El Directorio Militar de Primo de Rivera y la Caída de la Monarquía Española

El Golpe de Estado de Primo de Rivera

El 12 de diciembre de 1923, desde Barcelona, Primo de Rivera dio un golpe de Estado militar que el rey Alfonso XIII aceptó. Como consecuencia, el general constituyó un Directorio Militar. Diversos factores convergieron para propiciar el golpe de Estado:

Causas del Golpe

  1. La desastrosa situación económica y social de España.
  2. La alternativa extrema a la inutilidad completa en que habían quedado los mecanismos de la Restauración.
  3. El descontento del ejército por el desorden socioeconómico, el entredicho por el desastre de Annual y la agudización de los planteamientos regionalistas.
  4. El deseo de “regeneracionismo” de Primo de Rivera, con su intención de limpiar España de caciques.
  5. El cambio estructural del ascenso del capitalismo industrial y financiero en detrimento de la oligarquía agraria, alterando el sistema de poder y obligando a una nueva relación de fuerzas entre sectores económicos.

En consecuencia, el ejército asumió la responsabilidad de implantar y mantener en España un régimen autoritario.

Los sublevados declararon el estado de guerra, la suspensión de las garantías constitucionales y la disolución de las Cortes. El régimen de la Constitución de 1876 fue sustituido, en medio de la indiferencia popular y sin apenas resistencia, por una dictadura militar.

El Directorio Militar y la Dictadura (1923-1925)

Desde 1923 hasta 1925, y tras el golpe, Primo de Rivera se constituyó en ministro único, asesorado por un Directorio Militar. Detrás del nuevo gobierno se encontraba el mismo bloque de poder que había dominado el país durante la Restauración: la oligarquía de terratenientes e industriales. El Directorio Militar tomó rápidamente medidas contundentes:

  • Prohibición de la bandera y el himno catalán, restringiendo el uso de la lengua catalana al ámbito privado.
  • Política de “mano dura” en todo lo referente al orden público.
  • Formación de la Unión Patriótica, partido único bajo la dirección de un militar, siguiendo el modelo fascista de Mussolini en Italia.

El mayor éxito del Directorio tuvo lugar en África. El Desembarco de Alhucemas en 1925 puso fin a la resistencia de las cábilas del Rif. Su líder Abd-el-Krim se entregó a las autoridades del Marruecos francés. El fin de la guerra en Marruecos otorgó gran popularidad al dictador.

La Dictadura Civil y la Oposición (1925-1930)

A finales de 1925, un gobierno civil, presidido por Primo de Rivera, reemplazó al Directorio Militar, buscando institucionalizar la Dictadura. En 1927, se constituyó una Asamblea Nacional Consultiva, formada en su mayoría por miembros de Unión Patriótica elegidos por sufragio restringido, siguiendo nuevamente el modelo italiano. Esta Asamblea fracasó en su intento de redactar una ley fundamental que funcionara como Constitución de la dictadura. También se imitó el modelo social del fascismo italiano, estableciendo la Organización Corporativa del Trabajo, una especie de sindicato para arbitrar entre patrones y obreros.

El intento de institucionalización del régimen de Primo de Rivera fracasó. La oposición a la Dictadura abarcó un amplio espectro político: liberales, conservadores, republicanos, socialistas, anarquistas, intelectuales y el movimiento estudiantil. Un elemento clave fue el creciente descontento en las filas del Ejército ante las arbitrariedades de Primo de Rivera. Tras el crack de la bolsa de Nueva York en 1929, los problemas económicos se extendieron globalmente, y el descontento social, con la reaparición de movimientos huelguísticos, incrementó la oposición a la dictadura (incluyendo la devaluación de la peseta).

La Caída de Primo de Rivera y la “Dictablanda”

Cansado y sin apoyos sociales, el 27 de enero de 1930, Primo de Rivera presentó su dimisión al monarca, quien la aceptó rápidamente. Alfonso XIII nombró jefe de Gobierno al general Berenguer, iniciando un período conocido como la “Dictablanda”, en el que se intentó infructuosamente volver a la situación previa a 1923.

Los partidos tradicionales, liberales y conservadores, fueron incapaces de articular un sistema de partidos aceptable. Además, solo figuras desprestigiadas como Romanones o De La Cierva colaboraron con Berenguer. La lenta vuelta a las libertades constitucionales fue aprovechada por una oposición que ganaba apoyo. En agosto de 1930, republicanos, socialistas y otros grupos de oposición firmaron el Pacto de San Sebastián, comprometiéndose a derrocar la monarquía e instaurar un régimen democrático. Para coordinar la oposición, crearon un Comité Revolucionario presidido por Niceto Alcalá Zamora, un republicano conservador.

El Fin de la Monarquía y la Proclamación de la República

Alfonso XIII se vio cada vez más aislado. Muchos militares empezaron a ver con buenos ojos la posibilidad republicana. Incluso la CNT apoyó la conspiración para traer la República.

El 15 de diciembre de 1930, fracasó una sublevación militar republicana en Jaca. Sus líderes, Galán y García Hernández, fueron juzgados y ejecutados. La mayor parte del Comité Revolucionario fue detenido, en medio de un creciente descontento antimonárquico. Berenguer dimitió el 14 de febrero de 1931, dando paso a un nuevo gobierno presidido por el almirante Aznar. El nuevo gabinete convocó elecciones municipales para el 12 de abril, con la intención de volver gradualmente a la legalidad constitucional. Sin embargo, las elecciones locales se convirtieron en un plebiscito sobre la monarquía. El triunfo aplastante en las zonas urbanas de las candidaturas republicanas y socialistas precipitó la abdicación del rey y la proclamación de la Segunda República Española el 14 de abril de 1931.