1. El Reformismo Dinástico
1.1. El Fracaso del Primer Gobierno Regeneracionista
En 1899, María Cristina dio su confianza para formar gobierno a Francisco Silvela (conservador), quien convocó elecciones. Se inició una política reformista, pero también se impulsó una política presupuestaria que aumentaba los tributos sobre los productos de primera necesidad y creaba impuestos nuevos para poder pagar las deudas que había dejado la guerra en Cuba. En Cataluña se hizo un boicot para no pagar (cierre de cajas). El gobierno conservador se mantuvo en el poder. En 1901, María Cristina volvió a dar el gobierno a los liberales y devolvió el turnismo. El sistema de la Restauración había sobrevivido al desastre del 98.
1.2. Las Reformas de Maura y Canalejas
En 1902 subió al trono Alfonso XIII. En 1903 murió Sagasta y llegó Maura (conservador). Al partido liberal se consolidó José Canalejas. Se mantuvo el turnismo y se hizo imposible la democratización real del régimen. En 1904, Maura se convirtió en jefe de gobierno y propuso un proyecto político renovador y reformista, en el que el régimen se había que reformar desde el gobierno para impedir que lo transformara una revolución popular. Intentó atraer a las “masas neutras”, con las que quería configurar un Estado fuerte, capaz de gobernar de manera eficaz para desbancar a la casta de los caciques y llevó a cabo la Ley Electoral (1907), pero que no logró poner fin a todo eso. Maura intentó atraer hacia el régimen a los nacionalistas. Maura promulgó la Ley de Colonización Interior para estimular la agricultura. Aprobó la Ley del Descanso Dominical y creó el Instituto Nacional de Previsión (1908), que fue dedicado a los seguros obreros. La represión brutal que siguió a la revuelta causó la caída del gobierno conservador.
En 1910, José Canalejas formó un nuevo gobierno liberal. Su programa proponía la modernización de la política e intentaba atraer a los republicanos, socialistas… y quería limitar el poder de la Iglesia, a la que separó del Estado e hizo la Ley del Candado, que limitaba el establecimiento de nuevas órdenes religiosas. La política social sustituyó el impuesto de consumos por un impuesto progresivo sobre las rentas. La ley de reclutamiento pasó de ser obligatoria solo en tiempos de guerra y suprimió la redención en metálico. Y se promulgaron leyes que mejoraban las condiciones laborales, como la normativa sobre el trabajo de la mujer. Canalejas fue sensible al problema de las autonomías regionales, del nacionalismo catalán, convencido de que su incorporación al sistema ayudaría a estabilizarlo. El gobierno liberal elaboró la Ley de Mancomunidades, que aceptaba la posibilidad de unión de las diputaciones provinciales, que no fue posible (solo la de Cataluña) porque un anarquista asesinó a Canalejas en 1912.
2. Las Fuerzas de Oposición
2.1. El Republicanismo
Fue la fuerza principal de oposición, pero siempre tenían el problema de la fragmentación en varios grupos. Se unieron en 1903 con la Unión Republicana, encabezada por Salmerón y Lerroux. Salmerón, en 1906, se integró en la coalición Solidaridad Catalana, que obtuvo un gran éxito. Esta orientación fue rechazada por Lerroux, que se escindió y fundó en Barcelona el Partido Radical, que era anticatalanista, demagógico, anticlerical y revolucionario.
La colaboración del republicanismo con el PSOE hizo que se creara en 1909 la Conjunción Republicano-Socialista, que tuvo éxito en las elecciones de 1910. En 1912 surgió un nuevo grupo político de carácter republicano, el Partido Reformista, fundado por Melquíades Álvarez. Se acercaron a este partido intelectuales como Azaña y José Ortega y Gasset, pero no llegó a ser numeroso.
2.2. Los Nacionalismos: Cataluña y el País Vasco
En Cataluña destacó la Lliga Regionalista (conservadora), liderada por Enric Prat de la Riba y Francesc Cambó, que obtuvo éxitos electorales notables y gobernó la Mancomunidad de Cataluña. Se creó junto al catalanismo de adscripción republicana: el Centro Nacionalista Republicano y la Unión Federal Nacionalista Republicana. Y como oposición al anticatalanismo: Solidaritat Catalana (catalanistas, republicanos y carlistas), que tuvo gran éxito en las elecciones. También se creó el Partido Republicano Catalán, liderado por Lluís Companys, y surgió Acción Catalana y Estat Català. Pero el catalanismo republicano fue derrotado electoralmente por la Lliga hasta 1931, cuando su unión en un nuevo partido, Esquerra Republicana de Catalunya, consiguió el triunfo en las elecciones.
En el caso del nacionalismo vasco, estuvo marcado por las disputas y las escisiones sobre los aspectos que debían predominar en el Partido Nacionalista Vasco: el independentismo, el autonomismo o el catolicismo. El PNV se llamó Comunión Nacionalista Vasca. Después volvió a ser PNV y se creó Acción Nacionalista Vasca. A pesar de la fragmentación política, tuvo un gran auge económico. El PNV creó su propio sindicato, Solidaridad de Obreros Vascos, para atraer a los obreros hacia un sindicalismo nacionalista y apartarlos de los socialistas. Y el nacionalismo vasco comenzó a tener representación parlamentaria.
2.3. La Derecha Antiliberal: El Carlismo
El carlismo mantuvo la presencia y las bases. En 1909 murió Carlos de Borbón y le sucedió su hijo Jaime. Las disputas y disidencias en el seno del partido fueron frecuentes. Juan Vázquez de Mella creó el Partido Tradicionalista. El Partido Católico Nacional o Integrista fue una escisión carlista. Las bases militantes del carlismo estaban en Navarra, País Vasco, Cataluña y Andalucía. Tanto integristas como carlistas dispusieron de representación parlamentaria. La derecha antiliberal reclamó la necesidad de una dictadura que impusiera el orden social y posteriormente apoyaría a Primo de Rivera. Con la llegada de la República en 1931, los carlistas, integristas y tradicionalistas lograron reunificarse en la Comunión Tradicionalista.