El Carlismo y la Construcción del Estado Liberal en España (1833-1874): Causas, Consecuencias y Etapas

Bloque 6. La conflictiva construcción del Estado Liberal (1833-1874)

C.6. – Especifica las causas y consecuencias de las dos primeras guerras carlistas

Antecedentes del Carlismo

Algunas reformas llevadas a cabo por Fernando VII habían hecho que creciera el descontento entre los sectores más radicales del absolutismo, que se organizaron en torno al hermano del rey, Carlos María Isidro. En este clima se desarrollaron algunas insurrecciones absolutistas, siendo la más importante la guerra de los agraviados o malcontents, en Cataluña.

La primera guerra carlista (1833 – 1840)

  • Se origina debido al problema sucesorio de Fernando VII, ya que este hecho se veía como una oportunidad por parte de los absolutistas más radicales para que el infante Carlos María de Isidro de Borbón fuese coronado rey y aplicase políticas más consonantes con sus ideologías.
  • Pero el matrimonio del rey con María Cristina de Borbón cambió la situación dinástica. María Cristina dio a luz en el año 1830 a una niña. El rey, enfermo y con el deseo de transmitir la Corona a su descendiente, había publicado un mes antes la Pragmática Sanción, aprobada en 1789 por su padre Carlos III pero que no había sido aún sancionada. Esta Ley anulaba la Ley Sálica, lo que permitía reinar a las mujeres. Esta decisión terminaba con las pretensiones del infante Carlos.
  • No se trataba sólo de una disputa dinástica, sino que fue una lucha entre liberales y los absolutistas
  • Esta lucha ideológica se verá reflejada en la aparición de dos grupos políticos tras la muerte de Fernando VII (1833):
    • Los absolutistas, que se oponían a la Pragmática Sanción, que apoyaban a Don Carlos, y que acabarían conformando el partido carlista.
    • En torno a Mª Cristina y a los derechos de su hija Isabel se fueron aglutinando los sectores reformistas de la Corte. Para ampliar sus apoyos se buscó el apoyo de los liberales más moderados, los cuales vieron una oportunidad para su rehabilitación y acceso al poder. Serían los que se conocerían como isabelinos.
  • En el seno del carlismo comienza a existir una división entre los más conservadores y los menos radicales, partidarios de negociar un fin de la guerra. Esta última postura permite la firma del Convenio de Vergara, por el que Espartero (isabelino) y Maroto (carlista) aceptan mantener los fueros e integrar a los oficiales y jefes del ejército carlista en la estructura del español. Espartero, una vez en el poder, incumplirá el pacto.
  • Mientras, la facción más radical liderada por el general Cabrera, continuará la lucha en la zona de Aragón y Cataluña hasta su derrota definitiva en 1840.
  • Don Carlos se exilia.

La segunda guerra carlista (1846-1849)

  • No tuvo el impacto ni la violencia de la primera, pero se prolongó de forma intermitente hasta 1860.
  • El principal escenario de este enfrentamiento estuvo localizado en el campo catalán, especialmente en el Pirineo, con algunos episodios aislados en otros lugares.
  • El desencadenante del conflicto fue el fracaso de la pretensión de pactar la boda del nuevo pretendiente, hijo de Carlos María Isidro, con la joven Isabel II.

Las consecuencias de la guerra

Las guerras carlistas tuvieron grandes repercusiones. Las principales consecuencias fueron las siguientes:

