra Civil

La preparación del golpe

Conocidos los resultados electorales de febrero de 1936, las derechas se pusieron manos a la obra para recuperar el poder. En este proceso iba a desempeñar un papel fundamental la extrema derecha, donde destacaban dos grupos: los requetés navarros (carlistas) y la Falange de José Antonio Primo de Rivera. Sin embargo, los grandes protagonistas iban a ser los militares. Sanjurjo, Mola, Goded, Varela y Franco se reunieron en marzo de 1936 en Madrid, donde acordaron derribar, mediante un pronunciamiento, el gobierno de la República. Para llevar a cabo el plan, era necesario que todos los militares participantes salieran a las calles con sus cuerpos de Ejército. Mola, por el norte, y Franco, por el sur (desde África), avanzarían hacia Madrid, donde se encontrarían con el resto.

La sublevación militar

El 17 de julio de 1936, en Melilla, el coronel Yagüe, jefe militar de la Legión, se alzó en armas contra la República. La sublevación se extendió rápidamente al resto del protectorado marroquí. Entre el 18 y el 19 de julio, la mayoría de las guarniciones militares del resto de España se unieron al golpe. Desde Marruecos, el día 18, el general Franco, que ya había asegurado el triunfo de la sublevación en Canarias, toma el mando de las fuerzas de Marruecos. Desde allí se dirigió hacia la Península al frente del ejército de África con ayuda de aviones alemanes. Parte del ejército y de las fuerzas de seguridad se mantuvieron fieles al gobierno republicano, y fue posible sofocar el levantamiento en buena parte de España, si bien los sublevados ya se habían hecho fuertes en Pamplona, Sevilla, Castilla León y parte de Aragón. Tras la sublevación, catorce millones de habitantes poblaban el territorio republicano y once millones vivían en las tierras sublevadas.

La Dimensión Internacional del Conflicto

Ambos bandos enfrentados buscaron suministros y armamento en el exterior. Sin embargo, en septiembre de 1936, a iniciativa de británicos y franceses, se alcanzó un compromiso internacional para aislar el conflicto. Para ello se creó un Comité de No Intervención al que se adhirieron casi todos los países europeos. Este acuerdo, además de perjudicar a la República, fue saboteado por Alemania, Italia y la Unión Soviética principalmente. Los sublevados recibieron ayuda de la Italia fascista y de la Alemania nazi: Legión Cóndor alemana (6.000 hombres y un centenar de aviones), Corpo di Truppe Volontarie italiana (50.000 hombres), portugueses e irlandeses (Los Viriatos y Legión San Patricio) y 70.000 combatientes marroquíes. En cuanto a armamento, recibieron aviones, carros de combate, artillería, fusiles y municiones. Franco construyó un ejército mucho más eficaz que el republicano, mucho mejor armado con esa ayuda, con más mandos profesionales y una tradición militar más efectiva. En el bando franquista, la dirección militar fue estricta, y a finales de noviembre todas las unidades estaban militarizadas y encuadradas en unidades regulares. El gobierno republicano compró armas a la URSS. Stalin aprobó el envío de aviones y carros de combate. De este modo, el gobierno recibió material ruso, fusiles y munición mexicanos y 40.000 voluntarios que compusieron las llamadas Brigadas Internacionales.

Las Fases Militares de la Guerra

De julio de 1936 a noviembre de 1937

Tras el golpe de Estado, las tropas de Marruecos cruzaron el estrecho y llegaron a Cádiz. De Andalucía occidental pasaron a Extremadura y Toledo, quedando a las puertas de Madrid. El ataque contra Madrid resultó infructuoso debido a la resistencia de las milicias populares y al triunfo militar republicano en las batallas del Jarama (febrero de 1937) y de Guadalajara (marzo de 1937). Ante la imposibilidad de tomar la capital, Franco trasladó su ejército al norte donde fue ocupando con lentitud el territorio adversario sin que los contraataques republicanos en otros frentes (Brunete-julio 1937, Belchite-agosto/sept 1937) consiguieran impedirlo. A finales de 1937, habían caído País Vasco (Bombardeo de Guernica), Cantabria, Asturias, Málaga, Granada y Zaragoza.

