De Carlos IV a Isabel II: Absolutismo, Guerra y Liberalismo en España (1788-1854)

El Reinado de Carlos IV (1788-1808)

Antecedentes

La situación de España a la llegada de **Carlos IV** (1788-1808) no era, en modo alguno, dramática. Seguía manteniendo un enorme imperio y la obra de la Ilustración había traído desarrollo al país. Ilustrados como Jovellanos pronosticaban una evolución tranquila hacia un régimen menos absolutista. Sin embargo, el rey mostró una incapacidad para adaptarse a las difíciles circunstancias que provocaría el estallido de la **Revolución Francesa** (1789). El ministro Floridablanca encabezó la opinión mayoritaria española de rechazo a los acontecimientos del país vecino, cerrando la frontera con Francia y censurando toda noticia que proviniera de allí. Su sustituto, el **Conde de Aranda**, inició una política de neutralidad, porque la Constitución francesa de 1791 mantuvo a **Luis XVI** al frente del Estado.

La Guerra contra la Convención y el Ascenso de Godoy

La aparición de **Manuel Godoy** y la muerte de Luis XVI provocaron la entrada de España en la **Guerra contra la Convención francesa** (1793-1795). España fue derrotada. Entonces, Godoy dio un giro a su política exterior cometiendo un error político: convirtió a España en un Estado satélite de la Francia napoleónica. Así, firmó el **Tratado de Basilea** (1795), por el que se situó al lado de Francia y en contra de Gran Bretaña, lo que originó que Godoy se viera obligado a dirigir la invasión de Portugal, aliada de Gran Bretaña, en 1801 (**Guerra de las Naranjas**), con objeto de cerrar sus puertos al comercio británico. Francia y Gran Bretaña firmaron la **Paz de Amiens**, pero enseguida reanudaron hostilidades, y España se vio envuelta en otra guerra no deseada, de trágicas consecuencias para su flota, la **Batalla de Trafalgar** de 1805.

El Tratado de Fontainebleau y el Motín de Aranjuez

A la guerra permanente, al desastre naval, el endeudamiento y a la interrupción del comercio con América se unió la firma del **Tratado de Fontainebleau** (1807), por el cual se decide el reparto de Portugal y el nombramiento de Godoy como Príncipe de los Algarve. En consecuencia, fuerzas francesas penetran en la Península para colaborar con tropas españolas en la ocupación de Portugal. Esta entrada de las tropas napoleónicas hizo sospechar a Godoy que Napoleón quería ocupar España y aconsejó a Carlos IV abandonar Madrid y dirigirse a Sevilla. El rey le hace caso, pero no puede ir más allá de Aranjuez. En efecto, desde hacía meses, el descontento aumentaba contra Godoy, a quien se responsabilizaba de todos los males de la nación y de acaparar un gran poder. Estos hechos empujaron a sus adversarios a agruparse en torno al príncipe heredero, futuro **Fernando VII**. Se trataba de ponerle en el trono en lugar de su padre. Una primera conspiración fracasó (**Proceso de El Escorial**, 1807), pero la segunda tuvo más éxito, el **Motín de Aranjuez**. Se trató de un alzamiento nobiliario y popular contra Godoy, exigiendo al rey que lo destituyera. Este motín provocó la caída del ministro y la abdicación de Carlos IV en su hijo Fernando VII (1808).

La Guerra de la Independencia (1808-1814)

Las Abdicaciones de Bayona y el Levantamiento del 2 de Mayo

Este síntoma de debilidad hizo que Napoleón adelantara sus planes. Mandó llamar a la familia real a Bayona, donde fueron obligados, padre e hijo, a abdicar la corona en la figura de Napoleón, que a su vez se la entregaría a su hermano José Bonaparte, asumiendo el trono como **José I** (**Abdicaciones de Bayona**). Mientras, en España, y más concretamente en Madrid, se levantaban contra los franceses el **2 de mayo de 1808**, extendiéndose al resto del territorio a medida que se iban teniendo noticias, iniciándose la **Guerra de la Independencia** (1808-1814).

Bandos y Fases de la Guerra

Francia inició la guerra prácticamente con toda Europa. Napoleón tuvo dos problemas principales: Rusia, el crudo invierno impidió su avance, y España, cuya feroz resistencia fue incesante. En la última etapa, Portugal e Inglaterra se unieron a España. La Guerra de la Independencia fue desordenada y caótica, librada en múltiples frentes, con guerra de ejércitos, de guerrillas y resistencia feroz en todo momento y en todos los puntos del país. No es de extrañar el calificativo de *úlcera española* que le otorgó Napoleón.

