El Proyecto Filosófico de Descartes
La Duda Metódica
En sus Meditaciones Metafísicas, René Descartes establece las bases de su proyecto filosófico, caracterizado por una duda metódica que busca alcanzar un conocimiento seguro e indudable. Descartes comienza planteando la posibilidad de ser engañado en cualquier creencia, abriendo la puerta a una duda radical que cuestiona incluso las verdades más evidentes.
El Cogito Ergo Sum
Sin embargo, Descartes encuentra un punto de certeza irrefutable en el acto mismo de pensar: . Esta afirmación constituye la primera verdad indudable para Descartes, una certeza que no puede ser puesta en duda por ninguna razón. Este principio se convierte en el fundamento sobre el cual construirá su sistema filosófico.
La Certeza Matemática
A partir de esta certeza, Descartes señala que la duda se disuelve cuando se trata de proposiciones matemáticas claras y distintas, donde no hay margen para la contradicción. Ejemplos como la suma de dos y tres son utilizados para ilustrar esta certeza matemática.
El Dios Engañador
Sin embargo, Descartes no se conforma con establecer la certeza de su propia existencia y de algunas verdades matemáticas. Introduce la posibilidad de un Dios engañador, planteando la hipótesis de que alguien o algo podría inducirlo a error incluso en sus pensamientos más claros. Aunque Descartes no tiene razones para creer en la existencia de un Dios engañador, reconoce la necesidad de abordar esta cuestión para eliminar cualquier duda residual.
La Importancia de la Metafísica
La importancia de la metafísica se destaca cuando Descartes describe la causa de duda como”metafísic” y sugiere que depende únicamente de la opinión acerca de la existencia de Dios. Esto señala la relevancia de las cuestiones metafísicas en la búsqueda de un conocimiento seguro y fundamentado. La eliminación de la duda, por lo tanto, requiere una investigación sobre la existencia de Dios y su naturaleza.
Conclusión
Este fragmento de Descartes muestra su compromiso con una duda metódica como camino hacia la certeza. A través de la afirmación de la propia existencia y la certeza en las verdades matemáticas, Descartes sienta las bases para abordar cuestiones metafísicas, particularmente la existencia y naturaleza de Dios, como paso necesario para alcanzar un conocimiento sólido y libre de dudas.