El Liberalismo: Fundamentos y Desarrollo en España
El liberalismo, base ideológica de la revolución burguesa, se caracteriza por la afirmación de las libertades individuales en la política, la economía y otros ámbitos. Se divide principalmente en dos vertientes:
Liberalismo Político
Sus principios básicos son:
- La soberanía reside en el pueblo, no en el rey, y es ejercida por los ciudadanos.
- El rey está sujeto a la ley y debe jurar la Constitución, que garantiza los derechos de los habitantes.
- La división de poderes es fundamental para evitar la tiranía.
- Supresión del régimen señorial.
- La supresión de los estamentos da lugar a la sociedad de clases, con igualdad ante la ley.
Liberalismo Económico
Su principal teórico es Adam Smith. Sus principios básicos son:
- Libertad de actividad económica.
- El Estado no debe intervenir en la economía, limitándose a la defensa y el orden público.
- Supresión de los gremios y libre producción.
- Desamortización de la propiedad como condición previa para la libertad económica.
El Liberalismo Durante el Reinado de Isabel II (1833-1868)
Durante el reinado de Isabel II, predominó la tendencia moderada, con los progresistas ocupando el poder en momentos puntuales. Los partidos políticos eran incipientes y flexibles, agrupados en torno a grupos parlamentarios, prensa y personalidades.
Partido Moderado
Representaba a las clases altas enriquecidas por la desamortización. Defendían:
- Poder reforzado de la Corona.
- Soberanía compartida entre la Corona y las Cortes.
- Sistema bicameral.
- Sufragio censitario (restringido según la riqueza).
- Prioridad de la seguridad y el orden sobre la libertad.
- Defensa de la propiedad privada, el centralismo y el entendimiento con la Iglesia.
Gobernaron durante la mayor parte de este periodo, salvo breves intervalos progresistas.
Partido Progresista
Su base social era la clase media (comerciantes, artesanos, militares de baja graduación). Defendían:
- Soberanía nacional.
- La Corona como árbitro político.
- Libertades individuales frente al Estado.
- Extensión gradual del derecho a voto (no defendían el sufragio universal masculino).
- Sociedad más laica.
- Eliminación de los “consumos” (impuestos indirectos).
La Unión Liberal
Fundada en 1854 por Leopoldo O’Donnell, fue una fuerza liberal que agrupaba a descontentos de moderados y progresistas. Gobernaron entre 1858 y 1863. Tras la muerte de O’Donnell (1867), Francisco Serrano asumió el liderazgo. Sus desavenencias con los moderados les llevaron a pactar con la oposición, lo que culminó en la Revolución de 1868 y el destronamiento de Isabel II. En el Sexenio Democrático, sus miembros se integraron en el Partido Conservador de Antonio Cánovas del Castillo.
Liberalismo Radical: Republicanos y Demócratas
Defendían:
- Soberanía nacional plena.
- Sufragio universal masculino.
- Desconfianza en la Corona (llegando al republicanismo).
- Abolición de señoríos y participación popular en el poder local.
Se aglutinaron en torno al Partido Demócrata (1849).
Evolución Política
Tras la muerte de Fernando VII (1833), su hija Isabel II le sucedió. Debido a su minoría de edad, su madre, María Cristina de Borbón, actuó como regente (1833-1840).
María Cristina, inicialmente reacia al liberalismo, se vio obligada a pactar con los moderados para obtener apoyo frente a las pretensiones de Carlos María Isidro (hermano de Fernando VII). El Estatuto Real de 1834, una carta otorgada, fue un intento de reforma limitada.
Las revueltas ciudadanas y el levantamiento de los sargentos de La Granja (1836) llevaron al poder a los progresistas (Calatrava, Mendizábal), quienes promulgaron la Constitución de 1837 (soberanía nacional, libertad de prensa, Cortes bicamerales, voto restringido y amplios poderes para la Corona). Se desmanteló la estructura socioeconómica del Antiguo Régimen (supresión de señoríos y diezmo, desamortización eclesiástica).
Las Guerras Carlistas
Este periodo estuvo marcado por las Guerras Carlistas, un conflicto civil entre liberales (cristinos) y absolutistas (carlistas), partidarios de Carlos María Isidro.
- Carlistas: Defendían el absolutismo, el altar y el trono. Tuvieron fuerza en el País Vasco, Navarra, el Maestrazgo y la montaña catalana. Contaron con apoyo de Rusia, Austria-Hungría y Prusia.
- Cristinos (liberales): Apoyaban a Isabel II y a la regente María Cristina. Incluían a liberales moderados, progresistas e incluso absolutistas reformadores. Contaron con apoyo de Portugal, Inglaterra y Francia.
