Crisis y Transformaciones en España (1918-1931): De la Guerra al Fin de la Monarquía

La Descomposición del Sistema

El fin de la Primera Guerra Mundial en 1918 provocó una caída de las exportaciones españolas, lo que generó inflación, desempleo y un aumento de las huelgas.

En Cataluña, el movimiento sindical tuvo un gran impacto, destacando la huelga de La Canadiense en 1919, que logró la aprobación de la jornada laboral de 8 horas, un hito en Europa. Sin embargo, la patronal incumplió acuerdos, lo que reavivó el conflicto y llevó a un aumento del pistolerismo entre anarquistas y empresarios.

En el sur de España, los campesinos exigían el reparto de tierras y realizaron huelgas y ocupaciones. Estas protestas, conocidas como el Trienio Bolchevique (1918-1921), fueron duramente reprimidas por el gobierno, con encarcelamientos y la ilegalización de asociaciones obreras.

Entre 1918 y 1923, la inestabilidad política aumentó porque los partidos dinásticos estaban divididos y no lograban formar gobiernos estables. Además, la oposición (republicanos, socialistas y nacionalistas) no consiguió unirse para crear una alternativa al régimen. Para intentar salvar el sistema, se formaron gobiernos de concentración, con la participación de varios partidos, incluyendo la Lliga Regionalista. Sin embargo, estos gobiernos fracasaron y rompieron el sistema de turnos establecido en la Restauración.

Entre 1918 y 1923, España tuvo 10 gobiernos distintos, todos débiles e incapaces de solucionar los problemas del país. Como resultado, el gobierno recurrió constantemente a medidas de excepción, como la suspensión de derechos constitucionales y el cierre de las Cortes.

El protectorado español en Marruecos estaba controlado por militares y empresarios con intereses en la región. Sin embargo, la población española veía la guerra como un conflicto innecesario y costoso.

En 1921, el general Silvestre, con apoyo del rey Alfonso XIII, intentó expandir el control español en el Rif, pero sufrió una derrota catastrófica en Annual. Durante la retirada, las tropas españolas fueron masacradas por los rifeños liderados por Abd el-Krim, causando 13.000 muertos.

El desastre provocó una gran crisis en España. La oposición exigió explicaciones y se creó una comisión de investigación, el Expediente Picasso, que reveló corrupción y mala gestión en el ejército. El informe señalaba que Alfonso XIII tenía responsabilidad en la derrota, lo que aumentó el desprestigio de la monarquía.

Cuando el Congreso iba a debatir el Expediente Picasso en 1923, el golpe de Estado de Primo de Rivera impidió que se publicaran sus conclusiones.

La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)

En 1923, el sistema político de la Restauración estaba en crisis debido a la corrupción, inestabilidad y el desastre de Annual. El gobierno liberal de García Prieto intentó reformar la Constitución para modernizar el sistema, pero encontró la oposición del rey, el ejército y la Iglesia.

El 13 de septiembre de 1923, el general Miguel Primo de Rivera, con apoyo militar, dio un golpe de Estado en Barcelona. Alfonso XIII no se opuso y permitió la instauración de una dictadura militar, poniendo fin al régimen constitucional de la Restauración.

Tras el golpe de Estado de 1923, Primo de Rivera estableció un Directorio Militar, un gobierno formado solo por militares. Sus primeras medidas fueron:

  • Suspender la Constitución, disolver las Cortes e ilegalizar los partidos políticos y sindicatos.
  • Declarar el estado de guerra en todo el país hasta 1925.
  • Eliminar la Mancomunidad de Cataluña y prohibir el uso del catalán en el ámbito público.
  • Controlar los ayuntamientos, sustituyendo a los alcaldes por personas afines al régimen.
  • Reprimir el movimiento obrero, encarcelando a líderes sindicales y prohibiendo las huelgas.

En septiembre de 1925 las tropas españolas desembarcaron en Alhucemas, mientras el ejército francés avanzaba desde el sur. Esta acción conjunta derrotó a Abd el-Krim y puso fin a la guerra en Marruecos. Para ganarse el favor de la opinión pública, el Directorio puso en marcha una serie de medidas de tipo social: regulación del trabajo de la mujer, construcción de viviendas públicas, inversión en obras públicas para reducir el desempleo.

Tras estabilizar el país, en 1925 Primo de Rivera creó el Directorio Civil, incluyendo a políticos afines a su régimen. Su objetivo era institucionalizar la dictadura y consolidar su poder. Aprovechando la buena situación económica de los años 20, el gobierno impulsó:

Grandes infraestructuras, como carreteras y obras hidráulicas.

Monopolios estatales, como Telefónica, Campsa y Tabacalera.

Altos aranceles para proteger la industria española.

Sin embargo, el gasto público creció sin una reforma fiscal adecuada, aumentando la deuda del Estado. Además, no se intervino en la cuestión agraria y no se solucionaron los problemas de los campesinos. Primo de Rivera quiso reorganizar el sistema político siguiendo un modelo corporativo inspirado en la Italia fascista de Mussolini. Para ello, impulsó varias medidas: Creación de la Unión Patriótica (1924), un partido único que apoyaba la dictadura.

Formación del Somatén, una milicia armada encargada de mantener el orden y reprimir protestas.

Asamblea Nacional Consultiva (1927), un órgano sin poder real, cuyos miembros eran elegidos por el gobierno para elaborar una nueva Constitución. La Asamblea debería elaborar un Estatuto Fundamental de la Monarquía, un documento que haría el papel de constitución, en el que se proponía que las Cortes tuviesen un 50% de diputados elegidos directamente por el rey.

Además, intentó controlar el movimiento obrero con la Organización Corporativa Nacional, un sistema de sindicatos dirigidos por el Estado. La UGT participó al principio, pero luego se distanció. La CNT rechazó este modelo y fue duramente reprimida.

