Análisis del Real Decreto de 1836 y el Convenio de Vergara (1839) en la España del Siglo XIX

Real Decreto de 1836: Desamortización de Bienes del Clero

Este Real Decreto, promulgado el 19 de febrero de 1836 en España durante el gobierno progresista, tuvo un impacto significativo en la economía y la sociedad española del siglo XIX. Impulsado por Mendizábal y sancionado por María Cristina, regente de Isabel II, el decreto iba dirigido inicialmente a la nobleza, la alta burguesía y el clero, pero sus efectos se extendieron a toda la nación.

Este decreto, de carácter público, oficial y nacional, se enmarca dentro del ámbito jurídico y económico. Su objetivo principal era hacer frente a la deuda pública que asolaba al país. Para ello, se implementaron medidas como la desamortización y la nacionalización de diversos edificios para su uso como servicios públicos, museos, etc.

La Desamortización

La desamortización, proceso de transferencia de tierras desde manos de la nobleza, municipios y la Iglesia (manos muertas) a nuevos propietarios, se consideraba esencial para mejorar el rendimiento de la tierra y, por ende, la situación económica del país. Pensadores como Flórez Estrada criticaron que las tierras no se distribuyeran entre pequeños propietarios o arrendatarios, lo que hubiera fomentado una pequeña y mediana propiedad. Sin embargo, esta propuesta no prosperó.

Objetivos y Consecuencias de la Desamortización

  • Objetivos:
    • Saldar la deuda pública.
    • Obtener recursos para combatir el Carlismo.
    • Crear una base social afín al liberalismo.
  • Mecanismos:
    • Supresión de órdenes religiosas.
    • Subasta pública de los bienes desamortizados, con pagos en efectivo o en deuda pública.
  • Consecuencias:
    • No se logró una reforma agraria, e incluso aumentó el número de latifundios.
    • No se incrementó la producción agrícola.
    • La deuda pública persistió.
    • Los compradores pertenecían al liberalismo más conservador.
    • Se produjo una ruptura entre la Iglesia y el Estado español, generando un clima anticlerical.

En definitiva, el Real Decreto no alcanzó sus objetivos, dejando pendiente una reforma agraria que aún hoy no se ha llevado a cabo.

Convenio de Vergara (1839): Fin de la Primera Guerra Carlista

Firmado el 31 de agosto de 1839 en el cuartel general de Vergara, este convenio puso fin a la Primera Guerra Carlista. Redactado por Rafael Maroto, el convenio reflejaba el acuerdo entre Baldomero Espartero y el propio Maroto, comprometiéndolos a ellos y a la sociedad de la época.

De carácter público, oficial y nacional, el documento, aunque dirigido al ejército, afectaba a toda la población, dadas las repercusiones de las decisiones sobre las familias de los militares. Se trata de un texto jurídico y político que recoge una serie de acuerdos.

Contenido del Convenio

El convenio buscaba conservar la Constitución de 1837 y mantener la lealtad al trono de Isabel II, representada por la regente María Cristina.

Se divide en cuatro partes:

  1. Partes del convenio: Identifica a Espartero y Maroto como los firmantes.
  2. Primer artículo: Espartero se compromete a modificar los fueros.
  3. Tercer artículo: Ofrece a los miembros del ejército carlista la posibilidad de integrarse en el ejército nacional o retirarse, con condecoraciones para los jefes que optaran por la integración.
  4. Cuarto artículo: Garantiza a los oficiales que se retiraran un puesto en el cuartel y su sueldo correspondiente.

Contexto y Consecuencias

El Convenio de Vergara fue el resultado del pacto entre transaccionistas (liderados por Maroto) e intransigentes (liderados por Espartero). Los transaccionistas se beneficiaron al lograr el fin de la guerra. De no haberse firmado el convenio, la guerra podría haber continuado, con graves consecuencias económicas y sociales.