El Reformismo Dinástico y la Crisis del Sistema de la Restauración en España (1898-1931)

1) El reformismo dinástico

1.1) La mayoría de edad de Alfonso XIII

La mayoría de edad del rey Alfonso XIII estuvo marcada por la crisis definitiva del sistema de la Restauración. En España hubo intentos por parte del gobierno para modernizar el país y establecer un sistema político más democrático y representativo. Los proyectos reformistas acabaron fracasando. En conjunto, el primer tercio del siglo XX de España se caracteriza por los siguientes aspectos:

  1. Relevo generacional en el liderazgo de los partidos, divisiones internas y constantes cambios de gobierno.
  2. Insuficiente industrialización del país, lo que generó grandes desigualdades sociales y un aumento de la conflictividad social. Debilitamiento del caciquismo en las zonas que registraron una expansión industrial y un aumento de la población urbana.
  3. Oposición política.
  4. Intervencionismo de Alfonso XIII en la vida política y en las crisis de gobierno.
  5. Reaparición del intervencionismo del Ejército en la vida política, que se intensificó con la guerra de Marruecos.

1.2) Las opciones del reformismo

Los primeros años del reinado de Alfonso XIII estuvieron marcados por los intentos de reforma o de regeneración, que pretendían acabar con el caciquismo y el falseamiento electoral. Dentro de las corrientes reformistas o regeneracionistas pueden diferenciarse varias tendencias:

  1. Desde el propio sistema de la Restauración: crítica del fraude y la manipulación electoral. El Partido Liberal y Conservador intentaron hacer una “revolución desde arriba”.
  2. Desde los partidos marginados del sistema: su objetivo era movilizar a la opinión pública para desbancar definitivamente a los partidos del turno.
  3. Desde el regeneracionismo intelectual: reflexionaron sobre la decadencia de España y la necesidad de regeneración.

1.3) El reformismo conservador

El primer intento modernizador fue encabezado por Silvela, sucesor de Cánovas. Tras su fracaso, al no lograr vencer los grandes obstáculos dentro de su propio partido, abandonó la política y dejó paso a un nuevo líder conservador: Maura.

Maura intentó la formación de una nueva clase política, las llamadas “masas neutras”. Con su ayuda pretendía configurar un Estado fuerte y eficaz, desbancar a la vieja casta caciquil e impedir un excesivo protagonismo de las clases populares.

Su proyecto pretendía poner fin al caciquismo con la Ley de Administración Local y la Ley Electoral.

Por otra parte, se adoptaron medidas proteccionistas para impulsar la actividad industrial española y se mejoró la legislación laboral. También se creó el Instituto Nacional de Previsión. Finalmente, el Gobierno impulsó una activa política exterior en la que se aceptaba que España interviniera en Marruecos.

El talante autoritario de Maura, su falta de entendimiento con el Partido Liberal y la dura represión de la Semana Trágica en 1909 pusieron fin al gobierno.

1.4) El reformismo liberal

El Partido Liberal, bajo el liderazgo de José Canalejas, también intentó llevar a cabo su programa regeneracionista. Se propuso atraer a ciertos sectores populares a partir de un mayor reformismo social y de limitar el poder de la Iglesia. Canalejas planteó la separación de la Iglesia y el Estado y promovió la denominada Ley del Candado, que prohibía la implantación de nuevas órdenes religiosas en España. Promovió la Ley de Mancomunidades para que las diputaciones provinciales se unieran para la gestión de servicios públicos.

Canalejas reformó el sistema impositivo con la sustitución del impuesto de consumos por un impuesto progresivo sobre las rentas urbanas. Por otra parte, reformó la Ley del Reclutamiento: el enrolamiento pasaba a ser obligatorio en tiempos de guerra y quedaba suprimida la redención en metálico. Promulgó una serie de leyes encaminadas a mejorar las condiciones laborales.

Por el contrario, Canalejas se mostró inflexible ante las huelgas y conflictos laborales, que fueron reprimidos. Su asesinato en un atentado anarquista provocó el fin de la etapa regeneracionista. A partir de entonces se agravó la crisis de los partidos del turno.

2) La oposición política

La oposición a la Restauración estuvo representada fundamentalmente por el republicanismo, el carlismo, los nacionalismos catalán y vasco y el movimiento obrero en sus dos tendencias: anarquista y socialista. La oposición no logró participar en el gobierno ni articular una alternativa viable de gobierno hasta 1930.