De febrero de 1938 a marzo de 1939

Seguidamente, los nacionales ocuparon Teruel (febrero 1938). A pesar del intento de los republicanos por defender esta área (Batalla de Teruel-dic. 1937-feb. 1938), los nacionales vencieron y avanzaron hacia la costa mediterránea. En abril de 1938, llegaron al Mediterráneo por Valencia, dividiendo el territorio republicano en dos, lo que hacía más difícil su resistencia. En julio de ese año (1938), los republicanos contraatacaron y mantuvieron abierta una línea de frente en el río Ebro. La victoria nacional en la dura Batalla del Ebro (noviembre 1938), puso de manifiesto el desgaste republicano y acabó por decidir la guerra. Franco pudo llegar a Cataluña y ocuparla totalmente en febrero de 1939 sin encontrar resistencia. El 28 de marzo de 1939, Madrid era ocupada por Franco, tras imponer una rendición total a los republicanos. La guerra había terminado. El 1 de abril de 1939 Franco anunció la victoria de sus tropas. Manuel Azaña había presentado el 27 de febrero su dimisión como Presidente de la República en París.

La Evolución Política de la Zona Republicana

El alzamiento había provocado la inmediata dimisión del Gobierno, dirigido por Santiago Casares Quiroga, y el encargo del presidente Manuel Azaña a Diego Martínez Barrio para formar nuevo gobierno. El fracaso de éste en sus gestiones para paralizar el movimiento insurgente y sus recelos de entregar armas al pueblo lo llevaron también a dimitir el mismo 19 de julio.

El Gobierno de José Giral (julio de 1936-sept. de 1936)

De este modo, Azaña confió a José Giral, de Izquierda Republicana, la inmediata formación de un nuevo gobierno, comenzando entonces la entrega de armas al pueblo.

  • El gobierno presidido por José Giral fue incapaz de imponer su autoridad y quedó desplazado por nuevos centros de poder revolucionario, dirigidos por anarquistas, socialistas o comunistas que tomaron las decisiones por su cuenta. El elemento más significativo de la revolución social desencadenada a partir de julio de 1936, fue la colectivización de gran parte de la propiedad industrial y agraria. Los comités, formados por partidos y sindicatos obreros, se hicieron con el control de los transportes, los servicios urbanos, los suministros militares, las fábricas y los talleres. Las colectivizaciones afectaron a cerca de tres millones de hectáreas en extensas zonas de Aragón, Levante y Andalucía. Mientras las organizaciones campesinas de la CNT y UGT apoyaban sin reservas la colectivización, el PCE mantuvo sus reservas a estas medidas.

El Gobierno de Largo Caballero (sept. 1936-mayo 1937)

