Contexto Histórico y Político
Nos encontramos ante un texto de carácter histórico-político dirigido al ciudadano. En él, se aborda la unidad política de España, incluyendo la nación catalana, y se hace referencia a la unidad que estos pueblos deben mantener. El texto tiene un carácter legal y establece normas de derecho.
El tema central del texto es la defensa justificada del nacionalismo y la reivindicación de un Estado catalán autonomista dentro de un régimen federal.
El texto se sitúa cronológicamente en el año 1906 (siglo XX) en Cataluña, durante la Restauración Borbónica. En este período, se crea un frente catalanista integrador que reclama la independencia política y la protección de las actividades del empresariado industrial de Cataluña. La Restauración fue un período estable de la historia de España, que se extiende desde 1874, año en que se pone fin a la Primera República española y se restablece la monarquía borbónica, hasta 1923, cuando el general Miguel Primo de Rivera, con su pronunciamiento militar, da paso a una dictadura.
Los fundamentos políticos básicos de la Restauración fueron las Cortes y el Rey, la Constitución de 1876, el caciquismo y el turnismo. Cánovas del Castillo fue el ideólogo de este sistema de alternancia política entre los dos principales partidos burgueses: el conservador, liderado por él mismo, y el liberal, capitaneado por Sagasta. Con este sistema, buscaba neutralizar a la oposición política (republicanos, carlistas, movimientos obreros y partidos nacionalistas) y evitar la injerencia del ejército en la política.
Autor y Destinatario
El autor del texto es Enric Prat de la Riba, político y escritor catalán. Fue uno de los fundadores de la Unión Catalanista en 1891 y, en 1892, secretario de la asamblea que redactó las Bases de Manresa. En este documento, se propone el reparto del poder, con funciones para Cataluña (poder autonómico) y otras para el poder central. Más adelante, Prat de la Riba se convertiría en el verdadero director de la Lliga Regionalista, partido que ocupaba el centro de la política catalana.
El texto tiene como destinatario a una colectividad, por lo que su finalidad es pública. El autor quiere dar a conocer sus pensamientos y argumentos tanto a nivel nacional como internacional.
Ideas Principales y Secundarias
Idea Principal
La idea principal del texto es el sentimiento común de una nación y los lazos que la unen. El autor concluye con la explicación de las particularidades del catalanismo y propone una solución: cada nacionalidad debe tener su propio estado. Se reivindica que Cataluña sea la única soberana de su gobierno interior, que pueda establecer libremente sus leyes, establecer y recaudar sus impuestos, acuñar su moneda y ejercer cuantas otras atribuciones se deriven de su soberanía.
Ideas Secundarias
Regionalismo vs. Nacionalismo
En los tres primeros párrafos, el autor hace referencia a las diferencias entre los términos regionalismo y nacionalismo:
- Regionalismo: Movimiento que reivindica el reconocimiento de la identidad diferencial de una región a través de un Estado descentralizado o federal.
- Nacionalismo: Movimiento que reivindica cotas más altas de autogobierno, basándose en el principio de las nacionalidades (como se puede apreciar en el párrafo 2º, líneas 1-2).
El origen de estos movimientos en España se debió a distintos factores, pero todos ellos defendían el particularismo lingüístico, cultural, institucional e histórico frente a las tendencias uniformadoras y centralistas del Estado liberal.
Orígenes del Catalanismo
Estos tres primeros párrafos también hacen referencia a la formación del catalanismo de los años 80, que tiene su origen en:
- La Renaixença, que pretendía recuperar la lengua y las señas de identidad de los catalanes (como se hace referencia en el texto, concretamente en el párrafo 1).
- Los cambios económicos experimentados a lo largo del siglo XIX.
Las primeras formulaciones catalanistas de contenido político corresponden a Valentí Almirall, que intentó aglutinar las dos corrientes más destacadas del catalanismo:
- La herencia republicana y progresista.
- La más conservadora, tradicional y católica.
Para ello, creó el Centre Catalá, que reclamaba la autonomía de Cataluña dentro del Estado español. En 1885, promovió el llamado Memorial de Greuges, que denunciaba la opresión de Cataluña y defendía el proteccionismo industrial.
Aplicación de los Principios Nacionalistas a Cataluña y España
Los tres últimos párrafos se centran en la aplicación de los principios nacionalistas a Cataluña y España.
El fracaso de Almirall dio paso al predominio del catalanismo conservador, católico y antirrepublicano con la fundación de la Lliga de Catalunya por Enric Prat de la Riba, que se convertiría en 1891 en la Unió Catalanista. Esta elaboró el primer programa político del catalanismo, conocido como las Bases de Manresa, donde se proponía:
- Un reparto de funciones entre el poder estatal central y el poder regional autónomo.
- El catalán como lengua oficial.
- El restablecimiento de las instituciones tradicionales de Cataluña.
La identificación de la burguesía industrial catalana con el catalanismo político se alcanza a finales de siglo, tras la pérdida del mercado colonial americano en 1898 y la crisis del sistema político de la Restauración. Esta identificación se evidencia en la formación y el triunfo en las elecciones de 1901 de la Lliga Regionalista, liderada por Francesc Cambó y Prat de la Riba.
Otra idea que se desarrolla en estos tres últimos párrafos es la defensa a ultranza del Estado federal. Prat de la Riba se muestra partidario de que España sea (aunque no cita esta palabra) un Estado federal unido y señala que esa unidad de los “pueblos ibéricos” es fruto de siglos de tolerancia. En este punto, Prat se olvida de otras regiones españolas como Canarias, Baleares, Ceuta o Melilla. Más adelante, llega a asegurar que “el nacionalismo catalán nunca ha sido separatista”. Debemos recordar que Prat de la Riba es uno de los máximos exponentes del primer nacionalismo catalán, de corte federalista y no independentista.
Por último, se alude a la consideración del nacionalismo como vía o camino hacia el progreso. En paralelo al nacionalismo catalán, encontramos el nacionalismo vasco, que tuvo en Sabino Arana a su principal factótum o formulador. Fue el fundador del Partido Nacionalista Vasco (PNV), así como de sus símbolos más representativos: la ikurriña, el nombre de Euzkadi y el himno vasco. Su ideología xenófoba, basada en el victimismo y en la animadversión hacia lo español (denominaba “maketos” a los emigrantes españoles que trabajaban en el País Vasco y defendía la existencia de una supuesta “raza vasca”), tuvo un cierto arraigo entre la burguesía provinciana y las zonas rurales. Tanto el nacionalismo catalán como el nacionalismo vasco, con sus reivindicaciones, servirían de modelo para otros nacionalismos, como el aragonés, canario, valenciano, gallego, etc.
Conclusión
En conclusión, el texto nos ayuda a comprender la situación de los nacionalismos en la época de la Restauración y sus repercusiones en la época actual. El nacionalismo catalán sirvió de modelo para las reivindicaciones de otras regiones. El texto también sintetiza las bases sobre las que se asienta el catalanismo moderado de Enric Prat de la Riba.
nric Prat de la Riba.