2.1) El republicanismo

El ideario republicano, basado en una posición anticlerical, en la fe en el progreso y en la defensa de políticas reformistas en materia social, se mantuvo vivo en los casinos y ateneos. La fragmentación de los republicanos obedecía a razones ideológicas y personales. Pi y Margall acaudilló al Partido Federal; Ruiz Zorrilla al Partido Progresista; Castelar al Partido Histórico; y Salmerón al Partido Centralista. Las grandes divergencias se centraban en torno a la organización centralista o federal del Estado y a la estrategia para alcanzar el poder. La unificación no se produjo hasta la aparición de la Unión Republicana (1903). Surgieron nuevos movimientos republicanos como el lerrouxismo, dirigido por Lerroux, y el blasquismo.

2.2) El carlismo

La derrota militar del carlismo en 1876 no supuso su desaparición como opción política, pero provocó una crisis que no superó hasta más tarde. Durante la Restauración podemos diferenciar dos etapas en el carlismo:

En un primer momento, muchos carlistas estuvieron exiliados y practicando una política de retraimiento. Hasta 1888 hubo una gran desorganización y división interna. Esto se consumó en 1888 con la escisión de los integristas, que eran partidarios de la no participación en la vida política. A partir de 1888-1890 hubo una segunda época en la que triunfaron los neocatólicos, partidarios de participar en la vida política. Se organizaron en el partido de la Unión Católica, que participó en alguno de los gobiernos conservadores de Cánovas.

2.3) Nacionalismo Catalán

Defendían el proteccionismo industrial; esto, junto a la defensa de la lengua y cultura catalana, hizo que se desarrollase el catalanismo político. Se creó la Unió Catalanista y la Lliga Regionalista, como grupos políticos nacionalistas. Se elaboraron las Bases de Manresa, un documento que proponía la consecución de un poder catalán. Destacan personalidades como Prat de la Riba o Francesc Cambó.

Nacionalismo Vasco: La abolición de los fueros vascos y la industrialización fundamentaron el discurso nacionalista vasco; se creó el PNV (Sabino Arana), y el movimiento defendió la religión católica, la tradición, el euskera como lengua, la pureza racial de los vascos y la cultura vasca.

2.4) Nacionalismo Gallego

Fue un nacionalismo más cultural, vinculado a la lengua y cultura gallegas, dentro de una corriente intelectual y crítica ante el gobierno y la situación del país. En la llamada corriente del Rexurdimento destacó Rosalía de Castro.

2.5) Otros movimientos de carácter nacionalista/regionalista fueron

El movimiento valencianista, el aragonesismo con Joaquín Costa y el andalucismo. En Andalucía, el regionalismo hunde sus raíces en los movimientos republicanos y federalistas del siglo XIX, con un mayor desarrollo en las primeras décadas del siglo XX. Destaca Blas Infante.

3) El obrerismo: entre el anarquismo y el socialismo

El nuevo siglo comenzó con un intenso ciclo de agitaciones obreras, aumentando hasta 1911, cuando tuvo lugar un intento de huelga general revolucionaria. La mayor incidencia se dio en Cataluña, Valencia, Andalucía, Asturias, País Vasco y Madrid.

Con el fin de consolidar la difusión del anarquismo y abarcar el conjunto del territorio español, en 1910, el sindicato Solidaridad Obrera promovió la fundación de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), que se convirtió en la principal organización obrera del país. La CNT contaba con más de 700.000 afiliados y sus principales líderes eran Salvador Seguí, Ángel Pestaña y Joan Peiró.

Entre 1911 y 1914, la CNT estuvo prohibida y perseguida. En 1919, tras el Congreso de Sants (Barcelona) y el del Teatro de la Comedia (Madrid), se reafirmó en el apoliticismo, la negociación directa entre obreros y empresarios y la acción directa, lo cual dio lugar a un incremento de las acciones violentas. Entre 1918 y 1923, el anarquismo vivió en Barcelona unos años de enfrentamientos con las fuerzas del orden público (época del pistolerismo).

En la primera década del siglo XX, el PSOE fue abandonando paulatinamente su aislamiento político y se mostró partidario de establecer coaliciones electorales con los republicanos. El 1910 el socialismo entró en el juego parlamentario y experimentó un notable incremento de su fuerza electoral y de su influencia en la vida política. Sus principales líderes eran Pablo Iglesias, Julián Besteiro y Francisco Largo Caballero, que estaba al frente del sindicato socialista, la UGT.