  1. Los elevados costes humanos. Se calcula que en la primera guerra carlista pudieron morir unas doscientas mil personas, aproximadamente. La crueldad en esta contienda, provocando la intervención británica para que se firmara el conocido como Convenio Eliot, en honor al diplomático que lo impulsó. Este acuerdo pretendía el respeto de la vida e integridad de los prisioneros y regulaba el intercambio de los mismos. El éxito de esta intervención humanitaria fue relativo.
  2. La inclinación de la monarquía hacia el liberalismo. El agrupamiento de los absolutistas en torno a Carlos V convirtió a los liberales en el más seguro apoyo de Isabel II.
  3. El protagonismo de los militares en la política. Ante la amenaza carlista, muy seria en algunos momentos, los militares se convirtieron en una pieza fundamental de la defensa del régimen liberal. Los generales, conscientes de su protagonismo, se colocaron al frente de los partidos políticos y se erigieron en árbitros de la vida política. El uso y abuso del pronunciamiento se convirtió en una práctica casi habitual para cambiar los gobiernos.
  4. Los enormes gastos de la guerra provocaron muy serios problemas financieros a la nueva monarquía liberal y condicionaron la orientación de reformas como la desamortización de Mendizábal, fomentando más la necesidad de suministrar ingresos a la maltrecha hacienda que el de emprender una verdadera reforma agraria.
  5. En relación con la cuestión foral, se había establecido que las provincias vascas y Navarra serían consideradas como “provincias exentas”, llamadas así por las peculiaridades de su sistema fiscal. El Convenio de Vergara respetó los fueros y este sistema fiscal.

C.5. – Identifica el ámbito geográfico del carlismo y explica su ideario y apoyos sociales

  • El carlismo es un movimiento absolutista que defiende la religión, el foralismo y los privilegios el Antiguo Régimen)
  • El área de influencia más importante se encuentra en el País Vasco y Navarra, pero también en algunas regiones de Aragón, Cataluña y Castellón (Maestrazgo), en el levante, y Asturias, Galicia, La Mancha.
  • En sus comienzos, el ideario político carlista fue difuso, pero con el tiempo acabó articulándose en torno a las siguientes ideas:
    • La tradición política del absolutismo monárquico. Defendían el origen divino de la monarquía, y la tradición como fundamento de legitimidad (el lema “Dios, Patria, Rey” condensa sus tres principios sagrados: unión de Iglesia y Estado; liberales como introductores de elementos ajenos, extranjeros; monarquía como institución sagrada)
    • El rechazo a la obra de las Cortes de Cádiz y del Trienio Liberal.
    • La restauración del poder de la Iglesia y de un catolicismo excluyente.
    • La idealización del mundo rural frente a la sociedad urbana e industrial. El carlismo siempre tuvo menos apoyos urbanos.
    • La defensa de las instituciones y fueros tradicionales de vascos, navarros y catalanes frente a la uniformidad política y jurídica que pretendía ilustrados y liberales. Tenemos que tener en cuenta que los fueros, especialmente en el País Vasco, representaban una forma de gobierno tradicional aglutinada en torno a las Juntas Generales, con justicia aplicada por jueces propios, una fiscalidad propia y exenta de la general y sin quintas. La cuestión foral es importante para definir al movimiento carlista pero hoy en día existe una cierta controversia historiográfica, al respecto, ya que ni en todos los territorios donde arraigó el carlismo existía una acentuada conciencia foral, ni ésta se canalizó en exclusiva a través del carlismo.
  • Las bases sociales del carlismo fueron heterogéneas.
    • Contaba con el apoyo del clero medio y bajo, que percibía el liberalismo como el gran enemigo de la religión y de la Iglesia.
    • Una parte del campesinado, que veía amenazadas sus tradiciones y su situación económica por las reformas liberales, más encaminadas hacia el fortalecimiento de la mediana y gran propiedad y hacia el fin de las tierras comunales.
    • También fue importante el apoyo de la media y baja nobleza del norte peninsular, que estaba vinculada al Antiguo Régimen (poderes locales y privilegios forales), frente a la alta nobleza que, con algunas excepciones, se integró sin mayores dificultades en el naciente Estado liberal.
    • Por último, también tuvo el apoyo de los trabajadores manuales y artesanos residentes en pequeños pueblos y núcleos urbanos, afectados por el desmantelamiento gremial.

