La Alemania Nazi
La República de Weimar
En noviembre de 1918, tras la abdicación de Guillermo II, se proclama la república en Berlín. Ebert, jefe del Partido Socialdemócrata, fue nombrado canciller para hacer frente a la firma del armisticio con el que concluye la guerra.
En enero de 1919, se produce la insurrección espartaquista, con partidarios de seguir el modelo bolchevique. La revuelta fue aplastada y sus líderes, Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo, fueron asesinados.
En medio de esta crisis, se celebran elecciones a una Asamblea Constituyente que elaboró una constitución que establecía una república federal y democrática. El presidente de la república era elegido por siete años y se le podían conceder poderes extraordinarios. Ebert fue su primer presidente.
El primer gobierno formado, un gobierno de coalición, tuvo que hacer frente a la firma del humillante Tratado de Versalles, superar los problemas económicos tras la guerra, agravados por el problema de la indemnización de guerra y la hiperinflación.
Entre 1924 y 1929, hubo un período de estabilidad gracias al Plan Dawes, el Pacto de Locarno y el ingreso de Alemania en la Sociedad de Naciones (SDN).
Los Comienzos del Nazismo
En 1919, en Múnich, se fundó el Partido de los Trabajadores Alemanes (DAP) con un mensaje antiliberal y racista, al cual ingresa Hitler. En 1920, se elaboró un programa de 25 puntos y cambia de nombre por el de Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores Alemanes (NSDAP), y se forman las SA, organización paramilitar que ejercía la violencia contra sus adversarios. Su ideología era muy similar al fascismo, defendiendo un socialismo nacional que superase la lucha de clases en beneficio de los intereses superiores de la nación. Promovían la necesidad de establecer una dictadura nacionalista, la pureza racial y la Gran Alemania, dotada de un espacio vital que asegurase el desarrollo de la raza aria.
En 1923, en medio de la hiperinflación y de la ocupación del Ruhr, Hitler preparó un golpe de Estado, el Putsch de Múnich, que fracasó y fue encarcelado.
Tras su salida de prisión, Hitler refundó el partido. Limitó sus postulados anticapitalistas, reforzó el antisemitismo y el anticomunismo. Cambió de estrategia, decidiendo aceptar el juego parlamentario para transformar a su partido en un partido de masas.
La Crisis de la República y el Ascenso del Nazismo
La Gran Depresión de 1929-1933 desacreditó a los partidos tradicionales e impulsó al nazismo al poder. En las elecciones del año 1930, el NSDAP pasó de 12 a 107 escaños y pasó a ser el segundo partido en el Reichstag.
En las elecciones presidenciales de 1932, Hindenburg será reelegido presidente con 19 millones de votos frente a los 13 millones de Hitler.
En las elecciones legislativas de julio de 1932, el partido nazi logró 230 escaños, siendo el primer partido del país. Sin embargo, Von Papen es el encargado de formar gobierno e invita a Hitler a formar parte de él, pero este se niega si no es el canciller. Se intenta debilitar a los nazis con nuevas elecciones en las que el partido nazi perdió 2 millones de votos, pareciendo que el partido entraba en declive, pero los acontecimientos lo reforzaron. En enero de 1933, Von Papen convence a Hindenburg para que nombrara a Hitler canciller de un gobierno de coalición para que así moderara su discurso y quedara sometido a la derecha tradicional.
La Dictadura Nazi y el Nacimiento del Tercer Reich
Una vez en el poder, Hitler mantuvo su radicalismo y en pocos meses instauró la dictadura nazi. Convocó nuevas elecciones en marzo de 1933. La campaña se desarrolló con mucha violencia, especialmente de los paramilitares nazis (SA y SS) contra los partidos de izquierdas. En ese ambiente, en febrero se incendia el Reichstag. Los nazis argumentan que es parte de un complot comunista y los expulsan del Reichstag.
En marzo, y en medio de este estado de excepción, se celebran las elecciones. El NSDAP no logra la mayoría absoluta, pero con la ayuda de los partidos de derechas aprueban una ley de enorme trascendencia, otorgando al canciller plenos poderes por cuatro años. Hitler utilizó esta ley para implantar una dictadura de partido único.
En junio de 1934, se produjo la “Noche de los Cuchillos Largos”, donde Hitler ordenó asesinar al jefe de las SA, Röhm, y a sus principales dirigentes.
En agosto de 1934, muere Hindenburg y Hitler asoció la cancillería y la presidencia del Reich. Ello significaba la subordinación del ejército (Wehrmacht), la policía del partido SA, las SS y la Gestapo de Himmler, a la política del Tercer Reich.
La Política Nazi de Adoctrinamiento y Propaganda
Se implementó una campaña de adoctrinamiento con el objetivo de difundir la ideología nacionalsocialista y fomentar el culto al Führer como líder indiscutible.
Esto se llevó a cabo a través del control de la educación y de las organizaciones juveniles. Se suprimió la libertad de expresión y la censura controlaba las manifestaciones artísticas y culturales. Se confeccionaban listas de libros prohibidos y se impulsó la quema de libros.
La propaganda nazi utilizó con eficacia la educación y todos los medios de comunicación, controlados por Joseph Goebbels, para ponerlos al servicio del régimen, a través del Ministerio para la Formación del Pueblo y de la Propaganda.
Racismo y Antisemitismo
Uno de los objetivos del Estado nazi era sustituir la división en clases sociales por la unidad y la supremacía racial. Por ello, había que suprimir todas las “impurezas”, con un programa de eutanasia, por el que fueron asesinados enfermos mentales, enfermos crónicos, con problemas físicos…
El grupo más amplio de víctimas fue la comunidad judía, cuyas medidas se aplicaron en tres fases:
- Entre 1933 y 1938, se promulgaron las Leyes de Núremberg y otras por las que se les fueron eliminando los derechos políticos y sociales de los judíos, así como el expolio de sus bienes.
- En 1938, se produjo la “Noche de los Cristales Rotos”. El antisemitismo se volvió violento. Miles de tiendas y sinagogas fueron destruidas por las SA y la SS. Miles de judíos fueron detenidos y encerrados en los campos de concentración.
- En 1942, Hitler ordenó la “Solución Final”, es decir, la eliminación total de la población judía en Europa, que se llevó a cabo con una inmensa red de campos de trabajo y exterminio (6 millones).
Autarquía y Rearme
El Estado también intervino en la economía. Se creó un sindicato único nazi, el Frente Alemán del Trabajo.
Se inició un programa de obras públicas para impulsar la economía.
Desde 1936, se inició un plan cuatrienal para lograr la autarquía económica y el rearme intensivo. Para ello, se utilizaron todos los recursos disponibles y se desarrollaron productos sucedáneos y sintéticos para evitar la dependencia. Las inversiones se concentraron en la industria relacionada con la guerra. Al no lograr la autosuficiencia, la solución fue la ampliación del “espacio vital” alemán. El encargado de desarrollar esta política fue Göring.
El aumento de la producción y el pleno empleo hicieron olvidar los sacrificios impuestos a los obreros alemanes (congelación salarial, aumento de la jornada laboral).
Era una política insostenible a largo plazo y su mantenimiento dependía del estallido de una guerra para dar salida a la acumulación de armamento y obtener los recursos de otros países.