De la Crisis del Antiguo Régimen a la Revolución Liberal en España (1808-1874)

La Crisis del Antiguo Régimen y la Guerra de la Independencia (1808-1814)

El 10 de abril de 1808, Fernando VII creó una Junta Suprema de Gobierno presidida por el Infante D. Antonio Pascual para gobernar mientras él visitaba a Napoleón en Bayona. Tras las abdicaciones de Bayona, Napoleón cedió la corona a José I, quien aprobó el Estatuto de Bayona (una Carta Otorgada). Esta monarquía autoritaria establecía unas Cortes, reconocía algunos derechos individuales, libertades económicas y la religión católica como única del Estado. Los afrancesados, considerados traidores, fueron los más cultos que apoyaron estas medidas.

Los españoles que no aceptaron la ocupación francesa crearon Juntas, primero en los municipios y luego a nivel provincial, para organizar a los patriotas. En septiembre de 1808, se formó la Junta Central, que representaba a las diferentes Juntas Provinciales, primero en Aranjuez, luego en Sevilla y finalmente en Cádiz. Asumió el gobierno de España hasta 1810, dirigiendo la guerra y firmando un pacto de alianza con el Reino Unido. En un acto revolucionario, convocó Cortes en Cádiz y, para sumar a los absolutistas, se acordó disolver la Junta Central en enero de 1810, cediendo sus poderes a un Consejo de Regencia de cinco miembros. Este Consejo mantuvo la convocatoria de Cortes y se celebraron elecciones en difíciles condiciones.

Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812

El 24 de septiembre de 1810 se abrieron las Cortes de Cádiz. No todos los diputados elegidos pudieron llegar, y algunos fueron sustituidos por nuevos diputados elegidos en Cádiz. De los 200 diputados, la mayoría eran clérigos, abogados o militares, y predominaba la burguesía. Se identificaron tres grupos ideológicos:

  • Liberales: Buscaban el fin del Antiguo Régimen y la soberanía de las Cortes.
  • Reformadores: Querían una pequeña reforma y defendían la soberanía compartida entre el Rey y las Cortes.
  • Absolutistas: No querían cambios en el sistema político.

La obra más importante de las Cortes fue la Constitución de 1812, la primera Constitución liberal de España. Establecía:

  • Soberanía nacional.
  • División de poderes.
  • Derechos individuales.
  • Igualdad ante la ley.
  • Supresión de fueros y leyes contrarias a la Constitución.
  • Creación de la Milicia Nacional.
  • Sufragio Universal Masculino indirecto.
  • Catolicismo como religión oficial.

Medidas económicas y sociales: Se aprobó la desamortización de las propiedades de los afrancesados y de las órdenes militares disueltas, y se suprimieron los mayorazgos. Se abolieron los derechos feudales y los señoríos jurisdiccionales. Se aprobó la libertad de contratación y trabajo, acabando con los privilegios de los gremios y la Mesta. El Tribunal de la Inquisición fue eliminado. Sin embargo, la guerra y el retorno de Fernando VII impidieron la aplicación de estas medidas.

El Reinado de Fernando VII (1814-1833)

Fernando VII entró en España en 1814 y fue recibido con entusiasmo. En Valencia, el 12 de abril, un grupo de diputados absolutistas le presentó el Manifiesto de los Persas, reclamando la vuelta al absolutismo. Fernando VII emitió un decreto disolviendo las Cortes, aboliendo la Constitución de 1812 y restableciendo el absolutismo.

Los gobiernos de Fernando VII se centraron en la represión de los liberales. Se eliminó la soberanía nacional, se derogó la Constitución de Cádiz y se anularon las medidas desamortizadoras. Se restituyeron los privilegios de la nobleza y la Iglesia, se restableció el Tribunal de la Inquisición y la Mesta, y se permitió el retorno de la Compañía de Jesús.

El Trienio Liberal (1820-1823)

El 1 de enero de 1820, el comandante Rafael de Riego se pronunció y, con apoyo popular, Fernando VII tuvo que jurar la Constitución de Cádiz el 7 de marzo. Durante el Trienio Liberal, los liberales en el poder eliminaron la Inquisición, impusieron el sistema fiscal aprobado en Cádiz, suprimieron los señoríos y a los Jesuitas, y desarrollaron leyes para garantizar los derechos y libertades. Se aprobó la supresión de las órdenes monacales y la desamortización de tierras de los monasterios. Se aprobó el Reglamento General de Instrucción Pública, el primer Código Penal y una nueva división provincial. Se reinstauró la Milicia Nacional.

La oposición a la Constitución fue protagonizada por los absolutistas, conocidos como realistas, liderados por Fernando VII y apoyados por parte del ejército, la nobleza, la Iglesia y campesinos desilusionados.

La Década Absolutista (1823-1833)

Se produjo una vuelta a las instituciones del Antiguo Régimen (excepto la Inquisición) y la abolición de la legislación liberal. Fernando VII creó el cuerpo de los Voluntarios Realistas para defender el absolutismo. Hubo una fuerte represión contra los liberales, muchos de los cuales fueron ejecutados o huyeron al Reino Unido. El mayor problema fue la deuda pública y la falta de recursos.