C.8. – Resume las etapas de la evolución política del reinado de Isabel II desde su minoría de edad, y explica el papel de los militares

MINORÍA DE EDAD Y REGENCIAS (1833 – 1844)

a. El régimen del Estatuto Real (1834-1835)
  • Al periodo de tiempo del reinado de Isabel II que abarca desde que accede al poder tras la muerte de su padre Fernando VII (1833) hasta que las Cortes adelantan su mayoría de edad (1844) se conoce como periodo de regencias.
  • Al comienzo del período de la regencia María Cristina mantiene el absolutismo monárquico, pero será a la muerte de Fernando VII y el inicio de la primera guerra carlista, como consecuencia del apoyo de los absolutistas a Carlos María Isidro, cuando se vea obligada a apoyarse en los liberales.
  • Se produce un cambio de gobierno, al frente del cual sitúa a Martínez de la Rosa y que está integrados por políticos liberales, quienes aprovechan la ocasión para intentar avanzar en la implantación de un régimen liberal en España con el Estatuto Real de 1834.
  • La división entre los liberales moderados y los más progresistas, que reclamaban mayor participación ciudadana (recuperando el espíritu de 1812), y la oposición de los sectores más reaccionarios, así como la guerra civil y las crisis sociales y de Hacienda, fuerzan un cambio de gobierno.
b. Los gobiernos progresistas (1835-1837)
  • Durante los gobiernos progresistas se va a consumar la transición política hacia el sistema liberal:
  • “Revolución de 1835”:
    • medidas contra los intereses de la Iglesia católica, que suponen la ruptura de relaciones con la Santa Sede, y que el clero apoyara la causa carlista
    • revueltas de la Milicia Nacional (civiles armados y reclutados por los ayuntamientos, defienden el liberalismo) en diferentes ciudades.
  • “Motín de los sargentos de la Granja”: rebelión de un grupo de suboficiales que defendía el regreso a la Constitución de 1812. Una de sus consecuencias fue el sufragio universal masculino en las elecciones municipales
  • Desamortización de Mendizábal, un proceso de nacionalización de bienes de la Iglesia, con el que se pretendía financiar la guerra, cambiar la propiedad de la tierra y sanear la economía.
  • Constitución de 1837, de carácter progresista, que recuperaba algunos aspectos de 1812, y que pretendía el consenso entre las dos corrientes liberales.
  • Ley electoral de 1837, de carácter moderado, y que sustituye el sufragio universal masculino por un sufragio censitario (que hace que sólo vote el 2% de la población). Esta ley facilita una práctica común en el siglo XIX, el falseamiento de los resultados electorales y el control del proceso por el gobierno.
c. El trienio moderado (1837-1840)
  • Las elecciones de 1837 dan el triunfo a los moderados, que gobiernan hasta 1840.
  • En estos años los gobiernos se ven condicionados por el poder militar, encarnado en los generales más prestigiosos (hecho que se va a prolongar durante todo el reinado de Isabel II).
d. La regencia de Espartero (1840-1843)
  • Los continuos enfrentamientos entre moderados y liberales hacen que Maria Cristina renuncie al a regencia, siendo sustituida por el General Espartero en 1841.
  • Fue un gobernante autoritario, que nunca contó con la mayoría en el Congreso de los Diputados y organizó un poder de tipo populista (clases medias y “ayacuchos”, militares que habían luchado con él en América)
  • Intenta realizar reformas liberales, pero el gobierno fue muy débil, pues lo atacaron tanto los liberales moderados como miembros del propio partido liberal.
  • Debilitado por la represión de la sublevación de Barcelona y por la oposición desde París de María Cristina pierde cada vez más apoyos.
  • Finalmente Narváez se hace con el poder mediante un pronunciamiento (1844), ya que Espartero renuncia a la regencia y se exilia en Londres.

LA DÉCADA MODERADA (1844-1854)

