Absolutismo y Liberalismo (1814-1833):
La restauración del absolutismo en 1814 se produjo en Andalucía con la misma facilidad que en el resto de España. A la represión desatada contra los liberales, estos respondieron pronunciándose con las armas. Después de varios intentos que fracasaron, un levantamiento en Sevilla obligó al rey Fernando VII a jurar la constitución. Rafael de Riego sería ensalzado como el héroe de la Cabezas. A partir de 1820 y hasta 1823, los partidarios del liberalismo intentaron instaurar un nuevo modelo de estado afín a la revolución liberal. A partir de 1823, los liberales más destacados eran apresados y enviados al exilio, y la vuelta al absolutismo se recibió de nuevo con alegría, entrando en la llamada década ominosa del 1823 al 1833.
Tema 5:
La Primera Guerra Carlista (1833-1840):
En 1833 muere Fernando VII. Regenta el país María Cristina hasta que su hija Isabel sea mayor de edad. Don Carlos, hermano del difunto rey, inicia una insurrección para impedir que se consolide el trono de Isabel.
Dos opciones enfrentadas: (los carlistas y los isabelinos).
El carlismo: (Carlos María Isidro rey) características: ideología tradicionalista y antiliberal con un lema que es “Dios, Patria y Fueros”. Considera legitimidad dinástica la de Don Carlos, defiende la monarquía absoluta, la primacía social de la iglesia, el mantenimiento del antiguo régimen y el sistema foral. Son apoyados por el clero, la nobleza agraria y una base social significativa.
Los isabelinos: Fueron apoyados en su inicio por la alta nobleza, los funcionarios y parte de la jerarquía eclesiástica, y buscaron la adhesión de los liberales que exigieron el fin del absolutismo.
El desarrollo del conflicto armado:
Los carlistas inicialmente actuaron por el método de guerrillas. Las primeras partidas carlistas se levantan en 1833, sobre todo en Navarra y en el País Vasco. Don Carlos recibió el apoyo de Rusia, Prusia y Austria (potencias absolutistas) que le enviaban dinero y armas. Isabel II fue apoyada por Gran Bretaña, Francia y Portugal. Fases del conflicto:
- (1833-1835): Se caracteriza por la estabilización de la guerra en el norte con el general Zumalacárregui al mando de las tropas, que organizó un ejército que conquistó Tolosa, Durango, Vergara y Eibar, pero fracasó en la toma de Bilbao, donde murió. El general Cabrera tuvo el mando en las tierras del Ebro, convirtiéndose en un líder carlista de los más destacados.
- (1836-1840): Con la victoria del general Espartero en Luchana, que puso fin al sitio de Bilbao, se inicia la victoria liberal. La debilidad del carlismo creó discrepancias entre ellos, entre los transaccionistas e intransigentes. Finalmente, se firmó el convenio de Bergara entre el jefe de los transaccionistas, Maroto, y el jefe de los liberales, Espartero.
Los Progresistas en el Poder:
María Cristina llamó a gobernar a un liberal, Mendizábal, que inicia la reforma del estatuto legal y toma medidas para obtener recursos, para organizar un ejército contra el carlismo, decretando la desamortización de bienes del clero. Se produjeron revueltas y quemas de conventos.
Desmantelamiento del Antiguo Régimen:
Los progresistas desmantelan las instituciones del antiguo régimen, implantan el sistema liberal constitucional y la monarquía parlamentaria. Principales reformas:
- Reforma agraria liberal que se caracteriza por:
– La abolición del régimen señorial.
– Desvinculación que significó el fin de patrimonios unidos obligatoriamente y a perpetuidad a una familia.
– Desamortización: Mendizábal decretó la disolución de órdenes religiosas, salvo las que eran de enseñanza o de hospitalización, y estableció la incautación por parte del estado de su patrimonio, que se pusieron a la venta mediante subasta pública. Con ello se quería dinero para restaurar el ejército. - Libre funcionamiento del mercado:
La Constitución de 1837:
Se aprueba en junio de 1837, proclamando como principios básicos del progresismo la soberanía nacional, la división de poderes, la confesionalidad del estado. Establecía dos cámaras: el Senado y el Congreso, y concebía amplios poderes a la corona. Recogió el compromiso de financiación del culto católico. Otras leyes importantes fueron: la ley de imprenta y la ley electoral que fija el sufragio censitario y restringido (tenían derecho al voto) los españoles varones mayores de 25 años que pagasen un mínimo de 200 reales de contribución directa.
La Alternancia del Poder (1837-1843):
Se alternaron en el poder durante el reinado de Isabel II, los moderados y los progresistas.
– Los moderados (1837-1840):
Limitan la libertad de imprenta, preparan una ley electoral más restrictiva y una ley de ayuntamientos que dio a la corona la norma sobre los alcaldes. Se inició una restauración para devolverle los bienes al clero. La ley del ayuntamiento enfrentó a progresistas y moderados, ya que los primeros defendían la elección directa de los alcaldes. El apoyo de la regente a la propuesta moderada provocó la oposición progresista, lo que provocó un movimiento insurreccional con la formación de juntas revolucionarias en muchas ciudades. María Cristina dimite y los progresistas apoyaron al general Espartero, con gran apoyo popular, que se convirtió en regente en 1840.
– La regencia de Espartero (1840-1843):
Espartero disuelve las juntas revolucionarias. Durante su regencia actuó con autoritarismo y gobernó con la colaboración de su camarilla de militares llamados los Ayacuchos. Entre las actuaciones de medio trascendencia estuvo la aprobación de un arancel que abrió el mercado español a los tejidos de algodón inglés, lo que hizo que la industria textil catalana temiera perder sus puestos de trabajo y se provocó un levantamiento en Barcelona. Espartero bombardeó Barcelona para que se sometieran. Comenzaron acusaciones contra Espartero por parte de los moderados, entre los que destacaron los generales Narváez y O’Donnell. Espartero abandona la regencia y las cortes adelantan la mayoría de edad a Isabel II y la proclaman reina a los 13 años.