Crisis de la Restauración y Dictadura de Primo de Rivera: Causas y Consecuencias
El golpe recibió apoyo de diversos sectores: el ejército (por la situación en Marruecos, el desprestigio del ejército tras el desastre de Annual y la amenaza del expediente Picasso), la burguesía (particularmente en Cataluña, que quería frenar el anarquismo y el pistoleirismo), la oligarquía agraria (temerosa de los conflictos sociales en las zonas rurales) y la Iglesia. Incluso el PSOE vio un incremento de militantes en la UGT, favorecido por la represión del anarquismo bajo la dictadura.
Primo de Rivera, quien había prometido un gobierno breve de 90 días, terminó gobernando durante más de seis años, estableciendo una dictadura que se comparaba con otros regímenes autoritarios en Europa, como el fascismo italiano o el gobierno húngaro. Estos regímenes compartían un fuerte nacionalismo, un carácter corporativo y una oposición al comunismo y la democracia.
La dictadura de Primo de Rivera se divide en dos períodos: el Directorio Militar (septiembre de 1923 a diciembre de 1925), caracterizado por el control militar, y el Directorio Civil (desde diciembre de 1925 hasta principios de 1930), en el que se empezaron a incorporar figuras civiles al gobierno.
El golpe de Estado de Primo de Rivera en septiembre de 1923 se debió a diversas causas, entre las cuales destacan la evidente división e ineficacia de los partidos políticos, el fracaso de la guerra de Marruecos, el desastre de Annual y los enfrentamientos sociales. Los factores desencadenantes fueron, por un lado, la autorización del gobierno para pagar el rescate de los oficiales prisioneros de Abd-El-Krim y, por otro, la investigación del expediente Picasso, que buscaba responsabilidades sobre el Desastre de Annual e implicaba a oficiales de alto rango y hasta al rey Alfonso XIII.
El rey, quien siempre se mostró cercano al ejército en los conflictos, acabó apoyando la intervención de una figura autoritaria, un “cirujano de hierro” que resolviera los males de España, tal como proponían los regeneracionistas. En este contexto, el 13 de septiembre de 1923, el general Miguel Primo de Rivera lideró un golpe de Estado, justificando su acción como necesaria para evitar males mayores, aunque ilegal. Afirmó contar con el apoyo de los “hombres buenos” de la sociedad y acusó a la clase política de corrupción, malversación de fondos, inseguridad pública, y otros problemas, señalando el comunismo y el separatismo como amenazas a erradicar.
Primo de Rivera se presentó como el líder que pondría fin al caciquismo y promovería el desarrollo económico para lograr el progreso social, tomando el poder de forma breve y provisional. El golpe tuvo éxito por varios factores: la pasividad del gobierno de García Prieto, la abstención de la mayoría del ejército y la actitud del rey, quien retrasó su llegada a Madrid, se reunió con sus asesores militares antes que con el gobierno y permitió la dimisión de García Prieto, cediendo el poder a Primo de Rivera. Los historiadores generalmente consideran que el golpe fue el fin de un sistema de la Restauración agotado, dominado por una élite política ineficaz, incapaz de hacer frente a los problemas sociales y económicos de España. Sin embargo, algunos argumentan que el golpe ahogó posibles reformas hacia un sistema parlamentario más democrático, como las propuestas de García Prieto, que abogaban por una mayor representatividad en el Senado y un sufragio proporcional.
La Crisis de la Restauración (1898-1931)
La Crisis de la Restauración (1898-1931) fue el proceso de descomposición del sistema político de la Restauración, basado en la alternancia de conservadores y liberales mediante el fraude electoral. La corrupción, el auge del republicanismo, el movimiento obrero y los nacionalismos regionales, sumados a la pérdida de las últimas colonias en 1898, precipitaron la crisis del régimen y la caída de la monarquía.
Causas de la crisis
El desgaste del bipartidismo, basado en la manipulación electoral, debilitó el sistema. La pérdida de Cuba, Filipinas y Puerto Rico en 1898 provocó un fuerte impacto económico y social, conocido como el “Desastre del 98”, que generó un sentimiento de crisis nacional y desacreditó a los partidos dinásticos.
