El Régimen de Primo de Rivera y el Fin de la Monarquía de Alfonso XIII

La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)

Introducción

La incapacidad de los partidos dinásticos de la Restauración para solucionar los problemas del país se vio acrecentada a partir de la crisis de 1917, a la que se sumó el llamado desastre de Annual. Ciertos mandos militares eran partidarios de un golpe de fuerza, y Primo de Rivera fue el ejecutor del mismo, contando con el apoyo del monarca. De esta forma, se abría un nuevo período político de corte dictatorial, que coincide en el tiempo con la aparición de otros regímenes autoritarios en la Europa de entreguerras.

Causas del Golpe de Estado

Los factores que explican que la dictadura militar empezara a contemplarse como una solución a la crisis del país entre la alta burguesía, gran parte de las clases medias y el ejército son los siguientes:

  • Descontento del ejército tras el desastre de Annual y el afán de evitar las consecuencias del expediente Picasso para algunos importantes generales, entre ellos el general Berenguer.
  • Auge de los nacionalismos periféricos y ascenso de republicanos y del movimiento obrero.
  • Triunfo del fascismo en Italia tras la Marcha sobre Roma en 1922 y el ascenso al poder de Mussolini.
  • Debilidad política de los gobiernos, incapaces de establecer la estabilidad.
  • Problema de orden público, sobre todo en Barcelona, con la aparición de actos terroristas tanto de grupos anarcosindicales como de los patrocinados por los empresarios.

El Golpe de Estado de 1923

Miguel Primo de Rivera, Capitán General de Cataluña, se sublevó el 13 de septiembre de 1923. El golpe contó inmediatamente con la comprensión y el apoyo de Alfonso XIII. Los sublevados declararon el estado de guerra, la suspensión de garantías constitucionales y la disolución de las Cortes. El régimen de la Constitución de 1876 era sustituido, en medio de la indiferencia popular y sin apenas resistencia, por una dictadura militar.

El Directorio Militar (1923-1925)

Tras el golpe, el dictador Primo de Rivera pasó a ser asesorado por un Directorio Militar. Tras el nuevo gobierno estaba el mismo bloque de poder que había dominado el país durante la Restauración: la oligarquía de terratenientes e industriales. El Directorio Militar tomó rápidamente medidas:

  • Prohibición de la bandera y el himno catalán y restricción de la lengua catalana al ámbito privado.
  • Política de “mano dura” en todo lo referente al orden público.
  • Restricción de libertades, de derecho de asociación y de reunión.
  • Persecución a las organizaciones obreras de la CNT, las cuales tuvieron que pasar a la clandestinidad.
  • Formación de la Unión Patriótica, partido único bajo la dirección de un militar. Se trataba de seguir el modelo fascista impuesto por Mussolini en Italia.

El problema marroquí, con el desastre de Annual, provocó no sólo un movimiento de protesta de la opinión pública en los sectores políticos, sino que también ponía de manifiesto la debilidad militar de España.

El gran éxito del Directorio tuvo lugar en África. Primo de Rivera era partidario de abandonar Marruecos y de incorporar militares “africanistas” a su gobierno. Esta actitud provocó la insubordinación de ciertos mandos. Mientras tanto, el líder de las kábilas rifeñas, Abd-el-Krim, creyendo derrotar a los españoles, cometió el error de ocupar territorio del protectorado francés en Marruecos, lo que provocó la colaboración franco-española. El Desembarco de Alhucemas en 1925 puso fin a la resistencia de las cábilas del Rif. Su líder, Abd-el-Krim, se entregó a las autoridades del Marruecos francés. El fin de la guerra en Marruecos le dio gran popularidad al dictador.

El Directorio Civil (1925-1930)

A finales de 1925, un gobierno civil, presidido por Primo de Rivera, sustituyó al Directorio Militar. Se trataba de institucionalizar la dictadura. En 1927, se constituyó una Asamblea Nacional Consultiva, formada en su mayoría por miembros de Unión Patriótica elegidos por sufragio restringido. Primo de Rivera, de nuevo, seguía el modelo italiano, en este caso el Consejo Fascista. Esta Asamblea fracasó rápidamente en su intento de redactar una ley fundamental que hiciera el papel de Constitución de la dictadura. También se imitó el modelo social del fascismo italiano, estableciéndose la Organización Corporativa del Trabajo, una especie de sindicato que trataba de arbitrar entre patrones y obreros. De nuevo, el intento de institucionalización del régimen de Primo de Rivera fracasó.

