El Golpe de Estado de Primo de Rivera: Causas, Desarrollo y Consecuencias
En el verano de 1923, los rumores sobre un golpe de Estado eran constantes, y la prensa denunciaba las actividades conspirativas.
Causas del Golpe de Estado
Las causas principales que llevaron al golpe de estado fueron:
Consecuencias de Annual: Los 13.000 muertos y la humillación militar pesaban sobre los militares y la opinión pública. La derrota provocó dos movimientos opuestos: en el Ejército, la petición de más medios para responder militarmente; y en la opinión pública, indignación y oposición a la guerra, exigiendo responsabilidades. La negativa del Gobierno a aumentar los gastos llevó a varios jefes militares, incluidos los africanistas, a sumarse al golpe.
Expediente Picasso: La instrucción del expediente provocó el rechazo del estamento militar y los grupos más derechistas de las Cortes.
Auge del nacionalismo: El auge del nacionalismo en Cataluña y el País Vasco era visto con recelo por los grupos más derechistas.
División política: La división de los partidos conservador y liberal, y el ascenso de socialistas y republicanos alarmaban a la oligarquía y a los militares conservadores. Además, en 1921 se fundó el Partido Comunista de España (PCE).
Un gobierno autoritario se veía como un freno a la protesta social y al auge del movimiento obrero. Una dictadura militar era, para la derecha, una posible solución a la inestabilidad política y, para los militares, la única forma de paralizar el expediente Picasso.
El Apoyo del Rey Alfonso XIII
Alfonso XIII se convirtió en el responsable directo del éxito del pronunciamiento y del mantenimiento de la dictadura de Primo de Rivera. Su apoyo explícito al dictador ligó el futuro de la Monarquía al de la Dictadura. La instauración de la Dictadura militar coincidió con la proclamación de regímenes autoritarios en otros países europeos, interpretándose como una respuesta a la crisis del Estado liberal.
El Golpe de 1923
Una vez reconocido el golpe por el Rey, el Ejército como institución asumió el poder, creando un régimen estrictamente militar hasta diciembre de 1925, cuando se constituyó un «Directorio civil». El cambio operado en 1923 fue una modificación en la forma de ejercicio del poder para reforzar el Estado en un momento de crisis general. Los sectores patronales, la burguesía y las clases medias católicas y derechistas recibieron la dictadura con entusiasmo, mientras que intelectuales como Blasco Ibáñez, Unamuno, Pérez de Ayala o Azaña se mostraron contrarios.
El Directorio Militar (1923-1925)
Inicialmente, la dictadura se presentó como una solución política provisional y excepcional. Primo de Rivera concebía su régimen militar como un breve paréntesis temporal para “poner orden” y “solucionar los males de España”. Sin embargo, con el tiempo, confirmó su voluntad de continuar y prolongar su poder personal para crear un nuevo Estado que sustituyera al sistema parlamentario definido en la Constitución de 1876.
Se creó un Directorio Militar en el que estaban representadas todas las Armas y Regiones Militares. Primo de Rivera, como presidente del Directorio, concentró en sus manos todos los poderes, dirigiendo el Estado como único responsable de la gobernación del país y asumiendo sin límites las funciones legislativas.
Las medidas políticas iniciales tomadas por Primo de Rivera fueron:
- Declaración del estado de guerra en todo el territorio.
- Suspensión de las garantías constitucionales.
- Disolución del Congreso y la parte electiva del Senado.
- Establecimiento de una férrea censura de prensa.
El orden público fue una de las obsesiones de Primo de Rivera, reprimiendo cualquier tipo de manifestación o protesta y estableciendo una rígida censura de prensa. Se fomentó un nacionalismo de Estado, de carácter unitario, que pronto entró en contradicción con los nacionalismos periféricos. En las primeras semanas, Primo de Rivera prohibió el uso de la bandera catalana y su himno nacional, restringiendo el uso del catalán al ámbito privado.
El gran éxito del Directorio Militar fue poner fin a la guerra de Marruecos. En 1925, Abd el-Krim invadió la zona del Protectorado francés, y la victoria colocó a Primo de Rivera en la cumbre de su popularidad.
Directorio Civil (1925-1930)
En 1925, el Directorio Militar dio paso a un Directorio Civil para institucionalizar el régimen y desarrollar una política de carácter corporativo. El corporativismo mantenía la tesis de que la sociedad funciona mejor si existen cuerpos intermedios que regulan las relaciones sociales.
La dictadura trató de fundar el nuevo régimen sobre unas bases políticas diferentes del modelo liberal, abogando por la política de gestión confiada a militares o técnicos. Adquirieron especial protagonismo los militares, los miembros de la burocracia administrativa del Estado, los jóvenes mauristas y los católicos sociales.
Hasta 1929, la Dictadura fue una etapa de aparente prosperidad económica, expansión industrial y aumento del empleo. La política económica se caracterizó por un nacionalismo económico y un fuerte intervencionismo. Se fomentó la producción nacional y se limitó la exportación a algunos minerales y productos agrícolas. La ambiciosa política de obras públicas de Primo de Rivera pretendía lograr una reactivación de la economía española.
Las acciones más señaladas se concretaron en:
- La red de ferrocarriles.
- La construcción o renovación de la red de carreteras.
- Las obras hidráulicas.
La política social corporativa se manifestó en la organización de las relaciones laborales según un modelo en el que las actividades de cada uno de los sectores productivos debían estar organizadas en una corporación que integrase a patronos y obreros, con el Estado como garante. La pieza clave para el éxito de la política social fue la colaboración entre el régimen y la UGT (Unión General de Trabajadores).
Junto a esta concepción corporativa, el problema social fue percibido como un problema exclusivamente de orden público. Sin embargo, los cenetistas no perdieron fuerza entre los obreros, y algunos grupos fundaron en 1927 la Federación Anarquista Ibérica (FAI) con una estrategia insurreccional.
La Caída de la Dictadura
Las relaciones entre el dictador y el rey se enfriaron progresivamente, y sectores sociales que hasta ese momento habían apoyado la dictadura comenzaron a distanciarse del régimen. A partir de 1928, confluyeron las diversas oposiciones: dirigentes liberales y conservadores, la izquierda obrera, la burguesía catalana y los intelectuales. La política de la dictadura enfrentó a los militares africanistas y peninsulares. A la caída de la dictadura contribuyeron también las crecientes dificultades financieras y presupuestarias del Estado.
En 1929 y 1930, eran muchos los oficiales proclives a conspirar contra Primo de Rivera. El creciente distanciamiento entre Alfonso XIII y Primo de Rivera empeoró las relaciones tanto en el plano personal como en el político.
La Caída de Primo de Rivera
Finalmente, el 27 de enero de 1930, Alfonso XIII, consciente del rechazo que suscitaba el dictador, aceptó la dimisión de Primo de Rivera, gravemente enfermo.
La Caída de la Monarquía
Tras la caída de Primo de Rivera, el rey intentó retornar al sistema de la Restauración, confiando el proceso a dos gobiernos presididos por militares, Berenguer y Aznar. Se constituyeron nuevos partidos políticos de militancia republicana y se celebraron actos unitarios de los partidos antimonárquicos, como el Pacto de San Sebastián.