Aunque en los primeros años del régimen de Primo de Rivera la oposición estuvo desactivada, con el paso del tiempo irá cogiendo una fuerza mayor.

Un pequeño sector del ejército organizó una conspiración militar (la “sanjuanada”) que no tuvo éxito

La oposición republicana consiguió aunar a distintas tendencias del movimiento en Alianza Republicana. Alianza Republicana contaba entre sus filas con republicanos tan variados como Lerroux, reformistas de izquierda como Manuel Azaña o antiguos ministros de la monarquía como Alcalá-Zamora

Los intelectuales y universitarios criticaron la censura y la falta de libertad de expresión. La Federación Universitaria Española promoverá huelgas y manifestaciones contra la dictadura.

Por su parte, la eliminación de la Mancomunidad y la prohibición del catalán llevarán al nacionalismo catalán a unirse a la oposición al régimen.

La oposición obrera se centró en la CNT y en el pequeño PCE. La CNT reforzará su ideología anarquista con la fundación de la Federación Anarquista Ibérica (FAI).

El Fin de la Dictadura de Primo de Rivera y la Caída de la Monarquía (1930-1931)

Primo de Rivera había aprovechado la buena situación económica internacional para consolidar su régimen. Sin embargo, la crisis económica mundial iniciada en 1929 alcanzó a la economía española, lo que causó un crecimiento del desempleo y el descontento social. El régimen fue perdiendo sus apoyos iniciales y la situación política, económica y social de España sufrió un gran deterioro. Primo de Rivera, gravemente enfermo, presentó su dimisión ante el rey el 27 de enero de 1930.

Alfonso XIII encargó formar gobierno al general Dámaso Berenguer. Este nuevo gobierno, conocido popularmente como dictablanda, trataba de volver a la normalidad constitucional previa al golpe de Estado de Primo de Rivera. Obviamente, este intento de recuperación del régimen constitucional tenía un grave problema de credibilidad.

La oposición a la dictadura y a la monarquía se unificó definitivamente en torno al Pacto de San Sebastián. un acuerdo promovido por Alianza Republicana al que se sumaron todas las tendencias republicanas, los socialistas y los catalanistas. Algunos intelectuales de prestigio como Ortega y Gasset, Fernando de los Ríos o Gregorio Marañón. El Pacto de San Sebastián consideraba que había llegado el momento de poner fin a la monarquía de Alfonso XIII.

También se creó un Comité Revolucionario, presidido por Alcalá-Zamora, con el objetivo de acelerar la caída del rey. En diciembre de 1930 hubo una sublevación militar en la localidad de Jaca y en la base aérea de Cuatro Vientos. Esta sublevación fue desactivada por el ejército y sus líderes fueron ejecutados.

En febrero de 1930, Alfonso XIII encargó la formación de un nuevo gobierno al almirante Aznar que convocó elecciones municipales para el 12 de abril de 1931. Gran parte del país entendió estas elecciones como un plebiscito sobre la monarquía, y las candidaturas republicanas obtuvieron la victoria en casi todas las capitales de provincia. Alfonso XIII entendió que se había quedado sin apoyos en el país y marchó al exilio. Ese mismo día, el 14 de abril de 1931, se proclamó la II República española

El Papel del Ejército en la Política Española (1868-1931)

El ejército tuvo un papel clave en la política española entre 1868 y 1931, interviniendo en golpes de Estado, conflictos internos y el mantenimiento del orden. Su influencia evolucionó según el contexto histórico.

Sexenio Democrático (1868-1874):

El ejército derrocó a Isabel II en la Revolución Gloriosa de 1868 y tuvo un papel clave en el Gobierno Provisional. Participó en la represión de sublevaciones carlistas y republicanas, así como en la Guerra de Cuba. En 1874, el golpe de Estado del general Pavía acabó con la Primera República y facilitó la Restauración Borbónica.

Restauración Borbónica (1874-1923):

Guerra de Cuba y el “Desastre del 98”: El ejército sufrió un duro golpe con la derrota ante EE.UU. en 1898, lo que generó un fuerte desprestigio y tensiones internas sobre la necesidad de una regeneración militar. Guerra de Marruecos: A partir de 1909, el ejército volvió a ser protagonista con su intervención en Marruecos, lo que llevó a conflictos como la Semana Trágica de Barcelona, donde la represión militar generó un gran rechazo popular. Crisis de 1917: El ejército se organizó en Juntas de Defensa, exigiendo mejores condiciones salariales y cambios en el sistema de ascensos. Su intervención forzó cambios políticos, evidenciando su capacidad de presión sobre el gobierno.

Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930):

En 1923, el general Primo de Rivera dio un golpe de Estado con apoyo del rey, estableciendo una dictadura militar. La dictadura contó inicialmente con respaldo dentro de las Fuerzas Armadas, sobre todo por su éxito en la guerra de Marruecos con el Desembarco de Alhucemas (1925). Sin embargo, con el tiempo, la crisis económica y el creciente descontento debilitaron su posición. Finalmente, el ejército le retiró su apoyo en 1930, forzando su dimisión.

Caída de la monarquía (1931):

Tras la caída de Primo de Rivera, Alfonso XIII intentó restaurar el sistema constitucional con la llamada “Dictablanda” de Berenguer, pero el desprestigio del rey y la falta de apoyo de los militares precipitaron la crisis. En 1931, la monarquía cayó sin resistencia militar, y el ejército quedó apartado del poder con la proclamación de la Segunda República. Entre 1868 y 1931, el ejército pasó de ser un actor revolucionario a convertirse en un defensor del orden conservador. Su intervención en la política debilitó los intentos democráticos, hasta perder influencia con la caída de la monarquía en 1931.