Crisis y Transformación en Europa (1830-1848)
El periodo entre 1830 y 1848 fue testigo de importantes cambios y tensiones en Europa. En 1847, Inglaterra se enfrentó a una grave crisis agraria en Irlanda. Mientras tanto, en 1830, Italia se encontraba dividida en varios estados: los cuatro ducados de Lucca, Módena, Parma y Toscana; el Reino de las Dos Sicilias; Piamonte; y los Estados Pontificios. En Alemania, el año 1834 vio la formación del Zollverein, una unión aduanera que buscaba la integración económica de los estados alemanes. Esta unión se consolidó con el Tratado de Erfurt en 1850 y la Humillación de Olmütz, eventos que fortalecieron la posición de Prusia en la región.
La Primera Guerra de Independencia Italiana y la Cuestión de Oriente (1848-1859)
En 1848, Italia experimentó su primera revolución por la unificación, liderada por figuras como Giuseppe Mazzini. Los revolucionarios lograron expulsar al Papa de Roma, pero la intervención de Napoleón III restauró el orden papal. Piamonte, con aspiraciones de liderar la unificación italiana, intentó anexar Lombardía, pero fue derrotado en Novara en 1849. Sin embargo, la figura de Camilo Benso, Conde de Cavour, como Primer Ministro de Piamonte, marcaría un punto de inflexión en la lucha por la unificación.
Paralelamente, en los Balcanes, la llamada”Cuestión de Orient” cobraba fuerza. En 1833, Rusia obtuvo el control del estrecho del Bósforo y los Dardanelos, permitiendo solo el paso de barcos otomanos y rusos en caso de guerra. Sin embargo, la Convención de los Estrechos de 1841 prohibió el paso de barcos de guerra extranjeros en tiempos de paz. Esta situación llevó a la Guerra de Crimea en 1853, en la que Rusia fue derrotada. A pesar de la derrota rusa, la inestabilidad en los Balcanes continuó, con la independencia de Montenegro y Rumania en 1861, seguida de Serbia (1868) y Bulgaria (1862). En Rusia, el Zar Alejandro II inició reformas en 1871, incluyendo la relajación de la censura, la creación de escuelas y universidades, y el servicio militar obligatorio.
El Ascenso de Prusia y la Unificación Alemana (1860-1871)
En Prusia, la llegada de Otto von Bismarck como Canciller en 1862 bajo el reinado de Guillermo I marcó el comienzo de una nueva era. La muerte del rey danés en 1863 desencadenó una disputa por la sucesión al trono. Prusia, aliada con Austria, aprovechó la oportunidad para intervenir en la cuestión danesa, utilizando el pretexto de apoyar al pretendiente al trono, Christian. Tras derrotar a Dinamarca, Prusia y Austria se anexionaron los ducados de Schleswig y Holstein.
Mientras tanto, en Italia, Giuseppe Garibaldi, con un pequeño ejército de voluntarios, lanzó una expedición al sur de Italia en 1860, logrando importantes victorias contra el Reino de las Dos Sicilias. Cavour, consciente del peligro que representaba una unificación italiana liderada por Garibaldi, envió tropas al sur para asegurar el control de Piamonte sobre el proceso. En octubre de 1860, Piamonte se anexionó los Estados Pontificios (excepto Roma, que permaneció bajo protección francesa), Sicilia, Nápoles y otros territorios. En 1861, Víctor Manuel II fue proclamado rey de Italia.
Buscando la unificación alemana, Bismarck orquestó una serie de conflictos que culminaron con la Guerra Austro-Prusiana de 1866. Prusia, aliada con Italia, derrotó a Austria en la Batalla de Sadowa, lo que llevó a la Paz de Praga y la disolución de la Confederación Germánica. Prusia formó la Confederación de Alemania del Norte, excluyendo a Austria y consolidando su posición dominante en la región.
La tensión entre Francia y Prusia aumentó debido a la candidatura de un príncipe prusiano al trono español. Bismarck manipuló la situación, conocida como el”Telegrama de Em”, para provocar la guerra con Francia en 1870. La Guerra Franco-Prusiana terminó con una victoria decisiva para Prusia. Francia fue derrotada en la Batalla de Sedán, Napoleón III fue capturado, y París fue ocupada por las tropas prusianas. El Tratado de Frankfurt de 1871 puso fin a la guerra, con Francia cediendo Alsacia y Lorena a Alemania y pagando una fuerte indemnización de guerra. La unificación alemana se completó con la proclamación del Imperio Alemán, con Guillermo I como emperador.
El Tratado de San Stéfano y el Nuevo Orden Europeo
El apoyo del Zar Alejandro II a Rusia en la toma de Bosnia-Herzegovina llevó a la firma del Tratado de San Stéfano en 1878. Este tratado, que redibujó el mapa de los Balcanes, fue negociado entre Rusia y el Imperio Otomano, pero generó preocupación entre las demás potencias europeas. El Congreso de Berlín de 1878, convocado para revisar el Tratado de San Stéfano, marcó el comienzo de una nueva era de diplomacia europea, caracterizada por el equilibrio de poder y la búsqueda de soluciones pacíficas a los conflictos internacionales.
Conclusión
El periodo entre 1830 y 1878 fue testigo de profundas transformaciones en el mapa político de Europa. La unificación italiana y alemana, junto con el declive de la influencia austriaca y otomana, alteraron el equilibrio de poder en el continente. El ascenso de Prusia como potencia dominante y la rivalidad franco-alemana marcarían las relaciones internacionales en las décadas siguientes. La”Cuestión de Orient” seguiría siendo un foco de tensión, mientras que el Congreso de Berlín sentó las bases para un nuevo sistema de relaciones internacionales basado en la diplomacia y el equilibrio de poder.