En materia económica se realizó una política claramente intervencionista, aprobándose un decreto sobre la Protección de la Industria Nacional que preveía ayudas económicas para las industrias. Las primeras en beneficiarse fueron las ferroviarias y las navieras.

Polémicas fueron las concesiones a monopolios como el del tabaco en Melilla y Ceuta y el de teléfonos a la norteamericana International Telephone Telegraph, con la creación de la Compañía Telefónica Nacional de España. Pero el gran monopolio fue, sin duda, la creación de la compañía CAMPSA, que se encargaría de la importación, refinado, distribución y venta del petróleo. Estas medidas de proteccionismo y autarquía del capitalismo español se vieron completadas con otras reformas en la agricultura, con la ampliación del riego, y mejoras en las comunicaciones interiores.

La Oposición a la Dictadura y la Caída de Primo de Rivera

La oposición a la Dictadura abarcaba a algunos liberales y conservadores, republicanos, socialistas, anarquistas, intelectuales y el movimiento estudiantil, entre otros. Un elemento clave fue el creciente descontento en las filas del Ejército ante las arbitrariedades de Primo de Rivera. Un nuevo frente de oposición se abría al anunciar la convocatoria de la Asamblea Nacional, como intento de consolidarse en el poder, al margen de la tradición liberal y parlamentaria. Destacadas figuras políticas se opusieron a tal proyecto.

Tras el crac de la bolsa de Nueva York en 1929, los problemas económicos se extendieron con gran rapidez por el mundo. El descontento social, con la vuelta de los movimientos huelguísticos, vino a acrecentar la oposición a la dictadura. Anciano, enfermo y sin apoyos sociales, el 27 de enero de 1930, Primo de Rivera presentó su dimisión al monarca, quién se apresuró a aceptarla. Dos meses después, el dictador fallecía en el exilio en París.

El Hundimiento de la Monarquía

Tras la dimisión de Primo de Rivera, Alfonso XIII nombró jefe de Gobierno al general Berenguer. Se iniciaba así un período conocido como la “Dictablanda”. El objetivo consistía en intentar salvar la monarquía del derrumbamiento de la dictadura, restableciendo la normalidad constitucional previa a 1923.

Los partidos tradicionales, liberales y conservadores, eran incapaces de articular un sistema de partidos aceptable por la sociedad española y, además, sólo Romanones o De La Cierva se avinieron a colaborar con Berenguer.

La lenta vuelta a las libertades constitucionales fue aprovechada por una oposición que cada vez conseguía más apoyo. En agosto de 1930, republicanos, socialistas y otros grupos de oposición firmaron el denominado Pacto de San Sebastián, por el que se comprometían a derrocar la monarquía e instaurar un régimen democrático. Para coordinar la labor de oposición crearon un Comité Revolucionario presidido por Niceto Alcalá Zamora, republicano bastante conservador. Alfonso XIII se vio cada vez más aislado, muchos militares empezaron a ver con buenos ojos la posibilidad republicana e incluso la CNT apoyó la conspiración para traer la República.

El 15 de diciembre de 1930, fracasó una sublevación militar republicana en Jaca. Sus líderes, Galán y García Hernández, fueron juzgados y ejecutados. La mayor parte del Comité Revolucionario fue detenido, en medio de un creciente descontento antimonárquico.

Berenguer dimitió el 14 de febrero de 1931, dando paso a un nuevo gobierno presidido por el almirante Aznar. El nuevo gabinete convocó elecciones municipales para el 12 de abril. Se trataba de ir volviendo poco a poco a la legalidad constitucional. El triunfo aplastante en las zonas urbanas de las candidaturas republicanas y socialistas precipitó la abdicación del rey y la proclamación de la II República el 14 de abril de 1931.

Conclusión

La instauración de la Dictadura de Primo de Rivera se vio como la mejor solución a la multitud de problemas por los que el reinado de Alfonso XIII se vio inmerso. Durante los siete años que duró este período político, el país se articuló a imagen de otros estados dictatoriales surgidos en Europa, como fue el caso de la Italia de Mussolini.

La dictadura de Primo de Rivera tampoco consiguió restablecer políticamente el país, siendo cada vez mayor la oposición hacia este régimen, que significó igualmente la caída de la monarquía y el advenimiento de la II República en 1931.