Crisis y Conflicto: La Segunda República Española (1931-1939)

Introducción

La proclamación de la Segunda República española en 1931 marcó un momento de cambio y esperanza para el país, pero también estuvo plagado de desafíos. La crisis económica mundial de 1929 impactó profundamente en España, aumentando las tensiones sociales y económicas. Esta crisis, junto con la falta de apoyo de ciertos sectores de la sociedad, contribuyó a la inestabilidad política y social de la República. La oposición de grupos conservadores, la falta de una cultura democrática arraigada y la radicalización de posturas extremistas complicaron aún más la situación, debilitando la estructura misma de la Segunda República española.

Proclamación de la República

La proclamación de la Segunda República española estuvo marcada por una intensa polarización entre monárquicos y republicanos. Los republicanos, unidos por el Pacto de San Sebastián, lograron derrocar a la monarquía de Alfonso XIII sin derramamiento de sangre el 14 de abril de 1931. Aunque los resultados de las elecciones municipales favorecieron a los monárquicos, los republicanos triunfaron en las grandes ciudades. El Gobierno Provisional, formado por una coalición de republicanos, socialistas y nacionalistas, se enfrentó a conflictos internos y externos, incluida la quema de conventos en mayo de 1931. Las elecciones generales a Cortes Constituyentes se celebraron en junio de 1931, dando lugar a un Parlamento unicameral dominado por la conjunción republicano-socialista. La nueva Constitución de 1931, progresista y democrática, estableció la separación de poderes, reconoció derechos y libertades fundamentales, y abordó la cuestión religiosa. La aprobación de los artículos relacionados con la religión llevó a la dimisión del jefe del gobierno, Alcalá Zamora, reemplazado por Manuel Azaña.

Bienio Reformista (1931-1933)

Durante el Bienio Reformista, liderado por Manuel Azaña, se llevaron a cabo importantes reformas en España:

1. Cuestión Religiosa

Se impulsó la separación Iglesia-Estado y la laicización de la sociedad, generando conflictos con el clero y sectores católicos. Se aprobaron leyes como el matrimonio civil, el divorcio y la secularización de cementerios, así como la disolución de la Compañía de Jesús.

2. Reforma del Ejército

Azaña buscaba un ejército profesional y proporcional a las necesidades del país. Se promulgó la Ley de Reforma Militar, causando tensiones e incluso un intento de golpe de Estado en Sevilla en 1932.

3. Autonomías

Se permitió la organización de regiones autónomas. Cataluña y el País Vasco lograron estatutos propios, aunque limitados en competencias.

4. Reforma Agraria

Se promulgó una Ley de Reforma Agraria en 1932, con el objetivo de mejorar las condiciones en el campo, pero su aplicación fue limitada y generó descontento entre algunos campesinos.

5. Reformas Sociales, Educativas y Culturales

Se aprobaron leyes para mejorar las condiciones laborales, se impulsó la educación laica, gratuita y obligatoria, y se fomentó la cultura a través de diversas iniciativas.

Estas reformas provocaron oposición y conflictividad social. Sectores conservadores, la Iglesia y el ejército se opusieron frontalmente, mientras que la clase obrera, insatisfecha con la lentitud de los cambios, protagonizó insurrecciones violentas. La desconfianza hacia el gobierno republicano-socialista llevó a la dimisión de Azaña y a la convocatoria de elecciones en 1933.

Bienio Rectificador (1933-1936)

El Bienio Rectificador (1933-1936), liderado por Alejandro Lerroux y la CEDA, se caracterizó por revertir muchas de las reformas del bienio anterior:

1. Relaciones Iglesia-Estado

Se paralizó la laicización de la sociedad, se mantuvieron los colegios católicos y el Estado continuó sufragando el sueldo de los sacerdotes.

2. Relaciones Laborales

Se produjo un retroceso en las relaciones laborales, perjudicando a los trabajadores.

3. Reforma Agraria

Se detuvo la reforma agraria de 1932 y se implementaron políticas más conservadoras en este ámbito.

4. Ejército

Se llevó a cabo una política de nombramientos que derechizó al Ejército.

5. Reforma Constitucional

Los intentos de modificar la constitución fracasaron debido a diferencias entre la CEDA y el Partido Republicano Radical.

6. Revoluciones en Barcelona y Asturias

Este periodo estuvo marcado por revueltas en Barcelona y Asturias, con resultados violentos y la intervención del gobierno para reprimirlos.

El Gobierno radical enfrentó crisis por escándalos y Alcalá Zamora vetó la entrada de la CEDA en el Gobierno, lo que llevó a la convocatoria de nuevas elecciones.

El Frente Popular (1936-1939)

Ante las nuevas elecciones y con la lección de 1933 aprendida, los republicanos de izquierda y los socialistas volvieron a tener contactos para ir juntos a las elecciones. Estos frentes amplios recibieron el nombre de frentes populares. Se formó así el Frente Popular en el que estaban integrados Izquierda Republicana, Unión Republicana, Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Partido Comunista de España (PCE), Unión General de Trabajadores (UGT) y Confederación Nacional del Trabajo (CNT), Juventudes Socialistas de España, Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM) junto con el Partido Sindicalista de Pestaña. Por su parte, la derecha, que estaba desunida, también intentó crear un gran bloque electoral, el Frente Nacional. El nuevo gobierno se formó con republicanos de izquierdas. Los socialistas quedaron fuera. El gobierno pasará a estar presidido por Casares Quiroga hasta el día 19 de julio, mientras que Manuel Azaña será nombrado Presidente de la República en sustitución de Niceto Alcalá Zamora, sustitución polémica, que hará más débil todavía el gobierno. El gobierno concedió la amnistía a miles de presos políticos y se forzó a los empresarios a readmitir a los obreros despedidos por las huelgas de 1934. Se permitió el restablecimiento del gobierno de la Generalitat. Para evitar un posible golpe de Estado, el gobierno decidió enviar a los generales que menos confianza ofrecían al régimen a lugares periféricos. Los propietarios agrícolas se opusieron a las reformas, muchos industriales decidieron cerrar sus fábricas y la Iglesia, temerosa de nuevos recortes, aumentó su oposición. La izquierda empezó a propugnar la necesidad de iniciar la revolución. La Falange organizó grupos paramilitares con fuertes acciones violentas. Ante el aumento de la violencia, una parte de la derecha adoptó una posición favorable a un golpe de Estado.