Análisis de la Industrialización Tardía en España y sus Consecuencias

La Industrialización en España durante el Siglo XIX

Nos encontramos ante un gráfico de barras que representa el porcentaje de población activa dedicada a la agricultura y pesca, servicios, industria, minería y construcción durante 1877. En el eje de ordenadas aparecen los porcentajes de población activa, y en el de abscisas los países (EEUU, Francia, Alemania, Holanda, Reino Unido, España). De este modo vemos que la población activa dedicada a la agricultura en España durante ese periodo era de un 66,1%, superando a la de los demás países, mientras que el nivel más bajo lo ocupa Reino Unido, con un 22,7%. En cambio, el porcentaje dedicado al sector secundario, minería y construcción apenas representaba en nuestro país el 14,4% de la población, frente al 42,3% de Reino Unido o el 28,7% de Alemania. También se aprecian niveles muy bajos en el sector terciario que representa un 19,5%, frente al 35% de Reino Unido o el 34% de Holanda.

España formó parte de ese conjunto de países que tuvieron una industrialización lenta y poco profunda a lo largo del siglo XIX. La elevada deuda pública no favoreció la inversión estatal en el sector y las tres oligarquías del país (harinera, textil catalana y siderurgia vasca) presionan por sus intereses a favor del proteccionismo. La industrialización en España comienza a finales del s. XVIII en Cataluña, además de en Málaga y en Santander, pero la pérdida de las colonias en 1898 frena su crecimiento unido a los siguientes factores:

  • La distancia al núcleo central de la industrialización supuso dificultad para comerciar y unos elevados costes de transporte.

  • Escaso poder adquisitivo de la población. Se tradujo en una débil demanda y poca competitividad.

  • La escasez de capitales nacionales, desviados en su mayoría a la Deuda Pública. Esto produce el predominio del capital extranjero.

  • El tendido de la red ferroviaria corrió a cargo de capitales extranjeros, subvencionados por el Estado. Los beneficios de su explotación fueron escasos por su insuficiente demanda, y el tendido fragmentado, en cuanto favorecía los intereses de las oligarquías.

  • La desamortización del subsuelo: las dificultades financieras conducen a la venta de las mejores minas españolas a empresas extranjeras.

  • Escasez de fuentes de energía debido a la falta de recursos de agua (energía hidráulica) y por la mala calidad del carbón.

En conclusión, el proceso de industrialización en España quedó relegado a uno de los últimos puestos en Europa, con un desarrollo industrial limitado. Este se ciñó a la industria textil catalana y la siderurgia vasca, protegidas por políticas proteccionistas.

La Dictadura de Primo de Rivera y el Fin de la Restauración

El autor del manifiesto es el Capitán General de Cataluña Miguel Primo de Rivera (1870-1930). El 13 de septiembre de 1923, mandó ocupar los servicios telefónicos de Barcelona y leyó un comunicado ante los periodistas, dando un golpe de Estado. Dos días después, Alfonso XIII mandó formar gobierno a Primo de Rivera, que dirigió una Dictadura Militar poniendo fin al régimen de la Restauración. Contó, por lo tanto, con los apoyos de Alfonso XIII, un amplio sector del ejército, el empresariado catalán, las clases altas y medias y parte del PSOE y UGT, además de la Iglesia, lo que justifica su rápida extensión.

En el primer párrafo, ataca el sistema de la Restauración, justificando el Golpe de Estado como la salvación de la Patria. Quiere tomar medidas extremas, llegando a una dictadura militar. Aclara que no era su deseo violar la Constitución, pero se vio obligado a ello. Aquí, hace referencia a que cuenta con el respaldo del Ejército y del pueblo español. Asimismo, insiste en la pérdida de las colonias de Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam, además de incidentes graves como la Semana Trágica de Barcelona en 1909 o la grave crisis de 1917. Alude, también, al impacto de la corrupción política llevada a cabo por gobiernos débiles, dirigidos por la oligarquía española, gobernadores civiles y caciques (turnismo, como vemos en el segundo párrafo). A lo que se suma la aparición de independentistas y terroristas.

La causa inmediata del golpe de Estado hay que buscarla en la falta de iniciativa política para solucionar los problemas del país y poner fin a la inestabilidad. Estos últimos años de la Restauración se caracterizan por:

  • Las dificultades de orden público, especialmente en Barcelona; huelgas, el pistolerismo.

  • El aumento de los precios y la escasez de demanda, provoca una parálisis de la actividad industrial.

  • Enfrentamiento en el Parlamento por el desastre de Annual, con una comisión investigadora paralizada y el rechazo popular a la guerra de Marruecos.

El pronunciamiento no es apenas contestado por los medios económicos, políticos (PSOE-UGT) y sociales. El gobierno de García Prieto dimitió por la negativa del rey de castigar a los militares golpistas.

La Segunda República y la Crisis del 29

La monarquía de Alfonso XIII (1902-1931), estrechamente vinculada al desacreditado sistema político de la Restauración y a la experiencia de la dictadura, era incapaz de renovarse y, por tanto, satisfacer la demanda de gran parte de la sociedad española. Por otro lado, los partidos de la oposición (republicanos, autonomistas catalanes, socialistas y anarquistas) establecieron el Pacto de San Sebastián (1930). Finalmente, a causa de unas elecciones municipales el 12 de abril de 1931, se produce la caída de la monarquía, por lo que el rey se vió obligado a abdicar de la corona y exiliarse en Italia. El triunfo de las candidaturas republicanas dio paso a la proclamación de la República el 14 de abril de 1931.

Respecto a los efectos de la crisis del 29, la depresión tardó más tiempo en afectar a España (1933 fue el año más crítico), debido principalmente a su política arancelaria, ya que su producción se destina al mercado interior. Sin embargo, como la economía española en muchos aspectos era dependiente de los países desarrollados, la crisis internacional tuvo diversas consecuencias: limitación del comercio exterior y de las exportaciones, colapso de las inversiones extranjeras en España, interrupción de la emigración a América y aumento del retorno de muchos emigrados, lo que incrementó el desempleo en España. Sin embargo, los principales problemas de la Segunda República estuvieron causados por la situación interna: la desconfianza y el boicoteo de terratenientes y capitalistas, por un lado, y la radicalización y conflictividad social de campesinos y obreros por otro. También existieron problemas con la Iglesia Católica y los militares contrarios al régimen. Por otra parte, el objetivo de los gobiernos republicanos de disminuir el gasto público tuvo efectos desastrosos para la industria pesada. Asimismo, las reformas laborales disminuyeron los beneficios del empresario aunque elevó la renta de los trabajadores (aumento de salarios, reducción de la jornada de trabajo).

Las reformas y medidas impulsadas en este periodo promovieron la oposición de los sectores conservadores, que triunfaron en las elecciones como coalición centro derecha. En 1936, la victoria electoral del Frente Popular provocó un levantamiento militar que desencadenaría la Guerra Civil.