Crisis del Estado Liberal, Segunda República y Estallido de la Guerra Civil (1934-1936)

Crisis del Estado Liberal, Segunda República y Guerra Civil (1934-1936)

El Bienio Radical-Cedista (1933-1936)

A mediados de 1933, la relación entre socialistas y republicanos de izquierda se deterioró debido a la insatisfacción de obreros y jornaleros socialistas, quienes exigían al PSOE una actuación más radical para mejorar sus condiciones de vida. La ruptura entre republicanos izquierdistas y socialistas llevó a la dimisión de Manuel Azaña y al adelanto de las elecciones generales (noviembre-diciembre de 1933).

Los resultados dieron la victoria a la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) y al Partido Republicano Radical (PRR) de Alejandro Lerroux. Ambos formaron una alianza para desmantelar las reformas del gobierno anterior. Las principales medidas adoptadas durante este bienio fueron:

  • Ley de amnistía para los participantes en el fallido golpe de Estado de Sanjurjo (agosto de 1932).
  • Contrarreforma agraria: aumento de indemnizaciones por expropiación, recorte del presupuesto para asentamiento de campesinos y devolución de propiedades confiscadas.
  • Concesión de subvenciones al clero rural (en contra de lo estipulado en la Constitución).
  • Ralentización del programa de construcción de escuelas públicas.
  • Nombramiento de generales antiizquierdistas en puestos clave del Ejército.

Estas medidas agravaron los conflictos campesinos y la confrontación entre partidos derechistas y sindicatos. Se anularon decisiones de los Jurados Mixtos. Los socialistas convocaron una huelga en el campo que resultó en 13 muertos, 200 heridos y cientos de detenidos. La coalición radical-cedista también chocó con los nacionalistas, impugnando reformas de la Generalitat y bloqueando las peticiones autonomistas vascas. La situación empeoró con la suspensión del Estatuto de Autonomía de Cataluña tras los sucesos de 1934. A partir de 1935, Azaña recuperó su popularidad.

La Revolución de Octubre de 1934

En octubre de 1934, los socialistas, junto con comunistas y anarquistas, decidieron derribar al gobierno mediante una insurrección. Largo Caballero (PSOE) impulsó esta estrategia, buscando emular a los bolcheviques rusos. La victoria de las derechas en 1933 fue interpretada como el fin de la República y el avance del fascismo, justificando así la insurrección.

La insurrección comenzó el 5 de octubre con una huelga general. Madrid y Bilbao quedaron paralizadas, con enfrentamientos entre obreros y fuerzas del orden. En Cataluña, Lluís Companys proclamó el Estado catalán independiente, pero el Ejército recuperó el control y el Estatuto de Autonomía fue suspendido.

En Asturias, entre el 5 y el 19 de octubre, obreros y mineros tomaron el control de zonas de la provincia. Los revolucionarios destruyeron registros de propiedad, incendiaron iglesias y asesinaron a clérigos y burgueses. Este levantamiento fue sofocado por tropas de la Legión dirigidas por Francisco Franco.

La Revolución de Octubre dejó 2.000 muertos y 30.000 detenidos. Dirigentes socialistas fueron encarcelados y Manuel Azaña, aunque no participó, fue encarcelado durante tres meses.

El Frente Popular y las Elecciones de 1936

A finales de 1935, escándalos de corrupción afectaron al PRR de Lerroux, rompiendo la alianza con la CEDA. Se convocaron elecciones anticipadas.

Los partidos republicanos de izquierda y las fuerzas obreras se unieron en el Frente Popular para las elecciones de febrero de 1936. La coalición incluía a Izquierda Republicana, Unión Republicana, PSOE, PCE, Partido Sindicalista, UGT y POUM. En Cataluña, se sumaron los catalanistas. El programa común incluía:

  • Aceleración de la reforma agraria.
  • Impulso a obras públicas y lucha contra el desempleo.
  • Modificación del sistema fiscal.
  • Prestaciones de seguridad social.
  • Inversiones en enseñanza pública.
  • Restitución del Estatuto de Autonomía de Cataluña.
  • Amnistía para los participantes en la Revolución de Octubre de 1934.

La campaña electoral estuvo marcada por la tensión. Los líderes derechistas (José María Gil Robles, José Calvo Sotelo y José Antonio Primo de Rivera) no lograron acuerdos, facilitando la victoria del Frente Popular por un estrecho margen (4.654.116 votos contra 4.503.505). El Frente Popular ganó en las grandes ciudades, con una participación del 72%. Muchos anarquistas recomendaron el voto a la coalición de izquierdas.

Tras la victoria, Franco y Gil Robles intentaron impedir la toma de posesión del Frente Popular, sin éxito. Azaña fue nombrado jefe de gobierno. Se restableció el Estatuto de Autonomía de Cataluña y se liberó a los presos de la insurrección de 1934. Se aceleró la aplicación de la Ley de Reforma Agraria. Se ilegalizó Falange y se detuvo a sus dirigentes. Azaña alejó de Madrid a los mandos del Ejército vinculados a conspiraciones golpistas: Franco fue enviado a Canarias, Goded a Baleares y Mola a Pamplona.

El 10 de mayo de 1936, Manuel Azaña fue nombrado Presidente de la República, sustituyendo a Niceto Alcalá Zamora. Casares Quiroga (Izquierda Republicana) asumió la presidencia del gobierno.

La Escalada de la Tensión y el Camino a la Guerra Civil

La crispación política y social aumentó. Gil Robles y Calvo Sotelo radicalizaron sus posturas, acusando al gobierno de permitir la anarquía. El gobierno se vio desbordado, sin el apoyo de las organizaciones obreras de izquierda, cuyo radicalismo contribuyó a la ingobernabilidad.

Los conflictos sociales se intensificaron: invasiones de propiedades, enfrentamientos entre propietarios y obreros, huelgas en la industria, incendios de edificios eclesiásticos y atentados de grupos de extrema izquierda y derecha. En poco más de cinco meses, se contabilizaron casi 100 asesinatos políticos y 170 muertes violentas. El 13 de julio de 1936, fue asesinado el dirigente derechista José Calvo Sotelo.

Una parte importante de los mandos militares estaba decidida a derribar la República. La sublevación militar antirrepublicana se inició el 17 de julio, dando comienzo a la Guerra Civil.