El Discurso de Coronación de Juan Carlos I: Inicio de la Transición Española
Contexto Histórico y Significado del Discurso
El mensaje de la Corona, pronunciado por Juan Carlos I el día de su coronación, dos días después de la muerte del General Franco, tal y como había previsto la Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado, es un documento político que marca el inicio de una transformación política del Estado español. El documento tiene un destino general, la ciudadanía española, dentro de un marco histórico que determina el final agonizante de un régimen político que, durante casi 40 años, protagonizó el General Franco, quien lo había impuesto tras la finalización de la Guerra Civil en 1939.
En el presente comunicado, el monarca nos muestra, en diferentes apartados del mismo, una clara voluntad de cambio, lo que deja bien claro cuando expresa: “hoy comienza una nueva etapa de la historia de España“, haciendo especial referencia, sin romper con el pasado, a una etapa en la que la voluntad colectiva será la premisa básica para afrontar los nuevos cambios. A lo largo de todo el mensaje, el nuevo monarca realiza referencias, aunque no tajantes, de los caminos y los objetivos marcados por esta nueva etapa que ahora se inicia.
Así observamos cómo hace referencia a una Constitución, al papel moderador de la corona, como árbitro y fiel guardián de la herencia histórica. Incluso, el monarca deja entrever el rico mosaico regional que compone España y que, dentro de la unidad indisoluble de la nación española, abre el camino a lo que posteriormente será la construcción del Estado de las autonomías.
Objetivos del Discurso: Tranquilidad y Cambio
En el documento, el nuevo monarca intenta transmitir tranquilidad a la sociedad española ante un momento de clara incertidumbre política, de crisis económica y de tensiones sociales derivadas de las circunstancias por las que atraviesa el país. Los cambios vendrán impulsados desde la propia corona, que se convertirá en el motor que lleve a puerto los mismos.
Tiene el documento un mensaje tranquilizador hacia los sectores continuistas, como la cúpula militar, haciendo especial referencia a la Iglesia católica, a la que le hace un guiño de su alta consideración y respeto.
Crisis y Oposición al Régimen Franquista
El mensaje de la Corona surge en un momento histórico complejo para el país. Desde 1973, España se enfrenta a dos crisis importantes: por un lado, la crisis económica, derivada del aumento del precio de los crudos petrolíferos y, por otro, el asesinato del Almirante Carrero Blanco, lo que determinó una profunda crisis política y económica que, junto a la enfermedad de Franco, propició una larga agonía del sistema político implantado en España tras la Guerra Civil.
El cambio económico y social del país, fruto del desarrollismo económico de los años sesenta, hará posible la unidad de una oposición política que cataliza las demandas de cambio de la sociedad española, que desde la Universidad y los grandes centros industriales, ya llevan a cabo una oposición real y organizada al franquismo. La organización de la oposición política al régimen y las demandas de libertades por parte de la sociedad española vienen a marcar todo el periodo, donde incluso las actividades terroristas juegan un papel fundamental, recrudeciendo y aumentando sus actividades.
A pesar de ello, de la organización cada vez mayor de la oposición, tanto en el interior como en el exterior, el Régimen se aferra a sus postulados dictatoriales e incluso se radicaliza más en ellos. El monarca, consciente de las demandas, viene en este mensaje a marcar un camino de cambio, desde arriba, apostando por un nuevo marco político para el conjunto del Estado, cuya consecuencia será el inicio de una transición política que le devolverá a los españoles la soberanía que le había sido arrebatada por la Guerra Civil en 1939.
Conclusión: Hacia la Democracia
En definitiva, y a modo de conclusión, este documento viene a marcar un antes y un después de lo que será el Régimen de Franco y la Monarquía de Juan Carlos I que, a pesar de ser heredera del Régimen, disolverá las viejas y anacrónicas estructuras políticas del franquismo, abriendo el camino a la integración de España en el marco occidental con una democracia abiertamente europeísta y avanzada, que tendrá su máxima expresión en la Constitución de 1978 y todo lo que de ella se derivará con posterioridad.
La Transición Española a la Democracia
Características y Cronología
Este texto cabe encuadrarlo en la etapa final de la Dictadura y los inicios de una nueva época: la transición a la democracia. En efecto, la transición hacia la democracia fue un proceso modélico, pero lleno de dificultades. Otros países de nuestro entorno, como Grecia o Portugal, también experimentaron un cambio similar.
Cronológicamente, esta etapa se extiende desde la proclamación del príncipe Juan Carlos como rey de España hasta 1978, fecha en la que entra en vigor la Constitución Española. Según otros historiadores, la transición se extiende hasta el año 1982, año en el que el PSOE de Felipe González triunfa en las elecciones generales.
Factores Clave de la Transición
Sintetizando mucho, hay varios factores esenciales que marcaron esta etapa:
- En primer lugar, antes de que tuviera lugar la transición política, se produjo en nuestro país una profunda transformación que no sólo fue económica, sino que también afectó a las pautas de comportamiento cultural y social de los españoles (sociedad de consumo, influencia del turismo, etc.).
- En España hubo otro factor muy original a tener en cuenta, la existencia de la institución monárquica: desde hace mucho tiempo no es habitual en ninguna parte del mundo la restauración de monarquías y menos aún que éstas vengan acompañando al establecimiento de regímenes democráticos. Sólo en algunos países asiáticos se ha producido algo parecido a lo que tuvo lugar en España.
- Un tercer rasgo que sirve para explicar la peculiaridad de la transición española consiste en que ésta se realizó desde el mismo interior del régimen. Esto no ha sido algo habitual en la historia. En España, esa voluntad estuvo clara por parte del rey y también de aquellos dirigentes políticos que él nombró para ocupar los puestos políticos más decisivos. También por parte de las Cortes franquistas que aprobaron –salvo excepciones– la propuesta de Ley de Reforma política de Adolfo Suárez.