El Franquismo: Ideología, Economía y Evolución Política (1939-1975)

Ideología del Régimen Franquista

Después de la Guerra Civil, comienza una larga “paz incivil”. La dictadura de Franco es la única en Europa que surge de una guerra civil, y esta la única que surge de un golpe de Estado. El franquismo, ideológicamente, se caracterizó por el anticomunismo, el antiliberalismo, el antiparlamentarismo, el nacional catolicismo, el nacional sindicalismo y el tradicionalismo. Políticamente, se apoyó en Falange (en un principio), los monárquicos, el ejército, la Iglesia y, más tarde, en los tecnócratas del Opus Dei.

Socialmente se sustentó en los grandes propietarios de tierras, la burguesía industrial, la aristocracia financiera, empresarios y especuladores surgidos durante la autarquía, las clases medias rurales y urbanas y los eclesiásticos.

El franquismo no buscó la reconciliación con los vencidos, sino que su objetivo era destruir y someter a sus opositores. Para ello se desarrollaron diferentes instrumentos de represión y fueron ejecutadas 50.000 personas y 280.000 recluidas. El régimen se caracterizó por su voluntad de ejemplaridad y castigo y se prohibieron y persiguieron todas las manifestaciones lingüísticas y culturales no castellanas que apuntaban contra la unidad de España.

Rechazaba el sistema democrático, pero para dar imagen de legalidad el sistema fue denominado “democracia orgánica” y se basaba en una serie de leyes fundamentales:

  • Fuero del Trabajo (1938)
  • Ley Constitutiva de las Cortes (1942)
  • Ley de Referéndum Nacional (1945)
  • Fuero de los Españoles (1945)
  • Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado (1946)
  • Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958)
  • Ley Orgánica del Estado (1967)

Economía y Oposición durante el Franquismo

El establecimiento del franquismo al finalizar la Guerra Civil tuvo unas repercusiones económicas muy negativas. Uno de los objetivos fundamentales era la autarquía. Para ello se realizó la reglamentación del comercio exterior, se fomentó la industria nacional y, en el sector agrario, se establecieron unos bajos precios oficiales que hicieron disminuir la producción. Como consecuencia se produjo un estancamiento de la economía española, el freno de las tendencias modernizadoras y el desabastecimiento, la miseria y el hambre con la necesidad de racionamientos y el impulso del mercado negro. Además el coste de la vida aumentó y disminuyó la esperanza de vida.

Al concluir la Guerra Civil unas 400.000 personas abandonaron España. Los partidos, sindicatos e instituciones republicanas se reorganizaron en el exilio, aunque se produjeron divisiones internas y un progresivo alejamiento de la realidad española social. En España la represión y persecución del Régimen supuso la desmantelación de los partidos y sindicatos opositores a Franco que comenzarán a ganar fuerza a partir de los años sesenta.

Relaciones Internacionales del Régimen

En cuanto a las relaciones internacionales, al inicio de la Segunda Guerra Mundial España declaró la neutralidad, aunque movido por las victorias alemanas en Francia pasó a la no beligerancia. A partir de 1943, la desfavorable situación de las potencias fascistas y las presiones internacionales hicieron que España volviera a la neutralidad, acercándose al catolicismo conservador y anticomunista. Al acabar la guerra las potencias vencedoras llevaron a cabo un proceso de aislamiento y rechazo internacional contra España.

El inicio de la Guerra Fría entre EE.UU. y la URSS, hizo que EE.UU buscará un aliado anticomunista en España que supuso poco a poco la aceptación internacional del régimen.

Evolución Política y Económica del Franquismo

A mediados de los años cincuenta el fracaso del sistema de autarquía franquista y la aparición de las primeras protestas supuso el alejamiento definitivo de los falangistas y la entrada en el gobierno de los tecnócratas en 1957, dando una nueva orientación a la economía española, que se caracterizó por la salida de la autarquía y la liberalización y apertura internacional del comercio.

La primera acción fue el Plan de Estabilización (1959) que se basaba en la estabilización de la economía y la liberalización del comercio interior y exterior. Se pusieron en marcha también los Planes de Desarrollo Económico y Social con el objetivo de impulsar el crecimiento económico y se basaban en unas acciones estructurales y unos polos de desarrollo. La planificación franquista fue un fracaso pero se consiguió dotar a la industria privada de infraestructuras y materias básicas.

En los años sesenta la economía española tuvo un gran crecimiento y el sector de la industria se consolidó como motor central. Esto provocó la crisis de la agricultura tradicional con el impulsó la mecanización agrícola, la concentración parcelaria y los nuevos regadíos; originando un aumento en la producción. El sector servicios también se vio favorecido con el crecimiento del turismo y el incremento del sector administrativo y financiero. Se produjo, también, un gran crecimiento demográfico, aumentó la esperanza de vida de la población y se produjeron importantes movimientos migratorios originando un gran éxodo rural y emigraciones a Europa.

La contribución del exterior y la buena situación económica europea fueron fundamentales, pero la economía española estaba muy limitada, pues el sector agrario quedó atrasado y existía una debilidad de los recursos financieros españoles y una importante dependencia extranjera.

Los gobiernos tecnócratas y reformistas impulsaron la modernización para favorecer la estabilidad social y elaboraron nuevas leyes de orientación aperturista (Prensa, Libertad Religiosa, Seguridad Social). También se promulgó la Ley Orgánica del Estado (1967) con retoques en algunas leyes fundamentales y la Ley de Sucesión que nombraba sucesor a Juan Carlos de Borbón. Por otro lado, España participó en un proceso de descolonización forzada a abandonar los territorios africanos a excepción del Sahara occidental.

El escándalo Matesa, del que salieron perjudicados los tecnócratas, desprestigió al gobierno y las consecuencias fueron una serie de medidas represivas y el fortalecimiento del inmovilismo. A partir de la década de los sesenta los conflictos laborales aumentaron y se produjo el nacimiento de un nuevo sindicalismo. Además las protestas estudiantiles se sucedieron y surgieron los sindicatos de estudiantes y los movimientos vecinales. La Iglesia y el ejército también criticaron el régimen y algunos sectores reivindicaron una democracia.

La extensión de la conflictividad social propició la vuelta y recomposición de los antiguos partidos políticos como el PCE o el PSOE, el surgimiento de nuevos como Democracia Cristiana, y el fortalecimiento de los partidos nacionalistas como ERC y el PNV y grupos terroristas como ETA.

En 1973, Carrero Blanco fue nombrado jefe de gobierno consolidándose como persona clave para la continuidad del régimen tras la muerte de Franco pero fue asesinado por ETA en diciembre de ese mismo año.

En 1974, Arias Navarro, que pretendía unir a inmovilistas y aperturistas, formó un nuevo gobierno que prometió una mayor apertura al pluralismo político. Sin embargo, los sectores ultraderechistas denunciaron el inminente peligro de destrucción del régimen y forzaron a Arias Navarro al inmovilismo.

A partir de 1973 se produjo un gran crecimiento de la conflictividad con protestas de los grupos opositores y el aumento de la violencia de los grupos terroristas, y en 1975, con Franco ya muy enfermo, España abandona el Sahara Occidental ante la posibilidad de comenzar una guerra en África.

El 20 de noviembre de 1975 murió Franco, dejando atrás un régimen anacrónico y en crisis, que inició un proceso de transición del franquismo a la democracia.