A partir de 1917, el PSOE se vio inmerso en un creciente proceso de radicalización que explica su participación en las huelgas generales convocadas ese mismo año. Su rechazo a integrarse en la Internacional Comunista promovida por Lenin provocó una escisión en 1921, que fue el origen del Partido Comunista de España, cuyos líderes más destacados fueron José Díaz y Dolores Ibárruri (La Pasionaria).

4) La Semana Trágica y sus consecuencias (1909-1917)

4.1) La política colonial en Marruecos

Tras el desastre de 1898, España inició su penetración en el Norte de África. La Conferencia de Algeciras y el posterior Tratado Hispano-Francés supusieron el establecimiento de un protectorado franco-español en Marruecos.

A España se le concedió una franja en el Norte, el Rif, y un enclave en la costa atlántica (Ifni y Río de Oro). La presencia española en esa zona fue estimulada por intereses económicos y por la voluntad política de restaurar el prestigio del ejército, que pretendía convertir a España en una nueva potencia colonial.

La presencia española en esta área fue contestada por las tribus bereberes (cabilas). Los continuos ataques de los rifeños obligaron a mantener una fuerte presencia militar española, que se intensificó a partir de 1909, cuando en unas operaciones militares destinadas a asegurar la plaza de Melilla, los rifeños infligieron una importante derrota a las tropas españolas en el Barranco del Lobo. Se decidió entonces incrementar el número de soldados españoles en el Rif para evitar la caída de Melilla. Para ello el gobierno ordenó el envío de tropas integradas por reservistas.

4.2) La Semana Trágica de Barcelona

El envío de un contingente de fuerzas reservistas provocó un importante movimiento de protesta popular en Barcelona, conocido como la Semana Trágica, apoyado por anarquistas, socialistas y republicanos.

Los incidentes comenzaron el 18 de julio durante el embarque de las tropas en el puerto barcelonés. Solidaridad Obrera hizo un llamamiento a la huelga general para el 26 de julio, apoyada por la UGT y grupos republicanos, que se prolongó durante una semana.

En las calles se levantaron barricadas, se produjeron enfrentamientos con las fuerzas del orden y se incendiaron más de 80 edificios religiosos.

Las autoridades respondieron declarando el estado de guerra y enviando refuerzos para reprimir las manifestaciones. Hubo heridos y muertos, con lo que el movimiento insurreccional se radicalizó y derivó hacia la actuación incontrolada de grupos que actuaban sin dirección ni coordinación. La situación volvió a la normalidad a partir del 29 de julio. El balance de enfrentamientos fue de más de 100 muertos, 300 heridos y casi un centenar de edificios destruidos.

La represión posterior fue muy dura. El fundador de la Escuela Moderna, Francisco Ferrer Guardia, que no había participado directamente en los sucesos, fue acusado de ser el inspirador de la revuelta, condenado a muerte y ejecutado. Su ejecución generó grandes protestas dentro y fuera de España.

4.3) Las consecuencias políticas

La Semana Trágica tuvo consecuencias políticas que llevaron a una notable desestabilización de los partidos del turno dinástico y a la caída del gobierno de Maura. La dureza de la represión unió a liberales y republicanos en la crítica al Gobierno. Ante esta presión, el rey disolvió las Cortes y entregó el gobierno al líder liberal José Canalejas, que hasta su asesinato en 1912 llevó a cabo el último intento reformista desde dentro del sistema de la Restauración.

En el partido Liberal pugnaron el conde de Romanones y Santiago Alba, que se alternaron en el poder en una situación de inestabilidad permanente. En el partido Conservador tomó el mando Eduardo Dato, que formó gobierno en 1913, y murió víctima de un atentado en 1921.

La nueva situación política comportó también una reorganización de las fuerzas de oposición:

  • El fortalecimiento del republicanismo con la creación del Partido Reformista (1912), el acercamiento de las fuerzas de izquierdas y el crecimiento de la Conjunción Republicano-Socialista.
  • El descrédito del republicanismo lerrouxista, fruto del ambiguo papel desempeñado durante los sucesos de 1909. Se acentuó el desencanto de muchos obreros, que pasaron a engrosar las filas del anarcosindicalismo.
  • El reforzamiento de un catalanismo republicano.

