La Crisis de la Restauración (1909-1931) y el Ascenso de Primo de Rivera
El régimen de la Restauración no pudo resolver los conflictos sociales, y el clima de tensión derivó en diversas revueltas populares, principalmente debido a la alternancia pactada en el poder.
El Conflicto en Marruecos y la Semana Trágica
Alrededor de 1900, España se involucró en Marruecos a raíz de la Conferencia de Algeciras (1906) y el Tratado de Fez (1912), obteniendo El Rif como protectorado con el compromiso de pacificarlo. El interés español radicaba en los beneficios económicos y en la recuperación del prestigio militar. Los ataques rifeños (organizados en cabilas) diezmaron al ejército español, culminando en la derrota del Barranco del Lobo en 1909, con numerosas bajas. Para suplir estas bajas, se recurrió a los reservistas, lo que provocó una revuelta popular en Barcelona.
Esta revuelta, conocida como la Semana Trágica de Barcelona, comenzó en el puerto el 18 de julio. El día 24 se constituyó un comité de huelga con representantes de la oposición, convocando una huelga para el día 26. Además de protestar por la guerra de Marruecos, se manifestaron las tensiones acumuladas. Un fuerte sentimiento anticlerical caracterizó el levantamiento, con la quema de centros religiosos. Se declaró el estado de guerra y se enviaron refuerzos que reprimieron la revuelta, causando numerosos muertos y heridos. Los sucesos se controlaron el 2 de agosto. La represión del gobierno de Maura incluyó varias condenas a muerte, siendo la más representativa la de Francisco Ferrer Guardia, un pedagogo anarquista.
El gobierno de Maura fue duramente criticado tras la represión de la Semana Trágica, con el grito popular de “¡Maura no!”. Finalmente, Alfonso XIII cedió el gobierno a los liberales.
La I Guerra Mundial y sus Consecuencias
En el verano de 1914, con el conservador Eduardo Dato en el poder, estalló la I Guerra Mundial. España se mantuvo neutral, evitando un grave desastre. La exportación española experimentó un auge debido a la situación bélica. Sin embargo, la excesiva exportación provocó un alza en los precios, reduciendo el poder adquisitivo de las clases populares y aumentando la tensión social.
Conflictos Internos: Ejército, Política y Huelgas
El ejército español sufría de un excesivo número de oficiales (macrocefalia), y los ascensos por méritos militares beneficiaban a los militares africanistas. Este descontento llevó a la formación de Juntas de Defensa (asociaciones militares) que reclamaban aumentos salariales y cambios en los criterios de ascenso. El manifiesto de junio de 1917 utilizaba un lenguaje regeneracionista, lo que hizo creer a la oposición que podrían contar con el ejército, aunque estos solo se centraron en sus intereses profesionales.
El gobierno conservador de Dato fue sustituido por el liberal del conde de Romanones, quien actuó de forma autoritaria cerrando las Cortes en julio de 1916. A mediados de junio, la oposición exigió la reapertura de las Cortes, y el Estado respondió con un aumento de la censura y la declaración del estado de excepción, similar a una dictadura.
Como reacción, la Lliga Regionalista organizó en Barcelona una Asamblea de Parlamentarios catalanes (5 de julio de 1917) que exigió la formación de un gobierno provisional y la convocatoria de Cortes constituyentes para redactar una nueva constitución y eliminar el sistema de la Restauración. La asamblea se celebró el 19 de julio a pesar del rechazo del gobierno, pero fue disuelta por la Guardia Civil, fracasando debido a las diferencias entre los participantes.
En marzo de 1917, la UGT y la CNT firmaron un acuerdo amenazando con una huelga si el gobierno no controlaba los precios, que se consumó en agosto. Se convocó una huelga general en coalición con el PSOE, adquiriendo un carácter político y revolucionario.
