El Franquismo: Características, Pilares y Evolución Económica (1939-1959)

El Franquismo: Primera Etapa (1939-1959)

Al terminar la Guerra Civil, se inició un régimen dictatorial, el franquismo, que duró hasta 1975. Se distingue una primera etapa, hasta 1959 aproximadamente, caracterizada por el establecimiento de un estado totalitario y de una economía autárquica.

Características Políticas del Franquismo

Políticamente, el franquismo se caracterizó, en primer lugar, por el totalitarismo: una dictadura inspirada en el modelo italiano y alemán. Se suprimió la Constitución de 1931, se clausuró el Parlamento y se prohibieron todos los partidos políticos y los sindicatos. Era un sistema de partido único y de sindicalismo vertical.

Otra característica política fue el caudillismo. Franco, con el título de “Caudillo de España”, era el jefe del Estado y, durante casi todo el tiempo, también presidente de gobierno. Era también el Generalísimo de todos los ejércitos y jefe nacional del partido.

Había una concepción unitaria y centralista del estado. El franquismo abolió los estatutos de autonomía y fomentó la españolización de las regiones influidas por los nacionalismos. La oposición fue reprimida y los medios de comunicación, sometidos a una rígida censura.

Los Pilares del Régimen

Los tres grandes pilares de la dictadura de Franco fueron el ejército, el partido único y la Iglesia católica:

  • El ejército fue el más destacado sostén del régimen y participó activamente en el poder.
  • El partido único, denominado Falange Española Tradicionalista y de las JONS, proporcionó al régimen sus bases ideológicas, controló los medios de comunicación y también participó en el poder político.
  • La Iglesia católica tuvo un papel destacado en legitimar y construir el régimen franquista, que se definía como un Estado confesional católico. A cambio de este apoyo, la Iglesia obtuvo financiación y el control casi total del sistema educativo, entre otras cosas.

Desde sus inicios, la dictadura contó con el apoyo de las élites económicas y sociales, que recuperaron el poder económico, social y político perdido durante la Segunda República. Las clases medias, poco numerosas, que también habían rechazado la revolución social, adoptaron una postura pasiva y apolítica. Una gran parte de los sectores populares fueron los primeros que se opusieron al franquismo, pero más tarde pasaron también a la pasividad política.

La Autarquía y sus Consecuencias

Uno de los objetivos primordiales del franquismo fue conseguir la autarquía, con dos grandes ejes de actuación:

  1. El comercio exterior, completamente intervenido. Esto no solo provocó una gran escasez de bienes, sino que encareció algunos productos que eran indispensables y que había que importar, como el petróleo.
  2. El fomento de la industria, sobre todo la pesada. En 1941, se fundó el Instituto Nacional de Industria (INI). A través de él, se crearon numerosas empresas públicas con el fin de producir los bienes que el sector privado no podía (ENDESA, Iberia). También hubo nacionalizaciones –RENFE– de empresas privadas por las mismas razones.

El nivel de vida de la población española fue muy bajo. No alcanzó hasta 1954 el nivel de antes de la guerra. A los problemas derivados de la guerra se unió una mala gestión de los recursos y un excesivo intervencionismo estatal, que alcanzó incluso a la producción, distribución y venta de alimentos. La miseria y el hambre en las grandes ciudades fueron habituales en los años 40. Había cartillas de racionamiento y un mercado negro, el “estraperlo”, de productos básicos, a precios fabulosos. Esta situación redujo la capacidad de compra de los otros tipos de bienes, lo que aumentó la crisis para la industria de bienes de consumo.

Relaciones Internacionales y el Fin de la Autarquía

Cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), el franquismo manifestó su apoyo a la Alemania nazi y la Italia fascista. Pero España no participó en el conflicto, pasando de la neutralidad a la no beligerancia y, de nuevo, a la neutralidad. Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial y Alemania fue derrotada, el franquismo pasó por una etapa de aislamiento y rechazo internacional.

Sin embargo, a partir de 1947, el mundo se dividió en dos bloques antagónicos, el liderado por los EE. UU. y el de la URSS (Guerra Fría). En este contexto, fue más importante para EE. UU. y sus aliados occidentales contar con un buen aliado en la lucha contra el comunismo que presionar al régimen franquista para forzar la democratización del país.

En 1953, se firmaron acuerdos con Estados Unidos, de carácter defensivo y económico. Los estadounidenses obtuvieron el derecho a establecer y utilizar una serie de bases militares (Torrejón, Morón, Zaragoza y Rota). A cambio, España recibió material bélico y ayuda económica.

A partir del acuerdo con Estados Unidos, España pudo regularizar las relaciones diplomáticas y comerciales con los países del bloque occidental. Pero, a mediados de los 50, la situación económica era muy difícil. Dentro del franquismo, iban ganando terreno los que defendían un profundo cambio en la orientación económica: acabar con la autarquía y liberalizar la economía. En 1957, Franco realizó una remodelación del gobierno, apartando a los falangistas y dando entrada a los sectores católicos.