El Franquismo en España: De la Guerra Civil al Aislamiento Internacional

La Guerra Civil y el Establecimiento del Régimen Franquista

El 18 de julio de 1936, un grupo organizado de sublevados dio un golpe de Estado contra el gobierno de la II República Española. Los siguientes tres años fueron un largo periodo de continuos enfrentamientos que acabaron con la victoria de los sublevados, con el general Franco al frente. El resultado de la Guerra Civil fue la consolidación del régimen dictatorial que los sublevados contra la República comenzaron a construir desde octubre de 1936.

Fundamentos Ideológicos del Franquismo

El nuevo régimen implantado en 1936 tuvo desde un principio unos fundamentos ideológicos muy claros, que Franco condensó en muchos de sus discursos, como en el discurso del 18 de julio de 1938 en conmemoración del Alzamiento Nacional. Estos fundamentos pueden resumirse en los siguientes términos:

  • Mesianismo
  • Catolicismo
  • Tradición
  • Unidad
  • Orden
  • Disciplina

Así como la crítica contra sus enemigos y los de España: el comunismo y el liberalismo.

El Caudillismo

El caudillismo es la concentración del poder político en la persona de Franco, que era el jefe del Estado, generalísimo de todos los ejércitos (tierra, mar y aire), jefe nacional del partido y durante muchos años presidente del gobierno. Los partidarios veían en el caudillo el salvador de la patria en peligro, el elegido por Dios (mesianismo).

El Anticomunismo

El anticomunismo fue la clave desde el principio de la Guerra Civil, y desde 1945 con el comienzo de la Guerra Fría entre EEUU y la URSS para ser aceptado en el mundo occidental.

El Totalitarismo

El totalitarismo es un rasgo que define al franquismo, ya que se suprimió la Constitución de 1931 y con ella todas sus garantías individuales y colectivas, clausurándose el Parlamento y prohibiéndose todos los partidos y sindicatos (partido y sindicato únicos).

La Iglesia y el Nacionalcatolicismo

La Iglesia fue la gran legitimadora del franquismo (nacionalcatolicismo), obteniendo a cambio el financiamiento público y el control casi total del sistema educativo español.

La Concepción Unitaria del Estado

El franquismo anuló los estatutos de autonomía y fomentó la españolización de Galicia, Cataluña y el País Vasco (concepción unitaria y centralista del Estado).

El Tradicionalismo

La idea de España que defendió la dictadura se basó en rasgos históricos a menudo adulterados como la Reconquista (tradicionalismo).

El Militarismo

El militarismo tuvo mucha relevancia, ya que el ejército fue el más destacado sustento del régimen y participó activamente en el poder político.

El Fascismo

Los rasgos de los fascistas del franquismo eran los símbolos (águila) y los uniformes, la exaltación del caudillo y la violencia en el medio político. Los aspectos externos más comprometedores (saludo fascista) fueron atenuados tras la derrota de Hitler y Mussolini en 1945.

La “Democracia Orgánica”

La dictadura franquista pretendió dar una imagen de legalidad con la promulgación de una serie de Leyes Fundamentales del Movimiento, que ocupaban el lugar de una Constitución inexistente, y con la creación de unas Cortes que daban apariencia de un sistema parlamentario. Esa armazón política se denominó “democracia orgánica”.

La Autarquía (1939-1959)

Entre 1939 y 1959, Franco trató de consolidar un modelo económico basado en la autarquía (autoabastecimiento) para solucionar “el problema más grande que se presenta en la economía española”: “el desnivel desfavorable de nuestra balanza de pagos con el extranjero”. Para esto se fomentó el aislamiento exterior y la sustitución del libre mercado por la intervención del Estado en la economía, justificando esta política con un discurso fascista y patriótico expresado por el propio Franco.

Ámbitos de Actuación de la Autarquía

La política autárquica tuvo tres grandes ámbitos de actuación:

  1. Regularización del comercio exterior: controlando las importaciones y las exportaciones para limitar al máximo los intercambios con el exterior (solo los indispensables). Los resultados de estas restricciones fueron el encarecimiento de los productos que el Estado debía importar y una gran escaseza de bienes de consumo. El desabastecimiento afectó también a las materias primas, provocando un gran descenso de la producción industrial.
  2. Aumento de la industria y de los transportes: para asegurar la independencia militar y política del nuevo Estado. También se fomentó el desarrollo de las industrias de bienes de equipo. En 1941 se nacionalizaron todas las compañías de ferrocarriles y se creó la Red Nacional de España (RENFE). En 1941 se produce la nacionalización de la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE). En 1941 se fundó el Instituto Nacional de Industria (INI), dando prioridad a la inversión en sectores vinculados a los intereses de defensa militar. En esta primera etapa se crearon las principales empresas del grupo: Iberia, Banco Exterior de España, Endesa y Seat.
  3. Intervención en el sector agrario: (regulación de la producción, comercialización, precios y consumo). Los bajos precios oficiales provocaron un descenso de la producción, que se trató de incrementar a través de la explotación de nuevas tierras con la creación del Instituto Nacional de Colonización. Además, se aprobó la Ley de Concentración Parcelaria para evitar la parcelación de las tierras.