  • Se conoce con este nombre al período de gobiernos moderados, en el que el general Ramón María Narváez tendrá una importante influencia y poder, presidiendo hasta 4 gobiernos y llegando a convertirse en dictador con el voto de confianza del congreso.
  • La reina Isabel II jura como reina constitucional con tan sólo 13 años.
  • Durante este periodo se desarrolló el estado liberal en su clave moderada, desarrollando lo que se conoce como liberalismo doctrinario.
  • En esta época se intentará modelar un Estado centralizado y uniforme, con numerosas reformas legislativas (modelo educativo, leyes de administración local y provincial, leyes de hacienda, creación de guardia Civil, Constitución de 1845). Intentan reforzar el papel de la Corona, y se intenta controlar el poder mediante un sufragio censitario muy restrictivo que no permita el acceso al poder ni a las clases medias ni a los progresistas.
  • Se sigue produciendo una importante corrupción electoral
  • Sigue existiendo conflictividad social, con pronunciamientos, motines palaciegos, sublevaciones urbanas y una segunda guerra carlista.
  • Durante el gobierno de Juan Bravo Murillo se firma un Concordato con la Santa Sede (1851), que restablecía las relaciones entre ambos Estados, reconocía la religión católica como única religión, aceptaba la inspección de la Iglesia sobre el sistema educativo, y destinaba parte de los presupuestos estatales al mantenimiento de la Iglesia, entre otras cuestiones.
  • Los casos de corrupción y la desconfianza en el sistema propició un clima favorable para la sublevación de 1854, que da paso al bienio progresista.

EL BIENIO PROGRESISTA (1854-1856)

  • Es un breve periodo del reinado de Isabel II, donde el Partido Progresista consiguió controlar las Cortes.
  • Comienza con el pronunciamiento militar de Vicálvaro, “Vicalvarada”, que va a tener un giro civil y derivar en una revolución (reflejo de las revoluciones europeas de 1848).
  • En un clima de inestabilidad, división y enfrentamientos regresará Espartero desde el exilio para formar gobierno. Tanto el general Espartero, líder de los progresistas puros, como el general O´Donnell, líder de la Unión Liberal, serán los políticos más influyentes de la época.
  • Espartero preside el gobierno de la nación, pero tiene continuas presiones de los moderados y de los liberales. Intentó implantar el sistema liberal en su versión progresista, pero la redactada Constitución progresista de 1856 no se llega a aprobar.
  • Pese a la inestabilidad, se realizaron importantes reformas:
    • la Desamortización municipal de Madoz (1855)
    • la Ley de Ferrocarriles (también de 1855)
    • la Ley de bancaria de 1856.
  • Finalmente, el malestar social provocado por los impuestos y las quintas (reclutamiento militar forzoso cuando se cumplía la mayoría de edad) dio lugar a la dimisión de Espartero y a la intervención militar de O´Donnell, que disuelve el Parlamento, finalizando así el bienio progresista.

LA HEGEMONÍA DE LA UNIÓN LIBERAL (1856-1868)

  • Es una etapa de regreso del moderantismo al poder, representado por la Unión Liberal, y que proporciona cierta estabilidad hasta 1863.
  • Esta etapa asistirá a la alternancia entre el general O´Donnell, de Unión Liberal, y el general Narváez, quien va a adoptar medidas propias de un moderantismo más tradicional y autoritario.
  • Se va a asistir a un “gobierno largo” (4 años) de O´Donnell gracias a la labor manipulativa del gobierno de las elecciones, que aseguraban una mayoría aplastante, garantizando así una estabilidad del mismo.
  • Tras este gobierno comenzará una etapa moderada muy inestable, con un desprestigio cada vez mayor de la reina, con sublevaciones progresistas, apoyadas por los demócratas y pronunciamientos militares.
  • A esto hay que sumar una importante crisis económica en 1866, que afecta a los sectores productivos y a las finazas, y una crisis de subsistencias, que encarece productos básicos de consumo
  • En Agosto de 1866 se firmaba el Pacto de Ostende, en Bélgica, entre el partido progresista y demócrata, para desalojar del trono a Isabel II. Pocos meses después se sumará Unión Liberal.
  • En Septiembre de 1868 tiene lugar en Cádiz un pronunciamiento militar, dirigido, entre otros, por los políticos Sagasta, Prim, Zorrilla y el almirante Topete, que se convertirá en una revolución ,”la Gloriosa”, y que obliga a la reina a exiliarse.