  • Primera fase (1808-1809): Las tropas invasoras penetraron desde la línea Vitoria-Burgos-Madrid-Toledo, avanzando en abanico desde el Levante a Extremadura hacia Andalucía. Derrotaron a los españoles en Medina de Río Seco, pero se detuvieron en ciudades que se habían hecho fuertes y proclamaban su rechazo a José I, como Gerona, Zaragoza o Valencia. El general **Castaños** derrotó en **Bailén** (1808) a las tropas de Dupont y, aunque los franceses vencieron en Zaragoza (1808-1809) y Gerona (1809), José I abandonó por precaución Madrid.
  • Segunda fase (1809-1812): Napoleón acudió personalmente con sus mejores generales con un ejército de veteranos, venciendo en Burgos, Tudela, Madrid, Zaragoza, Gerona, Uclés y Ciudad Real. José I volvía a sentarse en el trono. A pesar de ello, la **guerrilla**, repartida por todo el territorio nacional, seguía hostigando incesantemente a los efectivos franceses.
  • Tercera fase (1812-1814): Se produjo la alianza con las tropas anglo-portuguesas al mando de **Wellington**. Además, el recrudecimiento del frente ruso hizo que Napoleón dividiera su atención. Los franceses fueron derrotados en **Arapiles** (1812), **Vitoria** (1813) y **San Marcial** (1813). José I huyó a Francia y Napoleón retiró sus tropas y firmó el **Tratado de Valençay** (1813) que reconocía a Fernando VII como rey.

En la memoria popular quedan nombres como: los capitanes Luis Daoíz y Pedro Velarde, que repartieron armas a la población desde el Parque de Artillería de Monteleón y murieron defendiendo el sitio; Manuela Malasaña y Clara del Rey, heroínas en la defensa del Parque de Artillería de Monteleón; Agustina de Aragón, que cobró fama defendiendo Zaragoza; o los guerrilleros el cura Merino, Juan Martín Díez *el Empecinado* y Espoz y Mina.

Consecuencias de la Guerra

  1. Aproximadamente hubo medio millón de fallecidos.
  2. Ruina económica: abandono de tierras de labor, interrupción del comercio.
  3. Pérdida de parte del patrimonio artístico español: quema de iglesias, expolio de piezas de arte.
  4. Inicio del proceso de independencia de las colonias americanas.
  5. Surgimiento del liberalismo español: hubo **afrancesados**, intelectuales que estuvieron a favor de colaborar con los invasores, porque los veían como una esperanza de progreso, y **patriotas liberales**, opuestos a Francia, pero no a la modernización política. Esto derivó en una convocatoria de Cortes en Cádiz, ciudad no dominada por los franceses, que concluyó su labor con la creación de la primera Constitución española (1812), que se convirtió en símbolo y arco de referencia de las libertades del país.

Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812

Antecedentes

La situación de España a la llegada de Carlos IV (1788-1808) no era, en modo alguno, dramática. No solo seguía manteniendo un enorme imperio, sino que la obra de la Ilustración había traído desarrollo al país y su imagen exterior se había modernizado. Sin embargo, la ineptitud del rey y la figura de Godoy, que convirtió al país, desde la **Paz de Basilea** (1795), en un estado satélite napoleónico, no trajeron más que un estado de guerra permanente con continuas derrotas como **Trafalgar** (1805), que supuso el fin de la flota hispana. El último despropósito fue la firma del **Tratado de Fontainebleau** (1807), por el que las tropas francesas tenían permiso para cruzar la frontera. El escenario para la crisis de 1808, que lo fue de gobierno, estado y nación, estaba presente. En 1808 se produjo el **Motín de Aranjuez**, que provocó la caída de Godoy y la abdicación de Carlos IV en su hijo Fernando VII. Este síntoma de debilidad hizo que Napoleón adelantara sus planes. Sus tropas entraron en la Península, raptaron a la familia real y se la llevaron a Bayona, donde fueron obligados a abdicar. El hermano de Napoleón, José Bonaparte, asumió el trono como José I. Los españoles se levantaban contra los franceses el 2 de mayo de 1808, dando origen a la **Guerra de la Independencia**, que finalizaría con el **Tratado de Valençay** (1813) que reconocía a Fernando VII como rey.

Camino a las Cortes

Durante la contienda, según la opinión de algunos intelectuales de la época, como el escritor Blanco White, el economista Flórez Estrada o el historiador Conde de Toreno, fue para alumbrar el inicio del **liberalismo español**. Aparecieron los llamados **afrancesados**, pertenecientes a la élite intelectual ilustrada que estuvieron a favor de colaborar con los invasores, entre otros Moratín o Meléndez Valdés, porque los veían como una esperanza de progreso y liberalismo. José I, por su parte, en un intento de acercarse a estas élites, reunió a un grupo de notables españoles (Asanza, Urquijo, Romanillos) para que redactaran el **Estatuto de Bayona** (1808), carta otorgada de régimen liberal que establece: libertad individual y de imprenta; supresión de privilegios; abolición del tormento; limitación de los mayorazgos. Es, en definitiva, un texto que cuestiona el Antiguo Régimen. Con el final de la guerra, fueron descalificados como traidores y colaboracionistas, y tuvieron que marchar de España: fue el primer exilio español contemporáneo. Como reacción a la invasión aparecieron los llamados **patriotas liberales**, opuestos al francés, pero no a la modernización política, que se convirtieron en la principal fuerza impulsora de las Juntas.

