La Creación del Estado Franquista: Fundamentos y Apoyos
El franquismo se sustentó en tres pilares: las antiguas clases dirigentes, el campesinado de gran parte de España y las clases medias. No contó con el apoyo de las clases industriales ni del campesinado sin tierra. Nació como una dictadura inspirada en el fascismo italiano y alemán, caracterizada por un estado unitario y centralista. El régimen abolió los estatutos de autonomía, promovió la españolización y se definió como un régimen católico. Se impuso una dura represión a la oposición y un estricto control de los medios. Franco fue nombrado Caudillo de España, Generalísimo de los ejércitos y Presidente del Gobierno.
El franquismo se apoyó en tres instituciones clave: el ejército, que tuvo un papel activo en el gobierno; el partido único, Falange Española Tradicionalista y de las JONS, que proporcionó la base ideológica y controló los medios; y la Iglesia Católica. Para asegurar el apoyo social, se crearon cuatro organizaciones: el Frente de Juventudes, la Sección Femenina, el Sindicato Español Universitario (SEU) y la Central Nacional Sindicalista.
Evolución del Régimen Franquista
La Fase Totalitaria (1939-1959)
Esta etapa se caracterizó por una violenta represión generalizada, respaldada por leyes como la Ley de Responsabilidades Políticas. El Tribunal de Orden Público coordinó esta represión, que resultó en la ejecución de unas 50.000 personas por su apoyo a la República. Muchos condenados fueron enviados a Batallones de Trabajadores, y en 1940 se crearon los Batallones Disciplinados de Soldados Trabajadores. Se confiscaron industrias y se destituyó a funcionarios no afines al régimen. Se aprobaron las leyes fundamentales del franquismo: el Fuero de los Españoles, la Ley de Referéndum Nacional, la Ley de Sucesión y la Ley de Principios del Movimiento Nacional. Falange Española controlaba la vida social y política. En los años 40, el gobierno estuvo dominado por falangistas y militares; en los 50, los grupos católicos ganaron peso. Hacia 1957, aparecieron los tecnócratas, vinculados al Opus Dei.
Al inicio del régimen, España se alineó con Alemania e Italia en la Segunda Guerra Mundial. La entrevista de Hendaya y el envío de la División Azul, compuesta por voluntarios y presos republicanos, al frente ruso, evidenciaron esta alianza. Sin embargo, al final de la guerra, el régimen quedó aislado y condenado por la ONU en 1946. En los años 50, España salió del aislamiento gracias a la Guerra Fría, aliándose con EE. UU. mediante acuerdos en 1953, año en que también se firmó un concordato con la Santa Sede.
La Fase Autoritaria (1959-1973)
Esta fase estuvo marcada por dos tendencias: los aperturistas, partidarios de cambios, y los inmovilistas, contrarios a ellos. En los años 60, los tecnócratas impulsaron reformas económicas. Los aperturistas promovieron cambios políticos, como la reducción del control del Movimiento sobre la sociedad y una menor represión en las relaciones laborales. La Ley de Prensa de 1966 suprimió la censura previa. La Ley Orgánica del Estado de 1967 permitió mayor participación social. En 1969, Franco designó a Juan Carlos I como su sucesor. La tensión entre inmovilistas y aperturistas creció, culminando en la crisis de Matesa. Franco mantuvo el equilibrio entre los grupos, confiando en Luis Carrero Blanco.
El Final del Franquismo (1973-1975)
En junio de 1973, Carrero Blanco fue nombrado presidente del gobierno, pero en diciembre fue asesinado por ETA. Los inmovilistas, especialmente el “búnker”, ganaron influencia. En enero de 1974, Carlos Arias Navarro formó un gobierno que intentó unir a ambos grupos, anunciando el “espíritu del 12 de febrero”, un proyecto de apertura. El búnker denunció el peligro de destrucción del régimen, forzando al gobierno a retroceder.
A partir de 1973, hubo huelgas y manifestaciones contra el régimen, y la oposición se organizó. La violencia aumentó con los atentados de ETA y la aparición de grupos ultraizquierdistas. El franquismo respondió con represión. La enfermedad de Franco se agravó, y surgió el conflicto del Sahara. En 1973, los saharauis crearon un movimiento nacionalista. En octubre de 1975, Marruecos organizó la Marcha Verde. El 14 de noviembre, se firmó el Acuerdo de Madrid, entregando el Sahara a Marruecos. Franco murió el 20 de noviembre de 1975, dejando un régimen en crisis.
Transformaciones Económicas y Cambios Sociales
La Guerra Civil tuvo consecuencias económicas desastrosas. Franco inició una política autárquica, con un estado regulador que fomentaba la industria y un fuerte sector público. La autarquía y el control del consumo provocaron escasez y encarecimiento. El estado reguló los precios y racionó los productos, surgiendo el mercado negro. Esta política, que duró casi 20 años, agotó las reservas del Banco de España y aumentó la inflación.