5) La crisis de 1917

A comienzos de 1917, en España existía una situación de descontento social que se vio agravada por la coyuntura de la Primera Guerra Mundial, que supuso un empeoramiento del nivel de vida de las clases populares en un momento de grandes beneficios empresariales.

La crisis estalló en marzo de 1917, cuando la CNT y la UGT convocaron una huelga para protestar ante el encarecimiento de los productos de primera necesidad. El Gobierno de Dato suspendió las garantías constitucionales, clausuró las Cortes e impuso la censura de prensa. Durante el verano de 1917, el Gobierno tuvo que hacer frente a una crisis generalizada:

  • Las organizaciones sindicales convocaron una huelga general.
  • Los militares se organizaron en unas Juntas de Defensa.
  • Los partidos opositores se reunieron en la Asamblea de Parlamentarios, en la que reclamaron la formación de un gobierno provisional, la celebración de Cortes Constituyentes para elaborar una nueva Constitución y la descentralización del Estado.

La huelga obrera fue duramente reprimida por el ejército y se encarceló y sometió a consejo de guerra a los miembros del comité de huelga. Las Juntas de Defensa militares fueron disueltas y el Gobierno prohibió la reunión de diputados y senadores convocada para el 19 de julio, que fue finalmente disuelta por la Guardia Civil.

El ejército apoyó a la monarquía y la oposición de la burguesía, representada en la Asamblea de Parlamentarios, también retrocedió ante el miedo a la revolución social. El fracaso del movimiento permitió que el sistema se mantuviese durante cinco años más.

6) La descomposición del sistema parlamentario (1918-1923)

A partir de 1918 se agravó la crisis del sistema de la Restauración. A los antiguos problemas, se sumaron la crisis económica y social, que provocó la radicalización del movimiento obrero y el incremento de los conflictos sociales, y el desastroso desarrollo de la Guerra de Marruecos.

6.1) La crisis económica y agitación social

El fin de la Primera Guerra Mundial supuso la reducción de las exportaciones españolas y la economía entró en una profunda crisis. Miles de personas perdieron su empleo y los sindicatos reaccionaron con huelgas y protestas.

La crisis tuvo un especial impacto en Cataluña. El movimiento huelguístico más importante tuvo lugar en 1919 en La Canadiense, la empresa que abastecía de electricidad a Barcelona y su zona industrial. Los sindicatos y la patronal alcanzaron un acuerdo que incluía la jornada laboral de ocho horas. El incumplimiento del compromiso de readmisión de los trabajadores despedidos reactivó el conflicto y produjo una radicalización de las posturas que derivó en el pistolerismo.

Entre 1918 y 1921 también se produjeron movilizaciones en el Sur de España. Se exigía el reparto de tierras para los campesinos siguiendo el ejemplo de la Revolución rusa, por lo que este periodo se conoce como trienio bolchevique. El Gobierno reaccionó declarando el estado de guerra, encarcelando a los líderes campesinos e ilegalizando las organizaciones obreras.

6.2) La descomposición política

La crisis de 1917 agravó la situación política. La fragmentación de los partidos del turno impedía la existencia de mayorías parlamentarias y la división y debilidad de la oposición impedía articular y construir una alternativa al sistema de la Restauración.

Para superar esta situación el sistema recurrió a los gobiernos de concentración, que integraban los partidos dinásticos y a algunos políticos de la Asamblea de Parlamentarios y la Liga Regionalista. Eso suponía la quiebra del turno de partidos tal y como había sido diseñado por Cánovas. El más relevante fue el llamado Gobierno Nacional, presidido por Maura en 1918, que incluía a todos los jefes parlamentarios de los monárquicos. Solo duró siete meses debido a las diferencias internas entre los líderes.

Tras el fracaso de los gobiernos de concentración se volvió al turno de partidos. La crisis política era permanente.

6.3) El problema de Marruecos: Annual

El dominio del protectorado de Marruecos era fuertemente sostenido por una parte del ejército, los llamados militares africanistas, y por el propio Alfonso XIII.

Empresas españolas mostraron interés por la construcción de ferrocarriles y la exportación de los recursos mineros. Por el contrario, la opinión no entendía que España interviniera en una zona tan pobre, arriesgándose a iniciar una nueva guerra.

Después de los incidentes de 1909 hubo un segundo momento crítico en el verano de 1921, cuando las tropas españolas iniciaron un avance desde Melilla con el fin de consolidar la ocupación del territorio. La acción, mal dirigida y planificada por el general Silvestre, pero que contaba con el plácet del rey, finalizó con una derrota en Annual. Los ataques y emboscadas contra las tropas españolas, inexpertas y dispersas en multitud de pequeñas fortificaciones, dieron lugar a una retirada masiva y desordenada que ocasionó más de 13.000 muertos, entre ellos el general Silvestre.