El nacimiento de las **Juntas** supuso la creación de un poder autónomo integrado por diferentes estamentos sociales, que no seguía las directrices francesas. Las Juntas pasaron a ser organismos de gobierno presididos por las autoridades y personalidades locales más destacadas. Todas las Juntas se fueron agrupando en trece Juntas Supremas y, luego, en 1808 en Aranjuez, en una única llamada **Junta Suprema Central Gubernativa**, presidida por Floridablanca, que se proclamó garante de la soberanía nacional. Empujada por el ejército francés, se ve obligada a desplazarse a Sevilla y luego a Cádiz.

Se debate entre convocar unas Cortes unicamerales para redactar una nueva constitución, como propugnan los liberales; la postura de los absolutistas, que no estaban interesados en convocar Cortes; mientras que los reformistas de Jovellanos promueven convocar Cortes estamentales, sólo para realizar reformas. Esta opción será la elegida (Cortes estamentales). La Junta Suprema Central tendrá vigencia hasta enero de 1810, en que se disuelve y es creado el **Consejo de Regencia de España e Indias**, formado por 5 miembros y con la misma autoridad que el rey Fernando VII, con el mandato antedicho. Este Consejo de Regencia desoye lo acordado y decide hacer la convocatoria de Cortes unicamerales y no estamentales, cediendo a la presión de los liberales. Sin embargo, dilató mucho la convocatoria (son personalidades absolutistas) hasta que, de nuevo cediendo a esta presión, las reunirá en 1810.

Las Cortes de Cádiz

La convocatoria de Cortes era como decir que se convocaba a la nación en ausencia de un poder legitimado. Tendrán un poder territorial limitadísimo. Cádiz estuvo sitiada por los franceses hasta 1813. La reunión de Cortes fue un verdadero golpe revolucionario. Se reunieron a lo largo de las sesiones diputados que se autoproclamaron representantes de la nación e iniciaron una importante labor legislativa en aspectos políticos, sociales y económicos. De las dos tendencias políticas que cobraron fuerza, la **liberal** y la **absolutista**, se impuso la primera. Así, se decretó la libertad de imprenta, que suprimía la censura para los escritos públicos, pero no para los religiosos (1810); se abolieron los señoríos jurisdiccionales, desapareciendo los conceptos de señor y vasallo (1811); se suprimieron los gremios, para favorecer el libre mercado y la competencia (1813); se decretó la incautación y venta en pública subasta de las tierras comunales de los municipios, de las órdenes militares y de los jesuitas (1813); se derogaron los privilegios de la Mesta, permitiendo el vallado de propiedades privadas o comunales (1813); y se abolió la Inquisición (1813).

La Constitución de 1812

Las Cortes concluyeron su labor tras la creación de la primera **Constitución española** en 1812. Aparece la idea de **Nación española**, definida como el conjunto de todos los ciudadanos, sin distinción entre los españoles de los dos hemisferios y que no puede ser patrimonio de ninguna familia o persona. El principio de **soberanía nacional**. El pueblo delegaba en los diputados la representación de la nación. Éstos eran elegidos por sufragio universal masculino mediante un complicado sistema indirecto. Conformaban una sola cámara. La **separación de poderes**: el legislativo recaía en las Cortes, el ejecutivo en el Rey y el judicial en los tribunales. Un poder limitado para el monarca: sus órdenes deben ir validadas por la firma del ministro correspondiente; no puede disolver las Cortes; nombra a los ministros, pero estos deben ser refrendados por las Cortes (“doble confianza”); el Rey no es responsable, pero sí sus ministros. La **igualdad de los ciudadanos ante la ley**. La **abolición de privilegios feudales**. La instauración de un ejército nacional y popular integrado por todos los habitantes del país. En definitiva, convertía a España en una **monarquía liberal y parlamentaria**.

El Reinado de Fernando VII (1814-1833): La Cuestión Sucesoria

Fernando VII (1814-1833) llegó a España entre aclamaciones y vítores, pero falleció dejando una España dividida, con miles de muertos, exiliados y encarcelados. Tras la retirada de las tropas napoleónicas y la firma del **Tratado de Valençay** (1813), Fernando VII asumía, nuevamente, la corona con el apoyo de liberales y absolutistas. A su regreso, un grupo de 69 diputados de las Cortes de Cádiz entregaron al rey el **Manifiesto de los Persas**. El rey lo hizo suyo sin tener en cuenta los sacrificios que los liberales habían realizado para que él recuperara el trono, iniciando el **Sexenio Absolutista** (1814-1820). Con el **Decreto de Valencia** disolvió las Cortes, abolió la Constitución de 1812 y los decretos liberales fueron declarados nulos y de ningún valor o efecto, ahora ni en ningún tiempo. Luego, reinstauró la Inquisición, el régimen señorial e inició una dura represión contra los constitucionalistas. Además, se produjo la ruina de la Hacienda, agravada por la rebelión en América que impedía el comercio exterior y la llegada de remesas de metales.