* En septiembre de 1936, cuando la situación militar era muy difícil, el Presidente de la República, Manuel Azaña, nombró jefe de gobierno a Francisco Largo Caballero, quien constituyó un gobierno formado por republicanos, socialistas y, por vez primera, comunistas y anarcosindicalistas (hecho sin precedentes en el mundo). Largo Caballero entendió que no era posible vencer sin una estrecha unidad de todas las fuerzas. A principios de noviembre, el Gobierno abandonó Madrid, gravemente amenazada por las columnas del sur, trasladándose a Valencia. Madrid quedó bajo la autoridad de una Junta de Defensa dirigida por el general José Miaja.
Desde Valencia, Largo Caballero se decidió a poner en práctica, su proyecto político llamado la unidad de clases contra el fascismo, que acabó fracasando ya que se  conformaron dos opciones enfrentadas: comunistas, republicanos, regionalistas y socialistas que pretendían ganar primero la guerra y posponer la revolución social,   frente a CNT-FAI (sector más radical del anarcosindicalismo) y los comunistas del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) quienes insistían en afianzar las transformaciones revolucionarias como medio para conseguir una verdadera movilización popular contra el fascismo, profundizando en la obra colectivizadora y resistiéndose a integrar sus milicias en el ejército regular.
 A principios de  mayo de 1937 (Hechos de Mayo), la opción revolucionaria fue aplastada al ser vencidos la CNT-FAI y el POUM por militantes del PSUC (Partido Socialista Unificado de Cataluña), ERC (Esquerra Republicana de Cataluña) y UGT, que respaldaron al gobierno de la Generalitat en el intento de desalojar a los anarquistas del edificio de Telefónica en Barcelona, que habían ocupado, y desde el que controlaban las comunicaciones. El conflicto se saldó con 200 muertos y la derrota de anarquistas y poumistas.
-EL GOBIERNO DE NEGRÍN (mayo 1937-marzo de 1939)
* Tras los Hechos de Mayo, Largo Caballero dimitió y Azaña encargó la formación de un nuevo  gobierno al socialista  Juan Negrín, formado con los partidos del FP, pero sin la UGT ni la CNT. Su gobierno se caracterizará por la progresiva ruptura de la unidad política frente a la sublevación, la ilegalización del POUM,  el control comunista y la paralización de las colectivizaciones. 
Mientras tanto, en la zona republicana, las derrotas enturbiaban aún más las relaciones entre la Generalitat de Cataluña y el gobierno central, que deseaba recuperar competencias con objeto de unificar el esfuerzo de la guerra. A tal efecto, Juan Negrín trasladó la sede del gobierno de Valencia a Barcelona (31 de octubre de 1937),  buscando el control de las industrias bélicas catalanas. Ante la dificultad de frenar el avance nacional, Negrín, sin cejar en la persistencia del esfuerzo militar, intentó buscar una salida negociada a la guerra con su programa de los Trece Puntos (abril 1938) no aceptada por Franco. 
5. LA EVOLUCIÓN POLÍTICA DE LA ZONA FRANQUISTA.
El 24 de julio de 1936,  los sublevados crean la Junta de Defensa Nacional en Burgos que funcionará como embrión del nuevo gobierno. En septiembre, Franco es nombrado generalísimo de los ejércitos y jefe de un nuevo estado.  Franco dio a conocer el Decreto de Unificación por el que se constituía en jefe nacional del Partido Único que, con el nombre de Falange Española Tradicionalista y de las JONS, surgía para agrupar políticamente a toda la España rebelde. Esta fuerza aportó al nuevo Estado sus símbolos (yugo y las flechas), canciones (“Cara al sol”), vestuario (boina roja carlista y camisa azul de Falange) y saludo (brazo en alto con mano abierta y extendida).  El proceso de institucionalización del nuevo Estado Franquista culminó en enero de 1938 con la desaparición de la Junta y la formación del primer gobierno de Franco en Salamanca. En la persona de Franco se concentraba la jefatura del Estado y la presidencia del gobierno y, a partir de entonces, pasó a ser llamado Caudillo de España. Las primeras disposiciones adoptadas por  los sublevados fueron: anulación de la Ley Agraria, prohibición de partidos y sindicatos, anulación de la libertad de expresión y abolición de los estatutos de autonomía regionales.  
6. LAS VICTIMAS DE LA GUERRA Y LOS PROCESO REPRESIVOS.
La guerra civil española ha pasado a la Historia, y al recuerdo que de ella queda, por la deshumanización del contrario y por la espantosa violencia que generó. Si tenemos en cuenta las investigaciones que se han hecho en los últimos años,  se estima que las víctimas de la contienda superaron el medio millón de personas, incluyendo los muertos en combate, los represaliados en la retanguardia (represión masiva y sangrienta en muchos momentos de la guerra) y los ejecutados por los vencedores tras la guerra. En ambas zonas se produjeron “sacas” y “paseos”, y actuaron “checas” republicanas que detenían, interrogaban, juzgaban de forma sumarísima y ejecutaban a sospechosos de simpatizar con el bando contrario; se fue torturado o asesinado por fanáticos de derechas o de izquierdas, pero fanáticos en cualquier caso. Los vejámenes, palizas, torturas, penurias, angustias y sufrimientos eran parecidas en ambos bandos con independencia del toque ideológico que se utilizase. Se  vivía en un estado de neurosis colectiva en la que todo estaba permitido.
Sin embargo hubo una diferencia esencial y fundamental entre ambos bandos. En la zona rebelde se mataba de forma ordenada, institucionalizada, consentida y bendecida. En la zona republicana eran un conjunto de incontrolados, que escapaban a los mecanismos del gobierno y aplicaban, según ellos, la “justicia popular”.
7. EL SIGNIFICADO DEL EXILIO
En febrero de 1939, antes del final de la guerra, Franco promulgó la Ley de Responsabilidades Políticas, que declaraba revolucionarios, subversivos y rebeldes a los que se opusieran al Movimiento Nacional. 
El temor a la represión forzó a un exilio masivo. Se calcula que en los últimos meses de la guerra se exiliaron por la frontera francesa unos 400.000 españoles. Muchos eran soldados republicanos; otros, militantes de las organizaciones favorables a la República; y otros, únicamente personas atemorizadas ante las posibles represalias de los vencedores. La URSS y Méjico fueron también destino para los exiliados. Al exilio fueron intelectuales, grandes políticos, escritores, historiadores e investigadores que colaboraron con la República. La huida de estos intelectuales y artistas tuvo fatales consecuencias para el posterior desarrollo moderno de nuestro país.