La Independencia de las Colonias Americanas

Causas:

  • Difusión de las ideas ilustradas y el liberalismo.
  • Independencia de Estados Unidos en 1776.
  • Descontento criollo.
  • Debilidad de España.
  • Ambición inglesa.

Etapas:

  • Primera Etapa (1808-1815): Se formaron Juntas. El Virreinato de la Plata se declaró independiente, seguido por Chile y Venezuela. En México estalló una rebelión indígena. Solo el Virreinato del Perú y las Antillas se mantuvieron fieles a España.
  • Segunda Fase (1816-1825): Simón Bolívar lideró la independencia. Solo Cuba y Puerto Rico quedaron bajo gobierno español en América, y Filipinas en Asia.

Las Guerras Carlistas y el Reinado de Isabel II (1833-1868)

Las Guerras Carlistas

El establecimiento del régimen liberal durante la minoría de edad de Isabel II coincidió con la Primera Guerra Carlista (1833-1840). El conflicto enfrentó a los carlistas (absolutistas) y a los liberales (isabelinos). Los carlistas defendían el absolutismo, los privilegios y los fueros, mientras que los liberales defendían la soberanía nacional, la igualdad ante la ley y la libertad económica.

Causas del conflicto: Los partidarios de D. Carlos se negaron a reconocer a Isabel II como reina y a su madre Mª Cristina como regente, alegando la vigencia de la Ley Sálica. La guerra fue un conflicto civil entre dos ideologías: el carlismo (absolutismo, defensa del catolicismo y foralismo) y el liberalismo.

Apoyos sociales: El carlismo contó con el apoyo de la pequeña nobleza rural, el bajo clero, parte de la oficialidad del ejército, y gran parte del artesanado y del campesinado. Los liberales tuvieron el apoyo de las clases medias urbanas, la burguesía, los altos mandos militares, la alta nobleza y la jerarquía de la Iglesia, así como ayuda internacional de Francia, Reino Unido y Portugal.

Primera Guerra Carlista (1833-1840):

  • Primera etapa (1833-1835): Los carlistas, liderados por el general Zumalacárregui, usaron la guerra de guerrillas. Dominaron zonas del País Vasco, Navarra y puntos aislados, pero no lograron ocupar ninguna gran ciudad. Zumalacárregui murió en el sitio de Bilbao.
  • Segunda etapa (1836-1837): Expediciones militares carlistas en busca de apoyos. Fracasaron en la toma de Bilbao tras la victoria de Espartero en Luchana.
  • Tercera etapa (1837-1840): Ofensiva liberal bajo el mando de Espartero. Los carlistas se dividieron, y los moderados, liderados por Maroto, firmaron el Convenio de Vergara con Espartero, poniendo fin a la guerra. D. Carlos se exilió en Francia.

Segunda Guerra Carlista (1846-1849): Conocida como guerra de los matinés. Se desarrolló en Cataluña, con el pretexto del fracaso de la boda entre Isabel II y el hijo de D. Carlos. El general Cabrera fracasó y las partidas carlistas huyeron a Francia.

Tercera Guerra Carlista (1872-1876): Resurgió tras la proclamación de Amadeo I. La insurrección se extendió por Cataluña, Navarra y el País Vasco. La capital carlista fue Estella. La proclamación de Alfonso XII acabó con el carlismo, y Carlos VII huyó a Francia.

Las Regencias (1833-1843)

Tras la muerte de Fernando VII, Isabel II fue proclamada reina a los tres años. Su madre, Mª Cristina de Borbón, fue regente (1833-1840), seguida por el general Espartero (1840-1843). Durante la regencia de Mª Cristina se produjo la transición del absolutismo al liberalismo.

Los primeros gobiernos fueron reformistas, como el de Cea Bermúdez, que aprobó reformas como la liberalización del comercio y la división provincial de Javier de Burgos. En 1834, Martínez de la Rosa elaboró el Estatuto Real de 1834, una Carta Otorgada que no reconocía la soberanía nacional ni la plena capacidad legislativa de las Cortes. El Estatuto no satisfizo a los liberales progresistas.

Los liberales se dividieron en moderados y progresistas:

  • Moderados: Apoyados por grandes terratenientes, alta burguesía, alta nobleza, alto clero y jerarquía del ejército. Defendían la soberanía compartida, el sufragio restringido, la limitación de derechos, el centralismo y el catolicismo.
  • Progresistas: Apoyados por clases medias urbanas, profesionales liberales, baja burguesía y algunos oficiales del ejército. Defendían el sufragio censitario más amplio, la soberanía nacional, la libertad de expresión, la elegibilidad de los ayuntamientos, la separación Iglesia-Estado y el poder legislativo de las Cortes.

El pronunciamiento de sargentos en La Granja de San Ildefonso (1836) forzó a la Regente a restablecer la Constitución de 1812. El gobierno progresista de Calatrava elaboró la Constitución de 1837, una constitución progresista pero consensuada con los moderados. Proclamaba la soberanía nacional, la división de poderes (ejecutivo: rey; legislativo: Cortes bicamerales; judicial: tribunales), una amplia declaración de derechos y libertades, y una Monarquía Parlamentaria.