El Trienio Liberal (1820-1823)

Los liberales no aceptaron la situación y dirigieron varios pronunciamientos militares para obligar al rey a instaurar la Constitución de 1812, caso de Espoz y Mina en Pamplona, Porlier en La Coruña o Lacy en Barcelona, acabando todos ellos en fracaso. En 1820, en Cabezas de San Juan (Sevilla), triunfó el encabezado por el comandante **Rafael Riego**, cuando sublevó al ejército que debía partir para sofocar la revuelta de la América hispana. Fernando VII tuvo que aceptar la Constitución de 1812, pronunciando la famosa frase: *Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional*. Se iniciaba así el periodo del **Trienio Liberal** (1820-1823). Los liberales habían derrotado a los absolutistas, pero pronto surgen las divisiones internas que marcarán la trayectoria del Trienio y el debilitamiento del régimen liberal. Por un lado, los **moderados o doceañistas**, liderados por Martínez de la Rosa, relacionados con las Cortes de Cádiz, más veteranos y conservadores, que buscaban el compromiso de las clases dominantes. Por otro, los **exaltados o veinteañistas**, protagonistas del pronunciamiento, más jóvenes y partidarios de cambios más rápidos y radicales.

Los gobiernos liberales iniciaron una acelerada política de reformas. La legislación aprobada por las Cortes de Cádiz volvió a estar en vigor y se promulgó un Código Penal, la libertad de industria y comercio y una desamortización eclesiástica. Asimismo, se avanzó en cuestiones como la religiosa y en la reforma de la Hacienda. En cuanto a la cuestión religiosa, los liberales quisieron someter a la Iglesia a sus intereses, lo que inevitablemente llevó a ésta a oponerse duramente a los liberales. Medidas como la expulsión de los Jesuitas o la supresión de los monasterios, incrementaron los enfrentamientos, que fueron muy negativos para los liberales, dada la influencia que la Iglesia mantenía sobre la población.

La Década Ominosa (1823-1833)

La cuestión de la reforma de la Hacienda estaba muy vinculada al fin del régimen señorial, pero chocó con fuertes oposiciones, del rey principalmente, y no se pudo avanzar mucho. Mientras, los absolutistas no cesaron de conspirar: promovieron partidas armadas en Álava, Navarra, Burgos y Cataluña; en 1822, en la Seo de Urgel (Lérida), apareció una autoproclamada regencia absolutista; y, el mismo año, cuatro batallones de la Guardia Real se sublevaban sin éxito. En secreto, Fernando VII reclamó ayuda extranjera para volver a ser rey absoluto. En 1822, la Europa de la Restauración, que quería borrar la obra napoleónica, decidió que una España liberal era un peligro para el equilibrio del continente. Francia reclamó ser quien realizase la liquidación del sistema liberal vigente en España, con lo que demostraría su voluntad de separarse de los principios y actuaciones de Napoleón. En 1823, un ejército francés, conocido como los **Cien Mil Hijos de San Luis**, entró en la Península bajo las órdenes del duque de Angulema. Este ejército derrotó a Riego y volvió a emplazar a Fernando VII como rey absoluto. Riego fue obligado a pedir perdón al rey en una carta publicada por la *Gaceta de Madrid* y declarado culpable de alta traición. De nuevo comenzaba un periodo absolutista, la llamada **Década Ominosa** (1823-1833). Retornaba una represión durísima, dirigida por Calomarde, ministro de Gracia y Justicia. Muchos abandonaron el país. Se creó una colonia hispana en el barrio londinense de Somerstown. Los que se quedaron fueron perseguidos, encarcelados o ejecutados (como el antiguo guerrillero *el Empecinado*, el librero Miyar o Mariana Pineda). Se articuló la resistencia liberal a través de sociedades secretas y varios pronunciamientos que fracasaron (como el de José Mª Torrijos en Málaga, que acabó con su fusilamiento).

Hubo, sin embargo, una mejora en la administración del país con cambios como: la creación del Consejo de Ministros; el despegue económico gracias a la buena labor del ministro de Hacienda, López Ballesteros; la reorganización del ejército que llevó a cabo el marqués de Zambrano; o la creación del Ministerio de Fomento (1832) para impulsar obras públicas. En 1830, María Cristina de Nápoles, cuarta esposa de Fernando VII, le dio una hija. La obsesión para que llegara a gobernar condicionó el final de la vida política del rey. Existía un problema evidente: estaba vigente el **Auto Acordado de 1713** (**la Ley Sálica**) en el que Felipe V había establecido la preferencia de la sucesión de los varones sobre las mujeres. Ese mismo año Fernando publicó la **Pragmática Sanción** que lo abolía. Hubo una protesta absolutista encabezada por su hermano, Carlos María Isidro (**Sucesos de la Granja**), y Fernando le desterró a Portugal (1833). Después, se aproximó a los liberales (promulgó dos amnistías para el regreso de los liberales) para que le dieran su apoyo. Se produjo una tímida apertura alrededor de la figura de Cea Bermúdez. En septiembre de 1833 moría Fernando VII, su hija, **Isabel II** (1833-1868), con tres años, juraba como sucesora.

