La Derrota del 98 y sus Consecuencias
El Tratado de París, firmado tras la derrota española en la Guerra Hispano-Estadounidense, trajo consigo la independencia de Cuba y el dominio estadounidense sobre Puerto Rico, Filipinas y Guam. Esta derrota puso de manifiesto la debilidad política y militar de España, así como su retraso económico, acentuando un complejo de inferioridad frente a lo extranjero.
A pesar de la visión pesimista generalizada, la derrota también generó una reacción positiva. Se impulsó la dignificación política, la modernización social y la superación del atraso cultural. Si bien las repercusiones económicas fueron menores de lo esperado, la industria catalana, por ejemplo, se vio afectada.
En el ámbito político, la derrota socavó la legitimidad de la clase gobernante, aunque el sistema político se mantuvo. El desprestigio militar, evidente tras la dura derrota, también tuvo un impacto significativo.
El Atraso Económico
El proceso de industrialización en España avanzaba a un ritmo lento durante el siglo XIX. La economía española mostraba un claro atraso, como lo ilustra la gráfica con datos de la época. Tres factores explican el fracaso de la Revolución Industrial en España:
- Escasa capacidad productiva de las manufacturas tradicionales.
- Ausencia de un mercado nacional unificado.
- Población reducida (no superaba los 20 millones hasta el siglo XX), lo que limitaba el mercado interno.
La escasez de capitales invertidos en la industria, debido a la preferencia por las tierras desamortizadas, también fue determinante. La industria se concentró en dos polos, y la falta de una revolución agrícola impidió que el campo español estimulara la industria nacional.
La Constitución de 1978
Las Cortes elegidas en junio de 1977, con carácter constituyente, se abocaron a la tarea de elaborar una nueva Constitución. Una comisión de siete miembros, representando a todas las fuerzas políticas excepto el PNV, se encargó de redactar el proyecto.
La Constitución, finalmente aprobada en octubre de 1978 y ratificada por el pueblo español en diciembre del mismo año, constaba de 169 artículos y establecía:
- Forma monárquica del Estado.
- Reconocimiento pleno de los derechos y libertades individuales.
- Abolición de la pena de muerte.
- Igualdad jurídica de los españoles sin importar sexo, raza o religión.
- Separación de poderes (Legislativo, Ejecutivo y Judicial).
- Mayoría de edad a los 18 años.
- Derecho de las regiones a constituirse en comunidades autónomas.
- Libertad de culto y aconfesionalidad del Estado.
- Oficialidad del castellano.
Además, se creó el Tribunal Supremo para velar por el cumplimiento de la Constitución.
La Guerra Civil y sus Secuelas
La Guerra Civil Española dejó una profunda cicatriz en el país. No existen cifras definitivas sobre el número de muertos, heridos y mutilados, pero se estima que fueron numerosos. Unos 450.000 españoles huyeron del país para escapar de la represión. La salida de miles de niños de la zona republicana, acogidos en países como Reino Unido, Bélgica, Francia y la Unión Soviética, ilustra el dramatismo de la situación.
Ambos bandos llevaron a cabo una brutal represión. Si bien no se conoce el número exacto de víctimas, se estima que fueron numerosas. En la zona republicana, la represión estuvo a cargo de sindicatos y partidos que actuaban al margen del gobierno. En el bando sublevado, la represión adquirió un carácter estructural.
Ramón Tamames estima en 100.000 los ejecutados por el bando franquista entre 1939 y 1945, cifra que está siendo revisada por organizaciones que buscan recuperar la memoria de los desaparecidos.
El retroceso económico fue considerable. La producción agrícola y ganadera se redujo entre un 20% y un 30%, provocando desabastecimiento y hambre durante los primeros años de la dictadura. La producción industrial también se vio afectada, con un retroceso del 30%. La Segunda Guerra Mundial, el aislamiento internacional y las políticas económicas erróneas dificultaron la recuperación.
La sociedad española se empobreció y la destrucción de infraestructuras aumentó el desempleo. La dictadura dividió a la sociedad en vencedores y vencidos, estos últimos sometidos a una dura represión y apartados de sus puestos de trabajo.
La Dictadura de Primo de Rivera
La dictadura de Primo de Rivera, último intento de preservar la monarquía de Alfonso XIII, fracasó. Su dimisión en 1930 abrió una etapa de inestabilidad política que los gobiernos posteriores no pudieron controlar. En este contexto, se firmó el Pacto de San Sebastián en agosto de 1930, con el objetivo de establecer una república. Finalmente, en diciembre de ese año, un sector del Ejército se sublevó contra la monarquía.