Primera Guerra Carlista (1833-1839):
- 1833-1835: Victorias iniciales carlistas bajo Zumalacárregui. Fracaso del sitio de Bilbao.
- 1835-1837: Expediciones carlistas al sur (Gómez) y Expedición Real sobre Madrid (1837).
- 1837-1839: Resistencia carlista y fin de la guerra con el Convenio de Vergara (1839) entre Espartero (liberal) y Maroto (carlista).
Segunda Guerra Carlista (Guerra dels Matiners, 1846-1849): Estalló tras la boda de Isabel II con Francisco de Asís. Tuvo importancia en Cataluña y terminó con la derrota carlista.
Tercera Guerra Carlista (1872-1879): Finalizó con la derrota del pretendiente Carlos VII.
Regencia de Espartero (1840-1843)
Tras la Primera Guerra Carlista, los moderados intentaron frenar las reformas progresistas, lo que provocó revueltas. María Cristina renunció a la regencia, y Espartero, general progresista victorioso, asumió el poder.
La regencia de Espartero estuvo marcada por conflictos:
- Enfrentamiento con los moderados: Conspiración moderada de 1841 y fusilamiento de los cabecillas.
- División del progresismo: Entre esparteristas y progresistas puros.
- Levantamientos radicales: Insurrección de Barcelona (1842) y bombardeo de la ciudad por Espartero.
- Oposición de la reina madre desde el exilio.
Una coalición entre progresistas disidentes, moderados y liberales radicales (sublevación de 1843) llevó a la derrota de Espartero en Torrejón de Ardoz (Narváez) y a su exilio. Se adelantó la mayoría de edad de Isabel II, quien juró como reina en 1843.
El Reinado de Isabel II (1843-1868)
Se fortaleció el régimen liberal bajo el dominio del liberalismo moderado. Los progresistas recurrieron al pronunciamiento para acceder al poder.
Década Moderada (1844-1854)
La oligarquía mantuvo el poder, con un Estado centralizado y burocratizado, y una sociedad basada en la propiedad. Narváez y Bravo Murillo gobernaron bajo la Constitución de 1845 (liberalismo doctrinario, negación de la soberanía nacional, amplios poderes del rey, supresión de la Milicia Nacional).
Medidas destacadas:
- Concordato con la Iglesia (admisión de desamortizaciones).
- Códigos Civil (1844) y Penal (1848).
- Reforma fiscal de Alejandro Mon (1854).
- Sistema nacional de instrucción pública (Ley Moyano).
- Adopción del sistema métrico decimal.
- Reorganización de la administración provincial y local.
- Creación de la Guardia Civil (1844).
- Limitación de la libertad de prensa.
Bienio Progresista (1854-1856)
El autoritarismo de los últimos gobiernos moderados, especialmente el de Bravo Murillo, provocó el pronunciamiento de Vicálvaro (1854), liderado por O’Donnell. La Revolución de 1854, con el Manifiesto de Manzanares (inspirado por Cánovas), llevó al poder a Espartero y O’Donnell.
Se planteó una nueva constitución (no promulgada, “la non nata de 1856”), se inició la construcción del ferrocarril, se amplió la red de carreteras y se puso en marcha una nueva desamortización (Ley de Desamortización General de Madoz, 1855). La inestabilidad política impidió la ampliación de la participación electoral y las libertades ciudadanas. Espartero dimitió en 1856.
Últimos Años del Reinado (1856-1868)
Alternancia en el poder entre la Unión Liberal (O’Donnell) y el Partido Moderado (Narváez). O’Donnell restableció la Constitución de 1845 y llevó a cabo una política exterior activa (expediciones a Marruecos, Conchinchina y México). Esta etapa, a pesar de cierta prosperidad económica, también estuvo marcada por revueltas campesinas (Loja).
Entre 1863 y 1868, la monarquía entró en crisis debido a:
- Muertes de O’Donnell (1867) y Narváez (1868).
- Crisis económica de 1866.
- Desprestigio de la monarquía (vida privada de la reina).
- Crisis universitaria de 1865 (Noche de San Daniel).
- Sublevación de sargentos del cuartel de San Gil.
En 1866, progresistas, demócratas y republicanos firmaron el Pacto de Ostende, acordando el destronamiento de los Borbones y la democratización de la vida política. En 1867, Dulce Serrano se unió al pacto.
La Revolución Gloriosa (1868): La flota, al mando de Topete, se sublevó en Cádiz. El manifiesto “Viva España con honra” justificó el levantamiento. Prim y Serrano se unieron a Topete. Tras la batalla de Alcolea, Isabel II huyó a Francia.