El Proceso de Independencia de las Colonias Americanas: El Legado Español en América

La lucha por la independencia de las colonias españolas en América dio comienzo en 1810 en Caracas y Buenos Aires, mientras que en España se desarrollaba la guerra contra el invasor Napoleón. El proceso se prolongó hasta 1824, en que la victoria del ejército libertador en **Ayacucho** supuso la independencia de casi todas las colonias españolas. El imperio español en América se mantuvo durante tres siglos con gran estabilidad y fortaleza. Sin embargo, a comienzos del siglo XIX, una serie de factores dieron lugar al movimiento independentista:

  • El reformismo borbónico del siglo XVIII incrementó el control económico y administrativo sobre las colonias, cuyos principales puestos de gobierno se concedían a peninsulares, dejando fuera a los **criollos** (descendientes de españoles nacidos en América. Pertenecían a la clase media y alta de la sociedad colonial).
  • La progresiva liberalización del comercio peninsular con América desde los decretos de 1765 y 1778 benefició más a los comerciantes peninsulares que a los criollos, sometidos a los intereses de la metrópoli.
  • La influencia de la revolución americana, iniciada en 1776, que supuso el nacimiento de los EE. UU.
  • La Revolución Francesa de 1789, cuyas ideas inspiraron el pensamiento emancipador. Tanto Bolívar como Miranda, dos de los más destacados próceres de la independencia, conocieron de cerca este acontecimiento.
  • Los intereses de Reino Unido. Este país preferirá países independientes en América con los que poder comerciar libremente.

Fases de la Independencia

  • De 1808 a 1815: Coincide con la Guerra de Independencia en la metrópoli. En América se creó un vacío legal similar al de España. También se formaron juntas leales a Fernando VII, que al principio no cuestionaron la administración española. Pero en ellas el elemento criollo fue desplazando al peninsular. En 1810, las juntas de Caracas, Buenos Aires y Santa Fe de Bogotá proclamaron su intención de separarse de España, según el ideario de las revoluciones americana y francesa. A pesar de las reformas de las Cortes de Cádiz, con numerosos diputados americanos, la rebelión no se detuvo. Las proclamas de 1810 contagiaron a otros territorios: Venezuela, Uruguay, Paraguay, Ecuador y América Central. Venezuela fue la primera en declarar su independencia en agosto de 1811. La vuelta de Fernando VII en 1814 cerró esta fase: las expediciones españolas a Venezuela y la decidida actuación del virrey del Perú, Abascal, lograron restablecer el poder español, excepto en el virreinato del Río de la Plata (Argentina y Uruguay). En México fueron los propios criollos los que hicieron fracasar la revolución campesina de Hidalgo y Morelos por temor a su contenido social y a su radicalismo agrario.
  • De 1816 a 1824: La lucha estuvo más organizada. **Simón Bolívar** y **San Martín** iniciaron una serie de campañas que culminaron en la **Conferencia de Guayaquil**, donde acordaron sus áreas de influencia. José de San Martín, que había servido en las tropas españolas y que en 1812 abrazó la causa independentista, atravesó la cordillera andina y derrotó a los ejércitos realistas en **Chacabuco** y **Maipú**, lo que dio lugar a la independencia de Chile (1817). En 1820 avanzó hasta Perú. Bolívar tuvo que llegar a un armisticio con el general español Morillo, tras lo cual se alió con los llaneros de Páez. Juntos consiguieron vencer a los españoles en **Carabobo** y **Ayacucho** en 1824. México consiguió la independencia en 1821, de la mano de un general conservador, Agustín de Iturbide, quien se coronó rey por poco tiempo.

Balance de la Independencia

El balance que podemos hacer es que la monarquía de Fernando VII no pudo frenar un proceso que parecía inevitable. A ello se dedicaron ingentes recursos financieros, humanos y militares que dejaron exhausta la Hacienda Real y agravaron la tremenda crisis del país. La independencia supuso, además, la pérdida del imperio americano para España, a excepción de Cuba y Puerto Rico. La intención de Simón Bolívar era crear en la zona que su ejército liberó una gran federación de Estados americanos: **La Gran Colombia**. Sin embargo, las rivalidades internas y los intereses enfrentados hicieron fracasar este proyecto y el territorio se dividió en tres repúblicas: Colombia, Venezuela y Ecuador. De igual forma, en el resto del territorio independizado se crearon los diversos Estados que forman actualmente Hispanoamérica; la mayoría adoptaron la república como forma de gobierno en sus constituciones, inspiradas en la de Cádiz. Sus gobiernos estaban en manos de la minoría criolla. El resto de la población fue excluida del gobierno. Los países recién creados mantuvieron la dependencia económica. La sumisión a España fue sustituida por el control comercial que ejercieron el Reino Unido y, en menor medida, Francia y EE. UU.