El desastre de Annual provocó una terrible impresión en una opinión pública que ya era contraria a la guerra. Hubo grandes protestas y los diputados republicanos y socialistas reclamaron en el Parlamento el abandono de Marruecos y la petición de responsabilidades sobre los hechos. La comisión militar de investigación, presidida por el general Picasso, puso de manifiesto grandes irregularidades, corrupción e ineficacia, tanto en el ejército español destinado en África como en el Gobierno.

Socialistas y republicanos plantearon la posible responsabilidad del rey. En septiembre de 1923, poco antes de que el Congreso emitiera su dictamen sobre el informe (Expediente Picasso), el golpe de Estado de Primo de Rivera impidió conocer las conclusiones de la investigación sobre el desastre de Annual.

7) La dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)

El sistema constitucional y parlamentario iniciado con la Restauración monárquica de 1874 finalizó en 1923 con un golpe de Estado militar que estableció una dictadura.

7.1) La quiebra del régimen constitucional

En abril de 1923, un gobierno liberal presidido por García Prieto pretendió llevar a cabo una reforma de la Constitución y de la Ley electoral, incluyendo una mayor democratización del sistema, la reducción de la influencia de la Iglesia, la limitación de poderes del rey y un nuevo marco de relaciones laborales. El proyecto se vio obstaculizado por la oposición del rey, el ejército y la Iglesia.

Para frenar las reformas impulsadas por el gobierno liberal e impedir el debate del Expediente Picasso en las Cortes, el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, impulsó un golpe de Estado militar el 13 de septiembre de 1923. El rey se negó a destituir a los militares sublevados y el Gobierno dimitió.

Primo de Rivera justificó su actuación en un manifiesto dirigido a la nación, en el que culpaba de desgobierno a los políticos y partidos tradicionales y declaraba su intención de regenerar la política nacional, acabar con el caciquismo y la corrupción, recuperar el orden público, poner fin a la conflictividad obrera y garantizar la unidad nacional ante el auge de los nacionalismos. La alta burguesía, una parte de las clases medias, el ejército, el rey y su entorno político aceptaron la dictadura como una solución a la crisis.

La dictadura apenas contó inicialmente con una oposición política y social, salvo un fallido intento de huelga general convocada por la CNT.

7.2) El Directorio Militar (1923-1925)

Consciente de la importancia de mantener el apoyo del ejército, Primo de Rivera intentó resolver la cuestión de Marruecos y en 1925 intervino militarmente en el Rif. Los ataques contra el protectorado francés, dirigidos por el líder rifeño Abd el-Krim, propiciaron la colaboración militar entre España y Francia, que se concretó en el desembarco español en la bahía de Alhucemas. Estas acciones militares conjuntas supusieron la derrota definitiva del líder rifeño Abd el-Krim y el final de la guerra de Marruecos.

7.3) El Directorio Civil (1925-1930)

Una vez resueltos el problema del orden público y la cuestión marroquí se estableció un Directorio Civil, con el objetivo de abandonar la “excepcionalidad” política iniciada con el golpe militar y regresar a la “normalidad”.

Para ello se formó un nuevo gobierno presidido por Primo de Rivera, del que formaban parte técnicos civiles, como José Calvo Sotelo (ministro de Hacienda) y Eduardo Aunós (ministro de Trabajo).

Primo de Rivera pretendía consolidarse en el poder. Para ello, confiaba en el aprovechamiento de la buena coyuntura económica internacional de la década de 1920 para emprender una reactivación de la economía basada en el nacionalismo económico y el dirigismo estatal.

El Directorio Civil llevó a cabo una reorganización civil de las instituciones del Estado. En 1924 había creado una nueva formación política, la Unión Patriótica, sin ideología claramente definida, cuya misión era proporcionar apoyo social a la dictadura.

Como órgano auxiliar del partido, el Directorio creó el Somatén, una fuerza armada ciudadana con capacidad para apoyar a la policía y al ejército en momentos de conflictos internos.

