Fases de la Guerra Civil Española
El desarrollo militar de la Guerra Civil Española se puede dividir en tres fases principales:
Julio – Septiembre de 1936: Ofensiva Inicial
El objetivo principal de los sublevados era la ocupación rápida de la mayor parte del territorio y la toma de Madrid a cualquier precio. Para ello, se trasladaron las tropas del ejército de África a la península, con apoyo aéreo alemán, y se buscó la unión de los ejércitos del Sur y del Norte en Extremadura. Una vez logrado esto, se inició la ofensiva contra Madrid.
1937: Conquista del Norte
Ante la imposibilidad de ocupar Madrid rápidamente, se optó por una estrategia de ocupación gradual de territorios. Durante 1937, se conquistaron los territorios de la mitad norte, desde el País Vasco hasta Asturias.
1938-1939: Campaña de Aragón, Cataluña y Fin de la Guerra
En esta fase, el objetivo era la ocupación de Aragón y Cataluña para aislar al Madrid republicano. En estas operaciones militares fueron cruciales las batallas de Teruel y del Ebro. En abril de 1939, Madrid se rindió, marcando el fin de la guerra.
Objetivos Militares de los Sublevados
- Trasladar rápidamente el ejército de Marruecos a la Península, cruzando el estrecho de Gibraltar.
- Unir las zonas sublevadas (Castilla/Navarra y Andalucía/Extremadura) para dividir en dos zonas aisladas el territorio controlado por la República.
- Ocupar rápidamente Madrid, con la idea de que con ello desaparecería la oposición de la República.
Primeros Meses de 1936
Con España dividida en zonas, recursos y bases sociales, el principal problema de los nacionales era trasladar el ejército de África a la península. Esto se logró con la ayuda de la aviación alemana, dando lugar al primer puente aéreo de la historia. A raíz de ello, el avance fue rápido por Andalucía Occidental y Badajoz, enlazando con las tropas del norte dirigidas por el General Mola. La intención inicial de dirigirse a Madrid fue postergada y Franco conquistó Toledo y el Alcázar, todo un símbolo. En esta fase dominó la guerra de columnas. El ataque a Madrid, a partir de noviembre de 1936, se hizo tanto por el norte como por el sur. Los militares republicanos, las milicias políticas y sindicales, y las Brigadas Internacionales repelieron a los nacionales en la Ciudad Universitaria, el Jarama y Guadalajara. A partir de estas dos batallas, el ejército republicano se profesionalizó y militarizó, integrando o disolviendo a las milicias populares.
Año 1937
Tras el fracaso en la conquista de Madrid, Franco cambió de estrategia, abandonando el asedio a la capital y enfocándose en otros frentes. Conquistó la cornisa cantábrica de este a oeste: Guipúzcoa, Vizcaya (donde se produjo el primer bombardeo aéreo de una población civil: Guernica), Santander y Asturias. Los republicanos intentaron contrarrestar esta presión con las batallas de Belchite y Brunete, que no consiguieron su objetivo. Además de la cornisa cantábrica, Málaga también cayó en poder de los nacionales. En diciembre de 1937, los nacionales se dirigieron al este, desencadenando la campaña de Aragón y llegando a Vinaroz en abril de 1938, dividiendo así la zona republicana.
Año 1938
Ante esta situación desfavorable y con la esperanza de que las democracias internacionales acudieran en apoyo de la República si se declaraba la Segunda Guerra Mundial, los republicanos decidieron realizar una gran ofensiva en el este: la batalla del Ebro. En una incursión rápida y por sorpresa, los republicanos lograron un gran avance, llegando hasta la otra orilla del Ebro desde Cataluña. Sin embargo, en octubre de 1938, en la Conferencia de Múnich, las democracias europeas siguieron contemporizando con Hitler, dejando abandonada a Checoslovaquia y a la República Española. Franco contraatacó y los republicanos tuvieron que volver a sus posiciones. Perdida la batalla del Ebro, el fin de la guerra estaba próximo. Franco decidió entonces emprender la ofensiva sobre Cataluña, entrando primero en Barcelona y conquistando toda la región inmediatamente.
Año 1939
En febrero, a la República le quedaba la zona Centro-Este, el triángulo que va desde Madrid hasta Valencia y Almería. En marzo, el presidente del gobierno republicano, Negrín, apoyado por los comunistas, seguía siendo partidario de resistir, con la intención de unir la Guerra Civil con la próxima guerra mundial. Sin embargo, el general Casado, con el apoyo de Besteiro y la UGT, dio un golpe de Estado y creó una Junta de Defensa con la intención de negociar el fin de la guerra con Franco. Este solo aceptó la rendición, y el 28 de marzo, las tropas nacionales entraron en Madrid y después en Almería. El 1 de abril, Franco firmó el último parte de guerra: “En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. Españoles, la guerra ha terminado”.