El Legado Español

en América La lucha por la independencia de las colonias españolas en América dio comienzo en1810 en Caras y Buenos Aires, mientras que en España se desarrollaba la guerra contra el invasor Napoleón. El proceso se prolongó hasta1824, en que la victoria Del ejército libertador en Ayacucho supuso la independencia de casi todas las colonias españolas. El imperio español en América se mantuvo durante tres siglos con gran estabilidad y fortaleza. Sin embargo, a comienzos del siglo XIX una serie de factores dieron lugar al movimiento independentista:El reformismo borbónico del sigloXVIII incremento el control económico y administrativo sobre las colonias, cuyos principales puestos de gobierno se concedían a peninsulares, dejando fuera a los criollos (descendientes de españoles nacidos en América. Pertenecían a la clase media y alta de la sociedad colonial).La progresiva liberalización del comercio peninsular con América desde los decretos de1765 y 1778 benefició mas a los comerciantes peninsulares que a los criollos, sometidos a los intereses de la metrópoli. La influencia de la revolución americana, iniciada en1776, que supuso el nacimiento de los EEUU La Revolución francesa de1789, cuyas ideas inspiraron el pensamiento emancipador. Tanto Bolívar como Miranda dos de los mas destacados próceres de la independencia, conocieron de cerca este acontecimiento. Los intereses de Reino Unido. Este país preferirá países independientes en América con los que poder comerciar libremente. De 1808 a 1815. Coincide con la Guerra de Independencia en la metrópoli. En América se creó un vacío legal similar al de España. También se formaron juntas leales a Fernando VII, que al principio no cuestionaron la administración española. Pero en ellas el elemento criollo fue desplazando al peninsular. En 1810, las juntas de Caracas, Buenos Aires y Santa Fe de Bogotá proclamaron su intención de separarse de España, según el ideario de las revoluciones americana y francesa. A pesar de las Reformas de las Cortes de Cádiz, con numerosos diputados americanos, la rebelión no se detuvo. Las proclamas de 1810 contagiaron a otros territorios, Venezuela Uruguay, Paraguay, ecuador y América Central, Venezuela fue la primera en declarar su independencia en agosto de 1811. La vuelta de Fernando VII en 1814 cerro esta fase: las expediciones españolas a Venezuela y la decidida actuación del virrey del Perú, Abascal, lograron restablecer el poder español, excepto en el virreinato del Río de la Plata (Argentina y Uruguay). En México fueron los propios criollos los que hicieron fracasar la revolución campesina de Hidalgo y Morelos por temor a su contenido social y a su radicalismo agrario 

De 1816 a 1824 la lucha estuvo mas organizada. Simón Bolívar y San Martín iniciaron una serie de campañas que culminaron en la Conferencia de Guayaquil, donde acordaron sus áreas de influencia. José de San Martín, que había servido en las tropas españolas y que en 1812 abrazó la causa independentista, atravesó la cordillera andina y derrotó a los ejércitos realistas en Chachabuco y Maipú lo que dio lugar a la independencia de Chile1817. En1820 avanzó hasta Perú.Bolívar tuvo que llegar a un armisticio con el general español Morillo, tras lo cual se alió con los llaneros de Páez. Juntos consiguieron vencer a los españoles en Carabobo y Ayacucho en1824. México consiguió la independencia en1821, de la mano de un general conservador, Agustín de Iturbide, quien se coronó rey por poco tiempo. El balance que podemos hacer es que la monarquía de FernandoVII no pudo frenar un proceso que parecía inevitable. A ello se dedicaron ingentes recursos financieros, humanos y militares que dejaron exhausta la Hacienda real y agravaron la tremenda crisis del país. La independencia supuso, además, la pérdida del imperio americano para España, a excepción de Cuba y Puerto Rico. La intención de Simón Bolívar era crear en la zona que su ejército liberó una gran federación de Estados americanos: La Gran Colombia. Sin embargo, las rivalidades internas y los intereses enfrentados hicieron fracasar este proyecto y el territorio se dividió en tres repúblicas: Colombia, Venezuela y Ecuador. De igual forma, en el resto del territorio independizado se crearon los diversos Estados que forman actualmente Hispanoamérica; la mayoría adoptaron la república como forma de gobierno en sus constituciones inspiradas en la de Cádiz. Sus gobiernos estaban en manos de la minoría criolla. El resto de la población fue excluida del gobierno. Los países recién creados mantuvieron la dependencia económica. La sumisión a España fue sustituida por el control comercial que ejercieron el Reino Unido y en menor medida, Francia y EEUU. El encuentro de España con América fue un acontecimiento trascendental y el legado que allí quedó, una huella imperecedera. El prestigioso historiador Marcelo Gullo en su obra: “Lo que América le debe a España” aborda la necesidad de comprender y entender adecuadamente la Historia de España e Hispanoamérica, los lazos y los innumerables puntos en común que nos unen, huyendo así de la historia falseada y manipulada que se ha transmitido desde hace décadas. Con la llegada de España a América recibieron los valores de la cultura grecorromana católica, y no solo sus clases ilustradas, sino también los sectores populares se hicieron legatarios del pensamiento de filosofos. A su vez, los habitantes de América disfrutaron de plenos derechos y fueron súbditos libres de la Corona española. Hispanoamérica le debe su unidad sustancial a España, de manera que de Madrid a Kiev o de Granada a Berlín hay más distancia psicológica, sociológica y cultural que de Lima a Sevilla o de Buenos Aires a Salamanca. Los pueblos que se extienden desde los Pirineos a Acapulco y desde California a Tierra del Fuego conforman en sustancia un solo pueblo.


