Causas y Desarrollo de la Guerra Civil Española
Orígenes del Conflicto
Las causas de la Guerra Civil Española (1936-1939) son complejas y tienen raíces estructurales. Durante el bienio republicano-socialista (1931-1933) de la Segunda República, se implementaron reformas para modernizar España: agraria, militar, religiosa, educativa y autonómica. Estas reformas, que representaban los intereses de las clases medias y obreras, generaron una fuerte oposición por parte de la derecha oligárquica, incluyendo terratenientes, militares africanistas, la Iglesia y los católicos. La crisis económica de 1929 agravó la situación, dificultando la realización de las reformas y defraudando a las clases populares.
En las elecciones de noviembre de 1933, los partidos de centro-derecha, como la CEDA en coalición con el Partido Radical, ganaron e implementaron una política contrarreformista. En octubre de 1934, en Asturias, socialistas, comunistas y anarquistas, temerosos del avance del fascismo, protagonizaron una revolución social que fue duramente reprimida por el ejército.
El Frente Popular y la Sublevación Militar
En las elecciones de febrero de 1936, el Frente Popular, una alianza electoral de izquierda, ganó por un estrecho margen y continuó con las reformas. Los enfrentamientos entre derechas e izquierdas, cada vez más polarizadas y radicalizadas, desbordaron a los republicanos de centro. La oligarquía, desplazada del poder, no aceptó los resultados electorales. La violencia revolucionaria atemorizó a la derecha, que veía en el ejército la única solución.
La causa coyuntural fue la sublevación militar. Desde los inicios de la República, se había gestado una conspiración militar liderada por Sanjurjo, que fracasó en agosto de 1932. Los militares de la UME, con el apoyo de civiles, carlistas y falangistas, prepararon un nuevo golpe. El asesinato de Calvo Sotelo, líder del Bloque Nacional, en julio de 1936 (en respuesta al asesinato del teniente Castillo por falangistas), sirvió como excusa para la sublevación, que comenzó en Marruecos con Franco al frente de las tropas el 18 de julio de 1936. Los militares justificaron su rebelión como un intento de salvar a la Patria de comunistas y separatistas, aunque en realidad buscaban proteger los intereses de los grupos oligárquicos y de la Iglesia.
Desarrollo de la Guerra
El golpe triunfó en una parte del país, pero fracasó en la mayoría de las grandes ciudades y zonas industriales, lo que derivó en una Guerra Civil que asolaría España hasta el 1 de abril de 1939. Los sublevados controlaron Castilla y León, Galicia, Navarra, parte de Aragón, Andalucía occidental, Baleares, Canarias y el protectorado de Marruecos. El gobierno republicano dominó País Vasco, Asturias, Cantabria, el este de Aragón, Castilla-La Mancha, Madrid, Levante, el sur de Extremadura y la mayor parte de Andalucía.
Las fuerzas estaban inicialmente igualadas. Los nacionales contaban con las tropas mejor preparadas, el ejército de África, la mayoría de los oficiales y el control de las zonas cerealistas. Los republicanos tenían el apoyo de las milicias obreras, el oro del Banco de España, las zonas industriales y mineras.
Internacionalmente, la Alemania nazi, la Italia fascista y el Portugal de Salazar apoyaron a los sublevados. Los republicanos solo recibieron ayuda soviética en armas y alimentos (pagada con las reservas de oro) y el apoyo de las Brigadas Internacionales. Las democracias europeas no intervinieron, manteniendo una política de no intervención a través del Comité de No Intervención.
Fases de la Guerra
- Primera fase (julio 1936 – noviembre 1936): Conocida como la fase de “columnas”, el ejército africano de Franco tomó Badajoz y llegó hasta Toledo, liberando a los sitiados en el Alcázar, pero sin lograr tomar Madrid. Mola fracasó en su intento desde el norte en Somosierra y Guadarrama. Los nacionales ocuparon Irún y San Sebastián, aislando la franja industrial del norte. Los republicanos no pudieron recuperar Baleares y fueron retenidos en Aragón.
- Segunda fase (noviembre 1936 – marzo 1937): Se caracterizó por la regularización de ambos ejércitos y la creación de un ejército popular republicano. Los ataques nacionales envolventes a Madrid fueron detenidos en las batallas del Jarama y de Guadalajara. La capital resistió gracias a la movilización popular y a la llegada de las Brigadas Internacionales.
- Tercera fase (marzo 1937 – octubre 1937): Los nacionales conquistaron el norte. El 26 de abril, días después del decreto de unificación, la aviación alemana (Legión Cóndor) bombardeó Guernica, lo que facilitó la toma de Bilbao. La guerra se inclinó definitivamente hacia el bando sublevado.
La Crisis de 1640 en la Monarquía Hispánica
Rebeliones en Cataluña y Portugal
El conde duque de Olivares, valido de Felipe IV, buscaba ganar la Guerra de los Treinta Años mediante la creación de la Unión de Armas. Este proyecto exigía que todos los reinos contribuyeran con hombres y dinero, sin tener en cuenta su riqueza y población. La oposición a esta política provocó rebeliones generales, llevando a la caída de Olivares en 1643.
- Rebelión de Cataluña (1640-1652): El detonante fueron los abusos de los tercios reales en el frente catalán durante la guerra, pero la causa principal fue el rechazo a la política centralista de Olivares. Los catalanes se negaron a pagar tributos y estalló una revuelta campesina. Los segadors entraron en Barcelona durante el Corpus de Sangre y asesinaron al virrey. Nombraron conde de Barcelona al rey francés Luis XIII. Tras doce años, los insurrectos se rindieron a las tropas de Juan José de Austria en 1652.
- Rebelión de Portugal (1640-1668): Los portugueses, descontentos por los nuevos enemigos e impuestos excesivos, se sublevaron y proclamaron rey al duque de Braganza (Juan IV). Esta rebelión tuvo un carácter nobiliario, anticastellano e independentista. Con el apoyo de Francia e Inglaterra, Portugal logró su independencia en 1668.