Los tecnócratas entraron al gobierno y cambiaron la política económica. El Plan de Estabilización de 1959 incluyó la bajada de salarios, el aumento de impuestos y recortes en el gasto público. A medio plazo, se inició la liberalización económica. España recibió créditos de autoridades europeas. Los Planes de Desarrollo, dirigidos por Laureano López Rodó, orientaron la producción y la industrialización, creando “polos de desarrollo” en ciudades como Valencia, Sevilla, Ferrol y Zaragoza. Hubo mejoras en la productividad, inversión extranjera y descenso de precios.
En la agricultura, se introdujo la mecanización y la concentración parcelaria. El sector terciario, especialmente el turismo, experimentó una gran transformación. La campaña “Spain is different”, de Manuel Fraga, disparó el turismo. La balanza de pagos era deficitaria debido a las importaciones, pero la emigración ayudó a equilibrarla. El crecimiento económico se mantuvo hasta principios de los 70, cuando llegó la crisis internacional.
Después de la crisis, aumentó la esperanza de vida y la demografía, con el “baby boom”. Hubo un éxodo rural y migraciones a otros países. Disminuyó la población agraria y aumentó la de los sectores industrial y de servicios. Se desarrolló una sociedad de consumo, aumentó la alfabetización y el número de universitarios. La mujer se incorporó a los estudios y al trabajo, aunque su condición legal no cambió. Hubo cambios en la mentalidad, especialmente entre los jóvenes, debido al turismo. La Iglesia católica, a finales de los 60, se enfrentó al régimen tras el Concilio Vaticano II.
La Oposición al Franquismo
Después de la guerra, la oposición estaba desorganizada, pero hasta finales de los 40 hubo guerrilleros, los maquis. En los 50, hubo conflictos laborales en zonas industriales, aprovechados por la oposición, especialmente el Partido Comunista. En 1956, las revueltas estudiantiles contra el SEU le costaron el puesto al ministro de Educación.
A partir de los 60, la oposición fue más activa. Los conflictos laborales permitieron la formación de Comisiones Obreras. Hubo movimientos estudiantiles y asociaciones vecinales. La base de la Iglesia se alió con organizaciones católicas contra el régimen.
El Contubernio de Múnich, en 1962, fue un acuerdo entre las fuerzas de izquierda y la nueva derecha democrática. Se crearon otros acuerdos, como la Asamblea de Cataluña en 1971, la Junta Democrática de España en 1974 y la Plataforma de Convergencia Democrática en 1975. La oposición más importante se dio en los 70 en fábricas, universidades y el mundo cultural. También hubo oposición violenta, con ETA y el FRAP, lo que incrementó la represión.
El Contubernio de Múnich
El régimen franquista denominó así a la cuarta reunión del Movimiento Europeo en junio de 1962. Dirigentes de la oposición antifranquista, como José María Gil Robles, Dionisio Ridruejo y Salvador de Madariaga, se reunieron con miembros del PSOE y del PNV. Por primera vez, personas de diferentes bandos de la Guerra Civil coincidieron en su rechazo a Franco y en su defensa de la democracia. Acordaron rechazar la integración de España en la Comunidad Económica Europea hasta que hubiera un cambio político. Franco ordenó la detención y el exilio de los participantes, y creó el Tribunal de Orden Público. El Contubernio de Múnich sentó las bases para los acuerdos antifranquistas de los últimos años del régimen.
Plan de Estabilización y Planes de Desarrollo
La entrada de los tecnócratas al gobierno fue decisiva. Implementaron medidas en dos fases. El Plan de Estabilización (1959) consistió en bajar salarios, aumentar impuestos y recortar el gasto público para estabilizar la balanza comercial y reducir la deuda. Los Planes de Desarrollo consistieron en la liberalización económica, lo que aumentó las exportaciones. El régimen consiguió salir de la crisis, ayudado por el turismo.
El Concilio Vaticano II: La Iglesia se Aleja del Régimen
Entre 1962 y 1965, la Iglesia católica celebró un concilio ecuménico que replanteó su posición en el mundo. La aceptación de la libertad religiosa fue un duro golpe para la alianza entre la Iglesia y el régimen franquista. Los movimientos de base de la Iglesia denunciaron la injusticia social. Una parte de la jerarquía se mostró crítica con el franquismo, como los obispos catalanes y vascos, y monseñor Enrique y Tarancón. Hubo enfrentamientos por el rechazo a la represión, incluyendo la petición de indulgencia para condenados a muerte por terrorismo del papa Pablo VI. Algunos dirigentes católicos del régimen se unieron a la oposición, como Joaquín Ruiz-Giménez.