Isabel II: las Regencias. En 1830, María Cristina de Nápoles, cuarta esposa de FernandoVII, le dio una hija. Existía un problema evidente: estaba vigente el Auto Acordado o Ley Sálica de 1713 de FelipeV donde se establecía la preferencia de la sucesión de la corona de los varones sobre las mujeres. El hermano del rey, Carlos Mª Isidro, absolutista, era el aspirante al trono. Fernando publicó la Pragmática Sanción que abolía el Auto citado y se acercó a los liberales para que dieran apoyo a su hija. En1833, Isabel II, con tres años, juraba como sucesora. Carlos Mª Isidro, defraudado con esta situación, se alzó en armas a la muerte del1833) dando comienzo la guerra civil.La Primera Guerra Carlista1833–1840. Carlos Mª Isidro, publicó desde su exilio portugués el Manifiesto de Abrantes en el que se autoproclamaba rey Carlos V. Además de una cuestión dinástica se trataba de un enfrentamiento entre dos modelos de sociedad: absolutista y liberal. El movimiento carlista era tradicionalista. Rechazaba las cortapisas al poder del rey, la libertad económica, la separación de Iglesia-Estado y la uniformidad territorial y jurídica. Defendía la monarquía absoluta de origen divino y la legalidad propia de cada región Su lema no dejaba lugar a dudas: Dios, Patria, Rey y Fueros.s. Por el contrario, otra parte de la nobleza, la jerarquía eclesiástica, la mayor parte del ejército, la burguesía y los trabajadores urbanos se mantuvieron fieles a Isabel II y a su madre la regente María Cristina de Nápoles (isabelinos o cristinos). Contaron con el apoyo, en el ámbito internacional, de Francia, Portugal y Gran Bretaña que firmaron con el régimen isabelino la Cuádruple Alianza1834. El carlismo extendió la revuelta por Navarra, País Vasco, el Maestrazgo y Cataluña. El militar más importante del carlismo fue el coronel Tomás de Zumalacárregui. Su fallecimiento, en el asedio a Bilbao, fue un duro golpe para los carlistas. El general liberal Baldomero Espartero dirigió el Ejército del Norte y derrotó repetidamente a los carlistas, incluyendo a la Expedición Real, dirigida por el mismo Carlos Mª Isidro para la toma de Madrid. Espartero culminó con el militar carlista Rafael Maroto el Convenio de Vergara1839, que ponía fin a la guerra en el Norte. Sólo el general carlista Ramón Cabrera continuaría la guerra en el Maestrazgo hasta su derrota y exilio en 1840.El carlismo propagó la idea de que Navarra y las tres provincias vascas perderían sus fueros de triunfar el liberalismo. Al finalizar la guerra Espartero promete respetar los fueros en el Convenio de Vergara, a cambio de que los carlistas reconociesen los derechos de Isabel II al trono. Posteriormente, tendrán lugar dos guerras carlistas más: 2ª1846-1849. , que se desarrolló exclusivamente en Cataluña durante la Década Moderada, la razón de esta rebelión carlista estuvo en la oposición al posible matrimonio entre Isabel II y Dª Carlos Luis, conde Montemolín, hijo de Carlos Mª Isidro, algo que nunca se hizo realidad 


