El Directorio Militar (1923-1925)
A – Una Dictadura Regeneracionista: Problemas a Resolver
Los siete años de la dictadura regeneracionista de Primo de Rivera se dividen en dos etapas: el Directorio Militar y el Directorio Civil. Tras el golpe de Estado, se formó un Directorio Militar compuesto por ocho generales de Tierra y Aire y un contralmirante de Marina. Para comprender la trayectoria política de Primo de Rivera, es crucial entender su compleja personalidad, destacando su paternalismo. Su aparente religiosidad contrastaba con su escandalosa vida privada. Admiraba la ciencia, pero despreciaba a los intelectuales. Su talante dicharachero y sus desplantes oratorios lo hicieron popular entre las masas. Se proclamó salvador de la patria y el “cirujano de hierro” que extirparía sus males. Primo de Rivera nunca aceptó que su régimen fuera tachado de dictatorial, pues según él era una “dictadura democrática”. Su teoría política era prácticamente inexistente, ya que, como él mismo reconoció, no tenía experiencia de gobierno y sus medios eran tan sencillos como ingenuos. El régimen sería temporal, durando “noventa días o novecientas horas”, tiempo suficiente para regenerar el país. La idea regeneracionista no era nueva, pero el dictador pretendía lograr mejores resultados con soluciones simples. Adoptó medidas para controlar el poder legislativo, ejecutivo y judicial. Elaboró una lista de problemas a resolver, orientándolos hacia un programa de gobierno populista. Las soluciones se aplicaron rápidamente, pero no siempre de forma eficaz.
B – La Solución al Terrorismo y el Desorden Social
La presencia de militares al frente de cada provincia permitió reprimir con mano dura cualquier manifestación o huelga considerada contraria al régimen. Los resultados de esta política represiva fueron patentes. La paz social renacida impulsó las actividades agrarias e industriales, generando un progreso económico notable. Para mantener el orden público, se creó el Somatén en Cataluña, una especie de guardia cívica formada por voluntarios de las clases acomodadas. Sin embargo, no logró arraigar en otras provincias y su inoperancia lo debilitó.
C – Corrupción, Caciquismo, Reformas Políticas
La corrupción política se sustentaba en el caciquismo. Los caciques fueron perseguidos y se prohibieron las recomendaciones para cargos públicos. Sin embargo, los casos de corrupción continuaron, y muchos militares se convirtieron en nuevos caciques. El caciquismo no desapareció y se agravó, ya que al ser ejercido por militares en el poder, no había posibilidad de crítica. Primo de Rivera persiguió a los viejos políticos, buscando erradicar la vieja política. Para acabar con los partidos corruptos, propuso el amordazamiento de los partidos tradicionales y la creación de nuevos, incluyendo la Unión Patriótica, su propio partido. Esta agrupación de oportunistas sin vocación política integró a elementos de círculos católicos, la burguesía conservadora, comerciantes, industriales, terratenientes y antiguos caciques. En 1927, creó la Asamblea Nacional, un simulacro de Parlamento sin poder legislativo, cuyos miembros eran vitalicios y nombrados corporativamente. Varias leyes que hubieran democratizado la vida pública quedaron en proyectos.
D – Iglesia y Sindicatos Obreros
La Iglesia vio con agrado la inclusión de la religión como uno de los pilares del nuevo régimen. Su apoyo inicial fue total, pero las costumbres relajadas del dictador le restaron apoyo posteriormente. Con respecto a los sindicatos obreros, buscó su confianza y la resolución de conflictos bajo el arbitraje del Estado.
E – La Solución del Problema de Marruecos
La cuestión marroquí era un problema constante para los gobiernos españoles. Primo de Rivera, conocedor del problema, defendió inicialmente el abandono del Protectorado en Marruecos. Los motivos incluían los enormes gastos, la oposición pública y la división entre militares “africanistas” y “junteros”. El desastre de Annual evidenció la ineficacia del ejército en África y reforzó la postura de Primo de Rivera. Inicialmente, optó por la reducción de tropas y la retirada estratégica. Sin embargo, la ofensiva de Abd-el-Krim y la petición de ayuda de Francia lo llevaron a cambiar de opinión. Dirigió personalmente la operación del desembarco de Alhucemas, logrando la derrota de los rifeños. Esto le congració con los militares “africanistas” y amplió las unidades de tropas especiales.
F – La Represión del Independentismo Catalán
El catalanismo, inicialmente visto como un movimiento regeneracionista, fue reprimido por Primo de Rivera. Se prohibió el uso del catalán y la bandera catalana en actos oficiales, restringiendo la lengua a la vida privada. Se persiguieron publicaciones independentistas y se prohibieron manifestaciones culturales como la sardana. En otras regiones, como el País Vasco y Galicia, la represión no fue tan virulenta.
El Directorio Civil y el Desgaste del Régimen (1925-1930)
Se formó un nuevo gobierno con mayoría civil, el Directorio Civil (1925-1930), buscando aparentar una vuelta a la normalidad.
A – Las Reformas Económicas de un Estado Intervencionista
La dictadura de Primo de Rivera logró avances económicos innegables, favorecidos por la bonanza de los “felices años veinte”. Basándose en el fascismo italiano, defendió un Estado intervencionista y el corporativismo, creando la Organización Corporativa Nacional con comités paritarios de obreros y patronos. Se buscó financiar mejoras con bonos de deuda pública y una reforma tributaria. Se crearon 5000 nuevas escuelas y se realizaron obras públicas. El Consejo de Economía Nacional controlaba la industria, promoviendo la autosuficiencia y el proteccionismo. Se crearon monopolios estatales y se fomentó el desarrollo bancario.
B – Las Reformas Sociales de un Estado Paternalista
En política social, se prometió una intervención paternalista para lograr una sociedad justa sin conflictos. Los comités paritarios y la prohibición de huelgas no económicas contribuyeron a una relativa paz social. Se mejoraron las condiciones laborales y se estabilizó el empleo.
C – La Descomposición y Final del Régimen
En 1929, surgieron síntomas de desgaste. La oposición incluyó a comunistas, anarquistas, liberales, conservadores, republicanos, socialistas y parte del ejército. Hubo intentos fallidos de golpe de Estado. La burguesía catalana y el mundo universitario se opusieron al régimen. La prensa y la Iglesia retiraron su apoyo. La crisis económica y la oposición generalizada llevaron a Primo de Rivera a dimitir en diciembre de 1929. Murió dos meses después, lleno de amargura y decepción.