Introducción
La segunda parte de la Restauración coincide con el reinado de Alfonso XIII. Los partidos dinásticos que se alternaban en el poder no representaban al pueblo español. No era un sistema democrático. Surgieron una serie de problemas:
- El problema social: Enfrentamiento entre burgueses/terratenientes y obreros/campesinos.
- La radicalización del problema nacionalista: Con focos importantes en Cataluña y País Vasco.
- El problema político: Exigía la democratización del sistema de partidos y la transparencia electoral.
- El problema militar: Agravado por las derrotas del ejército español colonialista en Marruecos.
Todos estos problemas hicieron tambalear la monarquía, que recurrió a la dictadura militar (1923-1930) para salvar la situación. Aunque muchos españoles creían en un cambio de régimen: La República.
Intentos de Modernización. Regeneracionismo y Revisionismo Político
Después del desastre del 98, la idea de regeneracionismo se hizo evidente para ideólogos y políticos españoles. Se pretendía modernizar España potenciando la industria, invertir en ciencia y técnica, democratizar el sistema del Estado acabando con el caciquismo y reformar la Administración.
El conservador Francisco Silvela, sucesor de Cánovas, aceptará el programa reformista. Pero la subida de impuestos produjo malestar general y la negación de pagar impuestos produjo disturbios, por lo que Silvela acaba dimitiendo.
El conservador Antonio Maura pretendía realizar reformas desde el poder para evitar que el pueblo las consiguiera por medio de una revolución violenta. Los aspectos más destacados del gobierno de Maura eran:
- La aprobación de una nueva ley electoral.
- La legalización de la huelga.
- La creación del Instituto Nacional de Previsión.
- La reforma de la Administración.
- Reconstrucción de la flota naval.
- Intervención militar en Marruecos.
José Canalejas, del partido liberal, quería llevar un auténtico programa reformista, con la reducción de impuestos, la ley de reclutamiento de 1912, la regulación por ley de las condiciones de trabajadores, entre otras, aunque no llegó a realizar su programa ya que fue asesinado en 1912 por un anarquista.
Los partidos dinásticos eran incapaces de romper con el sistema canovista y sus defectos, como el caciquismo. Era difícil formar gobiernos estables. Entre 1914 y 1923 hubo 15 gobiernos. Los movimientos de campesinos y obreros adquirían mayor fuerza en sus reivindicaciones. El ejército quería intervenir de nuevo, ya que quedó claro que Alfonso XIII no era el monarca idóneo.
La Quiebra del Sistema: Conflictividad Social y Crisis de 1909, 1917 y 1921
Después del fracaso de 1898, España inició una política de acercamiento con algunos países europeos. Maura aceptó en la Conferencia de Algeciras de 1906 intervenir en el reparto colonial de Marruecos, para establecer un protectorado, empujado por los intereses del ejército que deseaba rehacer su prestigio militar y por algunos intereses mineros. La zona que le tocó a España resultó ser pobre y difícil.
Cuando se inició la penetración desde Melilla, las tropas sufrieron algunos problemas. Maura decidió mandar a los reservistas catalanes, lo que produjo un gran malestar social en Barcelona y una revuelta popular: La Semana Trágica del 26 al 30 de julio de 1909. La ocupación de Marruecos se produjo con éxito, aunque después de la Primera Guerra Mundial la actividad militar se redujo.
La primera gran crisis de la Restauración cayó en el verano de 1917. Los protagonistas eran:
- El movimiento obrero/campesino que pedía mejoras salariales y cambios democráticos.
- La burguesía que trataba de erigirse en la clase rectora del Estado.
- Partidos monárquicos/dinásticos: Estaban en plena decadencia.
- El ejército: Que tenía problemas económicos y profesionales.
En 1917, Dato se vio obligado a suspender las garantías constitucionales y a cerrar las Cortes como consecuencia de una de las fuertes crisis de los gobiernos dinásticos. Fue elegido el momento por la burguesía catalana para encabezar una reforma político-administrativa del Estado. Dato consiguió que el ejército interviniera.
La crisis de 1921: A partir de 1920 se reanudan las campañas militares en la zona norte de Marruecos. El General Fernández Silvestre inició una penetración rápida y mal organizada en la zona oriental, hacia la región montañosa del Rif, pero la resistencia se hizo más fuerte. Capitaneados por Abd-el-Krim, destrozaron el cuerpo expedicionario que intentaba refugiarse en Melilla. El General se suicidó ante la muerte de 12.000 personas. Se produjo una conmoción nacional; el rey había mandado al propio general. Se recurrió a un nuevo gobierno de concentración presidido por Maura.
La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)
El 13 de septiembre de 1923, el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, daba un golpe de Estado, aceptado por Alfonso XIII, y establecería una dictadura que duraría hasta 1930. Las intenciones de Primo de Rivera eran restablecer el orden social en España y en Marruecos, por eso se consideraba un orden transitorio. Fue apoyado por el monarca, el ejército, la burguesía y sectores conservadores del país. El dictador actuó sobre tres frentes básicos: el movimiento obrero, los nacionalismos y la guerra de Marruecos.
Primo de Rivera creó un sistema político nuevo imitando el de Mussolini. En 1927 se reunía la Asamblea Nacional Consultiva para redactar una nueva Constitución, que fue un fracaso. El directorio civil llevó a cabo una economía fuertemente dirigida, caracterizada por invertir en obras públicas, subvencionar empresas deficitarias y la creación de monopolios estatales.
Como demostración triunfalista, se realizaron exposiciones internacionales en Barcelona y Sevilla. Debido a ello, el Estado se quedó endeudado y, con el crack del 29, hubo la necesidad de devaluar la peseta, ante el descontento de la burguesía y de la banca. Se opusieron a la dictadura el ejército, los intelectuales como Unamuno, Valle Inclán, etc., los partidos republicanos y sindicatos, y el monarca Alfonso XIII, que consideró que Primo de Rivera era un obstáculo para volver a la legalidad constitucional. Ante estos acontecimientos, Primo de Rivera presentó su dimisión al rey, que la aceptó.