El movimiento obrero se fortaleció con la fundación del PSOE (1879) y la UGT (1888), así como con la aparición de la CNT (1910), lo que aumentó las huelgas y conflictos laborales. Paralelamente, los movimientos nacionalistas en Cataluña y el País Vasco crecieron en oposición al centralismo del Estado, con la Lliga Regionalista (1901) y el PNV (1895) como principales exponentes.
El malestar también afectó al Ejército, que se sintió desprestigiado tras la derrota colonial. En 1909, la Semana Trágica de Barcelona, con protestas contra la guerra en Marruecos, derivó en una fuerte represión que debilitó al gobierno de Maura. La situación se agravó con la crisis de 1917, cuando coincidieron las protestas militares (Juntas de Defensa), una huelga general socialista y la demanda de autonomía por parte de los catalanistas, dejando en evidencia la debilidad del sistema.
La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)
En 1923, el general Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado con el apoyo de Alfonso XIII, estableciendo una dictadura militar. Suspendió la Constitución, disolvió el Parlamento y gobernó mediante decretos.
Su gobierno destacó por el desarrollo de infraestructuras y la pacificación de Marruecos tras la victoria de Alhucemas en 1925. Sin embargo, también impuso censura y reprimió la oposición política. A partir de 1929, la crisis económica, el descontento social y la pérdida de apoyo entre los militares forzaron su dimisión en 1930.
Caída de la Monarquía y Proclamación de la Segunda República (1931)
Tras la dimisión de Primo de Rivera, Alfonso XIII intentó restaurar el sistema parlamentario con gobiernos liderados por Berenguer y Aznar, pero la monarquía había perdido legitimidad. En las elecciones municipales de abril de 1931, los republicanos lograron una victoria aplastante en las principales ciudades. Ante la presión social y política, Alfonso XIII optó por exiliarse el 14 de abril de 1931, y ese mismo día se proclamó la Segunda República.
Conclusión
La crisis de la Restauración fue el resultado de la corrupción política, la irrupción de nuevos movimientos políticos y sociales y la incapacidad del sistema para evolucionar. La dictadura de Primo de Rivera fracasó en su intento de regenerar el régimen y solo aceleró su colapso. Finalmente, la presión popular llevó al fin de la monarquía y al inicio de la Segunda República.
La Constitución de 1931
1931 Circun y Ante: Elaborada por una mayoría Parlamentaria y elaborada por una mayoría republicana de izquierda socialista, la derecha nunca la aceptó.
Está influida por la Constitución Alemana de Weimar 1918 y por la Constitución Austriaca 1920 y en algunos aspectos sociales por la de Mónaco 1917. Aprobada después de intensos debates sobre religión, autonómico y social.
Ideología: republicana izquierda influida socialismo
Soberanía popular
Derechos y libertades: fundamentales y por encima de cualquier ley o poder.
Individuales: libertad reunión, asociación, sindicación, sufragio femenino, amplios derechos sociales y económicos: salud, vivienda, seguro enfermedad, derecho trabajo, educación, divorcio.
Poder ejecutivo: presidente gobernó e sus ministros y necesitan la confianza del parlamento y presidente de la republica.
Legislativo: parlamento unicameral y puede pedir responsabilidades al gobierno mediante un voto de censura o desconfianza.
Judicial: tribunales con jurado popular.
Jefe de estado: presidente de la republica, elegido por compromisarios del parlamento por 6 años, non podía ser reelegido, previo al voto de desconfianza de las Cortes, podía nominar o cesar al presi del gobierno, solo podía disolver las Cortes 2 veces, podía ser sustituido si abusaba de esto.
Relación iglesia estado: radical separación, estinguese o sostemento de mero e clero, se proclama libertad de cultos y el estado aconfesional, el artículo 26 permite extinguir la orden de los jesuitas e encartar sus bienes.
Sufragio universal: por primera vez femenino.
Otros aspectos: concellos e deputacions elegidos democráticamente como estado integral se reconocen autonomías con 3 requisitos: elaboración de estatutos por iniciativa municipal de mejoría de concellos, un plebiscito (2/3 no censo) aprobación por las cortes españolas.
Vigencia: 1931/36-39