El Directorio Civil y la Caída de la Dictadura de Primo de Rivera (1925-1930): Crisis y Transición a la Segunda República

El Directorio Civil (1925-1930)

Coincidiendo con el triunfo de Alhucemas, el Directorio Militar fue sustituido por otro civil, formado por un gobierno de ministros militares y civiles. Durante este periodo, el esfuerzo se encaminó a sacar al país del retraso económico y lograr la estabilidad del régimen. En esta etapa se desarrolló otro de los pilares básicos de la dictadura: la Asamblea Nacional Consultiva, de carácter corporativo, puesto que sus miembros no se elegían por sufragio, sino por designación entre los representantes de diferentes instituciones públicas. Tuvo como encargo la elaboración de una nueva Constitución, pero su proyecto no satisfizo a nadie.

Al final, tanto la Asamblea Nacional como la Unión Patriótica demostraron ser un fracaso. La dictadura de Primo de Rivera coincidió con los denominados “felices años 20”, una época de cierto auge tras superar la crisis posterior a la I Guerra Mundial. La política económica estuvo vinculada a un nacionalismo regeneracionista basado en un intervencionismo estatal mediante:

  • Medidas proteccionistas para la industria: Se creó el Consejo de Economía Nacional para favorecer la creación de industrias nuevas y el desarrollo de las existentes (compañías ferroviarias, navieras, mineras…). También se concedieron monopolios como la Compañía Telefónica (fundada en 1924) y la CAMPSA.
  • Fomento de las obras públicas: Ferrocarriles y carreteras (se proyectó construir unos 7000 km).

La Política Laboral y la Organización Corporativa del Trabajo

La política laboral se puso de manifiesto mediante el Estado corporativo y la intervención del mismo en las relaciones patronos-obreros, tratando de eliminar los conflictos laborales. Con este fin se creó la Organización Corporativa del Trabajo (OCT), que agrupaba a patronos y obreros en grandes corporaciones (sindicalismo vertical). Funcionaban a través de los comités paritarios, en cada uno de los cuales el número de obreros y de patronos era idéntico. Era un modelo corporativo italiano, tutelado por el Estado, y en él se regulaban los salarios y las condiciones de trabajo, así como la mediación en caso de conflicto. La OCT funcionó en parte por la estabilidad económica que permitió el descenso de los conflictos y huelgas, y también por la propia represión. Incluso, la UGT colaboró con la política social del régimen.

La Creciente Oposición y el Declive de la Dictadura

Desde 1927, el fracaso de la dictadura a la hora de renovarse, junto a la irritación de los grupos de oposición por el inmovilismo y el desgaste de la monarquía, hicieron revivir las movilizaciones. La oposición al régimen fue aumentando, estando en ella:

  • Parte de los políticos de los partidos del turno que se negaron a colaborar con Primo de Rivera y exigieron a Alfonso XIII el restablecimiento de la Constitución y la convocatoria de elecciones.
  • El movimiento republicano permaneció aletargado hasta 1926. Ese año, se fundó la Alianza Republicana, iniciando una movilización lenta pero creciente.
  • Los intelectuales y el mundo universitario mantuvieron una oposición constante a la dictadura, que pretendía controlarlos mediante la censura y limitando su libertad.
  • La izquierda obrera pasó del desconcierto inicial a una fase de conformismo. Pero a partir de 1927 volvió a movilizarse y a iniciar una clara oposición. La UGT rompió sus relaciones con el gobierno y los anarquistas crearon la Federación Anarquista Ibérica en 1927.
  • El ejército, molesto por las frecuentes arbitrariedades que se producían en los ascensos.

El Fin de la Dictadura y el Camino hacia la Segunda República

A finales de 1929 se manifestaba una falta de apoyo general al régimen, sobre todo debida a la crisis económica de ese año. El gobierno no pudo hacer frente a las manifestaciones estudiantiles, huelgas y críticas de los industriales y financieros por la política del dictador. Incluso el propio Ejército y la propia oligarquía presionaban a Primo de Rivera.

De tal manera, el Rey y sus consejeros creyeron que la dictadura era un peligro para la permanencia de la monarquía, por lo que Alfonso XIII retiró su confianza a Primo de Rivera, quien acabó dimitiendo el 30 de enero de 1930, cuando se estaban tramitando las gestiones para su sustitución. Tras aceptar la dimisión de Primo de Rivera, el rey encargó al general Berenguer la formación de un gobierno que debía preparar la restauración del sistema parlamentario. La oposición republicana se organizó en torno al llamado Pacto de San Sebastián (1930), mediante el cual políticos socialistas, republicanos y catalanistas de izquierdas acordaron un programa para presentarse a las elecciones y constituir un Comité Revolucionario, presidido por Alcalá Zamora, que debería convertirse en el gobierno provisional de la futura República.

En este contexto, se produjeron dos intentos de alzamiento militar para proclamar la II República en 1930: la sublevación de Jaca y en el aeródromo de Cuatro Vientos.

Ante una nueva crisis ministerial, el rey nombró al almirante Aznar como nuevo presidente de gobierno y se convocaron elecciones municipales el 12 de abril de 1931, produciéndose el triunfo en las grandes ciudades de la coalición republicano-socialista. El rey Alfonso XIII abandonó España el 14 de abril, proclamándose la II República.