Resultados de la Autarquía

El resultado de la autarquía, en palabras del historiador García Delgado, tiene una doble dimensión: por una parte, supuso un estancamiento económico que acabó con el proceso de crecimiento moderado del último tercio del S. XIX y del primer tercio del S. XX; por otra parte, supuso el freno de las tendencias modernizadoras de la economía española iniciadas a comienzos del S. XX e implicó una ampliación de las diferencias con los niveles de bienestar del resto de países europeos.

El Aislamiento Internacional

Y por lo que respecta a las relaciones internacionales, el régimen franquista pasó de una franca amistad con los países del Eje a sufrir el aislamiento internacional al acabar la II Guerra Mundial.

La Neutralidad y la No Beligerancia en la II Guerra Mundial

Al inicio de la II Guerra Mundial, el franquismo contó con el apoyo de las potencias del Eje (Italia y Alemania). Sin embargo, España no se encontraba en condiciones de involucrarse en una guerra, por lo que Franco declaró la neutralidad en España. La victoria alemana sobre Francia (junio 1940) motivó el paso de la neutralidad a la no beligerancia, lo que implicaba un claro apoyo diplomático y económico a las potencias del Eje, que en aquel momento se perfilaban como vencedoras de la guerra. Alemania e Italia buscaron las posibilidades de la integración española en el conflicto, y Franco se entrevistó con Hitler (Hendaya, 1940) y con Mussolini (Bordighera, 1941). En las entrevistas, Franco presentó una serie de compensaciones económicas y de expansión territorial que le hicieron pensar a Hitler que el precio era demasiado alto, por lo que España no entró en guerra, aunque colaboró enviando material estratégico y provisiones. La invasión de la URSS en 1941 fue celebrada en España como el fin del bolchevismo. Entonces, el gobierno de Franco decidió enviar una división de voluntarios a luchar contra el comunismo, conocida como “División Azul”, y compuesta, en su mayoría, por falangistas.

El Distanciamiento del Fascismo y el Aislamiento Internacional

En octubre de 1943, la guerra comenzó a ser desfavorable para las potencias fascistas. Franco decidió retirar y disolver la División Azul y el regreso al estatus de estricta neutralidad. Con la derrota de Alemania en 1945, el franquismo tuvo que asumir que su mantenimiento exigía distanciarse del fascismo. El discurso oficial empezó presentándolo como un régimen católico, conservador y anticomunista, que podía evolucionar hacia una monarquía en el momento preciso. Esta nueva fase implicó la marginación del falangismo de los puestos más relevantes del régimen y el abandono de la nomenclatura y de aspectos más claramente fascistas (saludo). El fin de la II Guerra Mundial supuso una etapa de aislamiento y rechazo internacional. Esta hostilidad se manifestó a lo largo de los años 1945 y 1946, cuando las recién creadas Naciones Unidas condenaron el régimen, calificándolo de fascista. Otras causas aludidas por la Asamblea General de la ONU para condenar el franquismo fueron las “actividades de la Falange Española”, consideradas “inimigas de las Naciones Unidas”, y el convencimiento de que Franco había sido impuesto por la fuerza con la ayuda de las potencias fascistas. Además, el gobierno de Francia cerró la frontera con España y el mismo acuerdo de la Asamblea de las NNUU recomendó la retirada de los embajadores de Madrid. Franco y sus partidarios mantuvieron siempre el fuerte propósito de seguir en el poder, y la condena internacional fue presentada como una maniobra estratégica para desprestigiar a España y llevar a los españoles a una nueva guerra civil. El mantenimiento del franquismo después de la Guerra Mundial tuvo un gran coste económico y político como consecuencia del aislamiento internacional. La España de Franco no se pudo beneficiar del programa de ayuda norteamericana a Europa, el llamado Plan Marshall, iniciado en junio de 1947, y fue excluida de la nueva alianza defensiva occidental, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), constituida en 1949.