La Guerra Civil Española: Conspiración y Sublevación Militar
La victoria del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936 y el ambiente político y social conflictivo provocaron el golpe de julio. Este fue planeado por militares descontentos, liderados por el general Mola desde Pamplona. Sanjurjo, designado para presidir el Directorio tras el triunfo del golpe, no pudo asumir el cargo debido a un accidente aéreo en Portugal. Franco se incorporó tardíamente a la conspiración. El presidente del gobierno, Casares Quiroga, confió en sus fuerzas y, aunque débil, no logró atajar el golpe a tiempo. El 17 de julio de 1936, Franco llegó a Marruecos y proclamó la sublevación, a la que se sumaron Sevilla con Queipo de Llano, Cádiz, Córdoba, etc., y casi toda Castilla y León, entre otras regiones. La zona leal se dividió en dos: Madrid, Cataluña, Valencia, Castilla-La Mancha y Murcia, por un lado, y Cantabria y el País Vasco, por otro.
Guerra de Columnas y la Marcha hacia Madrid (julio a noviembre de 1936)
Madrid se convirtió en el objetivo principal de los sublevados. La ciudad estaba defendida por el general José Miaja y Vicente Rojo. Las columnas mandadas por Mola, con el apoyo de la aviación y marina de Mussolini y Hitler para cruzar el Estrecho, avanzaron por Extremadura sin mayores problemas, tomando Badajoz, Toledo y Talavera, y liberando el Alcázar en septiembre. El ejército del norte tomó Irún, y en el 36, San Sebastián cayó en manos de Mola. Largo Caballero se retiró a Valencia, quedando en Madrid la Junta de Defensa presidida por Miaja. En el bando sublevado, se estableció un nuevo estado al ser elegido Franco Generalísimo y jefe de Gobierno y del Estado. La sublevación fue llamada “Cruzada” y a Franco se le empezó a llamar “Caudillo”.
La Batalla de Madrid (noviembre de 1936 – marzo de 1937)
Se desarrolló una guerra de desgaste sobre Madrid. La Junta de Defensa, presidida por el general Miaja, se hizo cargo de la resistencia de la ciudad. Llegaron las Brigadas Internacionales, y el ejército republicano rechazó el primer avance frontal por el oeste. Ante esto, Franco intentó rodear la ciudad mediante tres batallas: la de la Carretera de la Coruña (hasta enero del 37), la del Jarama (febrero del 37) y la de Guadalajara (marzo del 37), donde los rebeldes y los voluntarios italianos sufrieron una estrepitosa derrota. En el sur, los sublevados tomaron Málaga con la ayuda italiana, lo que evidenció el fracaso de las milicias anarquistas. En el bando rebelde, se produjo la unificación de las fuerzas políticas carlistas de la Comunión Tradicionalista de Manuel Fal Conde (expulsado de Portugal) y la Falange Española de Primo de Rivera (fusilado en la zona republicana).
Campaña del Norte y Ofensivas Republicanas (marzo de 1937 – 1938)
Franco cambió de táctica y decidió tomar el norte para aprovechar su industria e infraestructura. En este avance hacia Bilbao, se produjo el bombardeo de Guernica. Bilbao cayó en julio, y el Gobierno Vasco firmó el Pacto de Santoña, que no se cumplió. Santander cayó en agosto y Asturias en octubre del 37. Franco se centró nuevamente en Madrid, mientras los republicanos intentaban frenar a los sublevados con la Batalla de Brunete (julio del 37) en Madrid y la Batalla de Belchite en Zaragoza. También se produjo la Batalla de Teruel, donde los republicanos tomaron la ciudad por un mes. En febrero de 1938, se formó el primer gobierno en Burgos. En mayo, estallaron enfrentamientos internos por el control de los servicios públicos en Barcelona entre la UGT y el PSUC frente a los anarquistas y el POUM. Tras estos incidentes, se logró que la CNT depusiera las armas, y el POUM fue juzgado por deslealtad a la República. Largo Caballero dimitió, y los partidos republicanos y el PSOE tomaron el control, con Juan Negrín como presidente.
Batalla del Ebro y la Toma de Cataluña (marzo de 1938 – febrero de 1939)
La Batalla del Ebro fue un intento republicano de alcanzar el Mediterráneo y romper el frente sublevado, separando Cataluña. Se logró en abril en Vinaroz, pero el ejército franquista reaccionó y volvió a cruzar el Ebro con el general Rojo, animado por el presidente Juan Negrín, quien estaba convencido de que Hitler iniciaría pronto una guerra en Europa. La Batalla del Ebro duró hasta noviembre del 38, provocando más de 100.000 bajas entre ambos bandos. Franco alargó la batalla para obtener una victoria decisiva. En febrero del 39, se llevó a cabo la conquista de Cataluña.
Fin de la Guerra (febrero – abril de 1939)
Juan Negrín propuso una política de resistencia, pero chocó con la oposición militar y política republicana. Este grupo, encabezado por el coronel Casado, el general Miaja, Julián Besteiro y Cipriano Mera, organizó un golpe de Estado en marzo del 39, que provocó una conmoción entre los republicanos. El grupo de Casado presentó la rendición a Franco. Madrid cayó en marzo y, el 1 de abril, la zona de levante. La guerra terminó.
Conclusiones
La intervención militar extranjera fue fundamental para ambos bandos. El ejército sublevado era disciplinado y contaba con mandos de alta cualificación. La sublevación no triunfó ni se sofocó rápidamente, sino que se prolongó a lo largo de una guerra. Tras el fracaso inicial de tomar Madrid, Franco optó por un desarrollo lento de la guerra, que cumplía varios objetivos: consolidar su poder personal y aniquilar militar y políticamente a la República. La estrategia republicana, por su parte, aceptó la dificultad de la victoria, siendo consciente de la posibilidad de que estallara una guerra europea.