7.4) La organización corporativista del Estado

En 1927 se convocó una Asamblea Nacional Consultiva. Se trataba de un organismo corporativo, compuesto por representantes de las corporaciones elegidos por sufragio indirecto. El sufragio universal quedó en el olvido y dos tercios de sus 400 miembros fueron nombrados directamente por el Gobierno. Su función fue meramente consultiva y siempre bajo control gubernamental.

La Asamblea debía encargarse de elaborar un Estatuto Fundamental de la Monarquía a modo de constitución. El proyecto establecía un régimen autoritario en el que el poder legislativo radicaría en las Cortes y en el monarca. La mala acogida que tuvo entre la opinión pública hizo que nunca llegara a ser aprobado.

Para frenar la conflictividad laboral y controlar el movimiento obrero, en 1926 se fundó la Organización Corporativa Nacional, un sindicato de tipo vertical que incluía la representación de obreros y empresarios en los llamados Comités Paritarios. Su misión era la reglamentación de los salarios y las condiciones de trabajo, y la negociación entre patronos y trabajadores, siempre bajo el control del Estado.

La UGT colaboró en un principio con el nuevo sindicalismo, lo que creó tensiones internas en el socialismo, pero se retiró.

La CNT se negó a participar y muchos anarcosindicalistas fueron perseguidos, detenidos o exiliados.

7.5) La oposición a la dictadura

Aunque Primo de Rivera no contó con una oposición importante en sus inicios, con el tiempo fue creciendo e impulsó actuaciones para poner fin a la dictadura. Algunos antiguos líderes de los partidos dinásticos criticaron la excesiva duración del régimen y apoyaron conspiraciones militares como la llamada sanjuanada de 1926.

Los republicanos organizaron la Alianza Republicana, que logró unir a las distintas facciones del movimiento y protagonizaron una campaña de desprestigio del régimen a nivel nacional e internacional.

Los intelectuales y estudiantes universitarios criticaron la dictadura y denunciaron la censura de prensa y la falta de libertad de expresión.

La burguesía catalana se unió a la oposición como resultado de la política del Directorio, que eliminó la Mancomunidad y prohibió el uso público del catalán. Ello incrementó la influencia de grupos nacionalistas.

La oposición obrera se centró fundamentalmente en la CNT y en el pequeño Partido Comunista de España, que fueron perseguidos y prohibidos. Con el objetivo de incrementar la influencia anarquista en la CNT, en 1927 se constituyó la Federación Anarquista Ibérica (FAI).

A partir de 1929, el PSOE entró en contacto con los grupos republicanos que intentaban poner fin a la dictadura y sustituir la monarquía por un régimen republicano.

8) ¿Por qué cayó la monarquía en 1931?

La crisis económica mundial en 1929 alcanzó también a España, la dictadura fue perdiendo paulatinamente los apoyos de sus inicios. La situación política, económica y social volvía a ser grave y se percibía que su previsible empeoramiento podría suponer no solo el fin de la dictadura sino de la monarquía.

El 27 de enero de 1930, Primo de Rivera, gravemente enfermo, presentó su dimisión a Alfonso XIII, que la aceptó. Dos meses después, el dictador fallecía en su exilio en París. Alfonso XIII trató de volver al régimen constitucional existente hasta 1923, y a tal fin nombró jefe de Gobierno al general Berenguer, inaugurando la llamada dictablanda.

La oposición republicana se movilizó rápidamente y se estableció el Pacto de San Sebastián, un acuerdo para poner fin a la monarquía, al que se unieron los socialistas y algunos intelectuales.

También se creó un Comité Revolucionario presidido por Niceto Alcalá Zamora, se preparó una huelga general y un pronunciamiento militar (que fracasó) para forzar la proclamación de la República.

En febrero de 1931, el almirante Aznar formó un nuevo gobierno. Como parte de la estrategia para volver al sistema parlamentario y constitucional, se convocaron elecciones municipales para el 12 de abril de 1931, que fueron ganadas por las candidaturas republicanas. El 14 de abril de 1931 era proclamada la Segunda República Española y el Comité Revolucionario, presidido por Niceto Alcalá Zamora, se convirtió en Gobierno provisional.

El fin de la monarquía no fue el resultado de una revolución, sino del deterioro del propio sistema político, iniciado por la crisis del 98 y debilitado por las posteriores crisis (1909, 1917, 1923) y definitivamente desprestigiado durante la dictadura militar. El colapso de 1931 fue el resultado de una larga crisis institucional y que acabó primero con el sistema constitucional de la Restauración y finalmente con la propia monarquía restaurada.