El radicalismo de los gobiernos progresistas, especialmente la desamortización de Mendizábal, alarmó a los moderados. La ley de Ayuntamientos, que requería la designación real de los alcaldes, aumentó la impopularidad de la Regente. En 1840, Mª Cristina se exilió en Francia.

El general Baldomero Espartero fue votado regente e impuso una dictadura liberal. Recortó los fueros vasco-navarros y retomó la desamortización. Adoptó una política de librecambio que provocó la oposición de la burguesía textil catalana. Tras el bombardeo de Barcelona, una insurrección liderada por Narváez y Serrano obligó a Espartero a exiliarse.

La Década Moderada (1843-1854)

Isabel II, al acceder al trono en 1843, prefirió a los moderados. En 1844, el General Narváez formó gobierno. Medidas principales:

  • Creación de la Guardia Civil en 1844.
  • Ley de Ayuntamientos de 1845, que reforzaba el centralismo.
  • Reforma fiscal de 1845, elaborada por Alejandro Mon.
  • Ley Electoral de 1846, que estableció un sufragio muy restringido (0.8% de la población).
  • Concordato de 1851: Acuerdo con la Santa Sede.

La gran obra legislativa fue la Constitución de 1845, de carácter moderado: soberanía compartida, refuerzo de los poderes de la Corona, confesionalidad católica y recorte de derechos individuales.

El Bienio Progresista (1854-1856)

El descontento con el gobierno de Narváez culminó en un pronunciamiento iniciado por O’Donnell en Vicálvaro. El Manifiesto de Manzanares radicalizó el golpe, que triunfó y propició un gobierno presidido por Espartero. O’Donnell creó la Unión Liberal. Medidas destacadas:

  • Desamortización general de Madoz en 1855.
  • Elaboración de una nueva constitución progresista que no llegó a aplicarse.
  • Ley de Ferrocarriles de 1855.

Las protestas sociales provocaron la ruptura entre Espartero y O’Donnell. La reina sustituyó a Espartero por Narváez en 1856, volviendo al régimen de 1845.

La Unión Liberal (1858-1863) y la Vuelta de los Moderados (1863-1868)

O’Donnell volvió al gobierno en 1858. Su gobierno se caracterizó por el intervencionismo exterior (guerra de Marruecos, intento de recuperar Santo Domingo, expedición a México, guerra contra Perú y Chile). Se aprobó la Ley Moyano en 1857, que ordenó el sistema educativo español.

Narváez volvió al gobierno en 1863, gobernando por decreto. La deriva autoritaria y la crisis económica marcaron el fin de los moderados. El resto de fuerzas políticas firmaron el Pacto de Ostende, acordando un pronunciamiento para acabar con el reinado de Isabel II.

La Revolución Liberal y la Transformación del Campo

La revolución liberal trajo cambios legales que transformaron el campo español: supresión de la vinculación de las tierras, abolición del régimen jurisdiccional, libertad de cercamiento y comercialización, y supresión del diezmo. La más importante fue la desamortización de las tierras de la Iglesia y de los concejos.

  • Desamortización de Mendizábal (1836): Afectó a los bienes del clero regular. Buscaba reestructurar la deuda nacional y crear una clase media de campesinos propietarios, pero no tuvo los resultados esperados.
  • Desamortización de Madoz (1855): Afectó a los bienes de los municipios.

El Sexenio Democrático (1868-1874)

La Gloriosa Revolución y el Gobierno Provisional

El Sexenio Democrático comenzó con la Gloriosa Revolución de septiembre de 1868. Comenzó en Cádiz con el pronunciamiento de la Armada, al mando del Almirante Topete, y se unieron los generales Serrano y Prim. El manifiesto España con honra proclamaba la expulsión de Isabel II y la creación de un gobierno provisional. Las tropas de la reina fueron derrotadas en la Batalla de Alcolea, e Isabel II se exilió en Francia.

Un Gobierno Provisional, presidido por Serrano, ocupó el poder. Suprimió las juntas revolucionarias, decretó la libertad de cultos, la supresión de las órdenes religiosas y reanudó la desamortización. Se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes por sufragio universal masculino.

La Regencia de Serrano y la Primera República

Aprobada la Constitución, Serrano fue Regente y Prim jefe de gobierno. Se adoptaron medidas librecambistas, se creó la peseta como moneda única y se aprobó la Ley de Minas. Se aprobó un nuevo Código Penal. Hubo que hacer frente al movimiento obrero y a la Guerra de Cuba. Prim propuso a Amadeo de Saboya como rey.

La Primera República (1873-1874) tuvo poco apoyo. El movimiento cantonalista fue un problema importante. Castelar estableció un gobierno unitario y centralizado. Serrano gobernó de forma dictatorial hasta el pronunciamiento de Martínez Campos en Sagunto, que restauró la monarquía en la figura de Alfonso XII.