El papel de los militares fue crucial en el reinado de Isabel II. Fueron personajes con gran fuerza política, que no solo actuaron como regentes durante la minoría de edad de la reina (Espartero, 1840 – 1843), sino que además fueron jefes de gobierno durante su reinado (como Narváez en 1844 – 1846, Espartero 1854 – 1856 y O’Donnell 1856 – 1857). También abusaron de los pronunciamientos y los golpes de Estado, provocando la inestabilidad política que caracterizaría la política española hasta la Guerra Civil de 1936.

C.7. – Describe las características de los partidos políticos que surgieron durante el reinado de Isabel II

  • Los partidos políticos del siglo XIX eran muy distintos a los actuales:
    • se trataba de agrupaciones de personas influyentes y poderosas
    • con un fuerte componente individualista, lo que les llevaba a la división interna y al enfrentamiento entre sus líderes
    • además estaban muy unidos a la prensa, que era un instrumento al servicio del partido
    • tenían cierta lejanía con la realidad social (el pueblo no participaba en la vida política)
  • A su vez, las características del sistema político eran:
    • Corrupción electoral (la maquinaria electoral estaba al servicio del gobierno) y creación de red clientelar (se negocian los votos a cambio de favores)
    • Gran influencia de los líderes
    • Escasa participación en las elecciones (entre 0,1% y 25% en el período 1834-1846), caracterizado por un sufragio restringido a los mayores contribuyentes
  • Los partidos que aparecieron fueron los siguientes:
    1. Partido Moderado.
      • Estaba formado por los antiguos liberales moderados.
      • Su ideología era la del liberalismo doctrinario.
      • Estaba liderado por el general Narváez, y formado por un grupo heterogéneo al que pertenecían terratenientes, alta burguesía, aristócratas y altos cargos militares.
      • Defendían la propiedad individual, el sufragio censitario muy restringido, la soberanía compartida (Cortes y Rey) y la amplia participación política de la Corona.
      • También limitaban algunos derechos individuales (reunión, asociación).
      • Eran centralistas y partidarios de la influencia de la Iglesia en un Estado confesional.
    2. Partido Progresista.
      • Formado por los progresistas.
      • Había varias facciones destacables: progresistas puros (Espartero), demócratas y republicanos.
      • Eran partidarios de un ideologismo radical, y tiene su origen en los exaltados del Trienio Liberal.
      • Liderados por el general Espartero, estaba formado por la mediana y pequeña burguesía industrial y financiera, clases medias (empleados y artesanos), profesiones liberales y oficiales del ejército.
      • Buscaban un menor protagonismo de la monarquía en la vida política, y defendían la soberanía nacional, el predominio del poder de las Cortes y el fortalecimiento de los poderes locales, defensa de los poderes individuales y colectivos y la confesionalidad del Estado pero con libertad religiosa.
      • Son partidarios de un sufragio censitario, aunque más amplio que los moderados, y también pretendían realizar una reforma agraria.
      • Defienden la Constitución progresista de 1837.
    3. Unión Liberal.
      • Fundado por O’Donnell en 1854, aglutinó a los sectores más progresistas del Partido Moderado y a los más moderados del Partido Progresistas.
      • Eran liberales, pero desde un punto de vista más pragmático o centralista.
      • Aparece como una escisión del liberalismo moderado. Defiende la Constitución moderada de 1845 y son partidario de la desamortización de las tierras de la Iglesia pero de acuerdo con Roma.
    4. Partido demócrata.
      • Fue creado en 1849 a partir de los sectores más radicales del partido progresista, eran ideológicamente partidarios de un liberalismo democrático.
      • Al igual que la Unión Liberal, aglutinó varias tendencias políticas: progresistas radicales, republicanos y simpatizantes de un incipiente socialismo.
      • Estaba formado por clases medias, clases populares e intelectuales radicales.
      • Su programa político incluía la soberanía nacional, el sufragio universal masculino, la búsqueda de un Estado aconfesional, enseñanza primaria obligatoria y gratuita, garantizar el derecho a la igualdad entre los ciudadanos, un sistema descentralización, defensa del derecho de reunión y asociación.
      • Tuvieron un papel destacado en la “Revolución Gloriosa” de 1868 que puso fin al reinado de Isabel II.