La huelga tuvo una participación desigual debido al individualismo de los anarquistas, pero en algunas zonas paralizó la vida ciudadana. Se declaró la Ley Marcial y se envió al ejército, causando numerosos muertos, heridos y detenidos. La huelga general debilitó gravemente el régimen, aunque no consiguió el apoyo de amplios sectores. Posiblemente, la huelga hubiera triunfado con el apoyo de los campesinos, pero estos no participaron, considerando que debía ser un movimiento protagonizado por todo el pueblo y no solo por los obreros, para evitar una dictadura del proletariado.
Descomposición del Régimen (1917-1923)
Entre 1917 y 1923, la incapacidad de reforma de los gobiernos, la fuerte conflictividad social y las tensiones derivadas de la guerra de Marruecos pusieron en grave peligro el régimen de la Restauración. Este entró en una progresiva descomposición debido a la falta de deseos de renovación política de los dirigentes dinásticos y a la heterogeneidad y debilidad de la oposición, que no conseguía vehicular una alternativa conjunta.
Los partidos dinásticos, tras la muerte de sus líderes (y su excesivo personalismo), se dividieron en facciones, lo que llevó a la formación de gobiernos de concentración como el Gobierno Nacional de Maura de 1918. Estos gobiernos incluían a ambos partidos dinásticos e incluso a regionalistas.
Tras el fracaso de estas coaliciones, se volvió al turno dinástico, generando una fuerte inestabilidad política entre 1918 y 1923.
A pesar de la práctica del fraude electoral, los gobiernos no conseguían la mayoría para gobernar y recurrieron a la clausura del Parlamento.
Crisis Económica y Social
Tras el fin de la I Guerra Mundial, España experimentó un cambio brusco en la economía, con un aumento del paro y un alza de los precios. Esto incrementó la movilización obrera y el sindicalismo. En Andalucía, la penosa situación del campesinado dio paso al trienio bolchevique (1918-1921), en el que la influencia anarquista produjo la ocupación de tierras e incluso municipios, siendo Córdoba la punta de lanza. La detención de los líderes puso fin a la rebelión.
La conflictividad laboral radicalizó a los obreros, y la Federación Patronal contrató a pistoleros para asesinar a dirigentes obreros, recurriendo al cierre de empresas (lockout) y a la acción del Sindicato Libre. Algunos grupos cercanos a la CNT respondieron a la violencia con el asesinato de patronos, siendo dirigidos por personas como Buenaventura Durruti.
El general Martínez Anido legisló en favor de los patronos barceloneses con la aprobación de la Ley de Fugas, que permitía disparar a los presos fugados. Durante la época del pistolerismo (1916-1923), tuvieron lugar atentados contra el presidente del gobierno (Eduardo Dato) en 1921 y contra líderes sindicales como Salvador Seguí en 1923.
El Desastre de Annual y el Golpe de Estado
A principios de la década de 1920, las tribus rifeñas hostigaban al ejército español. Alfonso XIII encargó el liderazgo al general Silvestre, partidario de atacar a las cabilas, lo que culminó con el desastre de Annual, con unas 13000 bajas. En 1923, la amenaza de una investigación del desastre llevó a la derecha y al ejército a buscar una solución en una dictadura militar.
Dicha investigación, conocida como “Expediente Picasso”, fue encargada a una comisión parlamentaria cuyas revelaciones relacionaban al rey con una mala gestión del desastre marroquí. Sin embargo, la discusión del informe contó con la oposición del ejercito, de los conservadores y del propio monarca. El intento de impedir que ese informe se difundiera y debatiera fue el detonante del golpe de Estado encabezado por Primo de Rivera y que supuso el fin del sistema parlamentario para dar paso a una dictadura que no depuró responsabilidad alguna por lo sucedido en Annual.
En un contexto de triple crisis (social, política y económica), el 13 de septiembre de 1923, el general Miguel Primo de Rivera estableció un Directorio Militar que fue aceptado por el monarca Alfonso XIII.