 la 3ª1872-1876, durante el reinado de Amadeo I de Saboya, comandada por el autoproclamado CarlosVII, duque de Madrid. Se desarrolló en las provincias vascas, Navarra y, algo menos, en Cataluña, Valencia y Aragón. Durante esta guerra se creó un Estado alternativo, integrado por las provincias vascas y Navarra, que llegó a legislar en cuestiones de enseñanza, orden público, levas de soldados o economía; emitió moneda y tuvo servicio de correo propios. Finalizó en el periodo de la Restauración borbónica. Esta persistencia del conflicto carlista se explica por tres razones: la resistencia campesina a las formas de producción capitalista, la resistencia de los antiguos territorios forales al centralismo liberal y la resistencia de la religiosidad tradicional frente a la secularización iniciada con la revolución liberal. La centralización establecida en1876, tras el fin de esta última guerra, acabó con los restos del sistema foral vasco y abrió el camino para la transformación del viejo fuerismo en un nacionalismo de base étnico y católico Regencia de María Cristina de Nápoles1833-40. Esposa de FernandoVII, María Cristina de Nápoles, se rodeó de políticos liberales que abogaban por una monarquía constitucional, pero existieron dos tendencias: moderados y progresistas. Los moderados eran partidarios de la soberanía compartida entre el monarca y las Cortes y del sufragio censitario. Los progresistas defendían una soberanía nacional con más limitaciones en las facultades del rey y un sufragio censitario más amplio.A ellos más adelante se les uniría la Unión Liberal de carácter centralista entre ambos partidos y con su líder Leopoldo O`Donnell y el partido Demócrata fundado en1849 que abogaba por la soberanía popular representada en las Cortes, sufragio universal masculino y limitación de los poderes del reyEstos partidos acabarían siendo encabezados por generales del ejército que se convirtieron en verdaderos árbitros de la situación política al alternarse en el poder a través de pronunciamientos militaresTras el primer gobierno de Cea Bermúdez,llegó el liberal moderado Martínez de la Rosa,sus medidas fueron positivas: concedió una amplia amnistía para los liberales, terminó con la estructura gremial para favorecer la industria y el comercio y, sobre todo, promulgó el Estatuto Real1834Se trataba de una carta otorgada por la monarquía de derechos y libertadesEstablecía dos cámaras y mantenía muchas competencias para la coronaSin embargo, el gobierno se vio tambaleado por varios desórdenes: tumultos anticlericales en Madrid en1834. En1835 la reina se apoyó en los progresistas Juan Álvarez MendizábalSuprimió la Mesta y organizó la Milicia Nacional.Su obra más importante fueron las desamortizaciones eclesiásticas con los objetivos de: recaudar dinero, aumentar la productividad agrícola del país, financiar la guerra y ganar adeptos a la causa liberal.


Sin embargo, aunque tuvieron efectos positivos, los ingresos no fueron los planeados y hubo que recurrir a empréstitos extranjeros para costear la guerra. Además, el gobierno quedó enfrentado con el Vaticano. Le sustituyó Francisco Javier de Istúriz bajo cuyo gobierno se produce un levantamiento generalizado liberal en diversas provincias que culmina con la sublevación de los Sargentos1836. La Regente se ve obligada a derogar el Estatuto Real y se restaura la Constitución de 1812. Entonces nombró presidente del gobierno a José María Calatrava , que firma la Constitución de 1837 (2ª), que consiguió instaurar definitivamente el liberalismo en la sociedad española. Establecía Cortes bicamerales elegidas por sufragio censitario, aunque ampliado. Anulaba la censura y reconocía derechos propios del ser humano. Aunque mantenía la confesionalidad el Estado y la potestad de la corona de hacer leyes , de nombrar ministros, y de convocar y disolver Cortes. La regente perdía prestigio entre los progresistas por su indisimulada preferencia hacia los moderados. Se produjo una entrevista entre Espartero y María Cristina en Esparraguera (Barcelona), que terminó con un total desacuerdo entre ambos. Cuando la regente firmó la Ley de Ayuntamientos (que dejaba el control de estos en manos del ministro de Interior) surgieron protestas en Barcelona y, luego, en Madrid que Espartero supo liderar inteligentemente hasta conseguir la abdicación de la regente y su exilio a Francia. Regencia de Espartero.1840-43. Baldomero Espartero fue nombrado regente del país, a la vez, que jefe del partido progresista. Esto supuso el comienzo de una unión entre poder civil y militar que duraría en España casi cuatro décadas. El general Diego de León protagonizó en 1841 una absurda intentona, planeada desde París por Mª Cristina, de entrar en el Palacio Real y apoderarse de la niña Isabel II. El golpe fracasó y Diego de León fue ejecutado. Espartero gobernó el país saltándose en ocasiones la legalidad vigente. Esto fue enfrentándole a sectores civiles de su propio partido.Su política económica, aunque bien planificada, acabó en desastre. Impulsó una política de librecambio. Surgieron, por ello, encendidas protestas entre la burguesía industrial de Cataluña, porque la competencia exterior podía perjudicar su mercado textil. Las protestas tomaron carácter republicano y obrero. Espartero acabó con ellas (bombardeó la ciudad desde Montjuic). La oposición fue total a partir de este momento. Los moderados se levantaron en armas, dirigidos por el general Ramón María Narváez, y vencieron al ejército de Espartero en Torrejón de Ardoz. Espartero se exilió en Inglaterra en1843. Las Cortes, bajo la presidencia de Joaquín María López, decidieron adelantar la mayoría de edad de Isabel II, proclamándola reina a los trece años, dando así comienzo al reinado efectivo, y más concretamente a la Década Moderada1844-1854.