El Reinado de Isabel II: De la Regencia a la Revolución de 1868

El Reinado de Isabel II (1833-1868)

Los Partidos Políticos

Los liberales se dividieron en dos grandes partidos: moderados y progresistas. Ambos se apoyaban en generales que pusieron su espada al servicio del partido. Los generales más destacados fueron Baldomero Espartero, líder de los progresistas, y Ramón María Narváez, líder de los moderados.

El desgaste producido por el poder y el arrinconamiento de los progresistas, tras el Bienio Progresista (1854-1856), dio lugar al gobierno de un nuevo partido: la Unión Liberal, liderada por el general Leopoldo O’Donnell. Este partido moderado adoptó formas más modernas, alejándose del autoritarismo de Narváez.

Dentro del progresismo surgió una escisión, dando origen al Partido Demócrata. Formado por intelectuales, escritores y universitarios con clara ideología republicana, este partido movilizó a las masas populares, que comenzaban a formar sus primeras asociaciones obreras.

Muchos campesinos y el bajo clero apoyaron la ideología carlista por su carácter tradicional, autoritario y defensor de los fueros. Esta ideología tuvo especial fuerza en el País Vasco, Navarra, y las zonas montañosas de Aragón y Cataluña.

Las Constituciones

Al comenzar el gobierno de Isabel II, bajo la regencia de María Cristina, los liberales comprendieron la necesidad de una constitución.

  • Estatuto Real (1834): Elaborado por el jefe del gobierno, Francisco Martínez de la Rosa, el Estatuto Real fue una concesión de la Corona que renunciaba a ciertos poderes de la monarquía absoluta. Establecía dos cámaras de representantes, pero estas solo podían deliberar sobre los temas propuestos por la Corona. El sufragio era muy restringido, lo que provocó el rechazo de la mayoría de los liberales, aunque algunos líderes liberales, que luego se integrarían en el partido moderado, colaboraron con Martínez de la Rosa.
  • Constitución de 1812: Tras el Motín de los Sargentos de la Granja, los sublevados obligaron a la Regente a restablecer la Constitución de 1812. Sin embargo, se reconoció la necesidad de elaborar una nueva constitución que satisficiera a un mayor número de actores políticos.
  • Constitución de 1837: Con el objetivo de conciliar a liberales y progresistas, y obtener su apoyo a la Corona contra la guerra carlista, se promulgó la Constitución de 1837. Establecía derechos similares a los de la Constitución de 1812, regulaba las Diputaciones Provinciales y los Ayuntamientos, y establecía dos cámaras de representantes: el Congreso y el Senado. Aunque el sufragio seguía siendo censitario, excluyendo a la clase trabajadora, el Congreso controlaba los gastos de Hacienda.
  • Constitución de 1845: Tras la expulsión de Espartero y el triunfo de los moderados, liderados por Narváez, se elaboró la Constitución de 1845, de carácter más reaccionario. Esta constitución, vigente hasta septiembre de 1868, negaba la soberanía nacional, establecía un Senado con miembros nombrados por el rey y número ilimitado, eliminaba la supremacía del Congreso, y limitaba la reunión de las Cortes a la convocatoria de la Corona.

La Década Moderada (1844-1854)

El general Narváez lideró el gobierno de España durante un período de diez años (1844-1854), conocido como la Década Moderada. Durante este tiempo, la reina fue instrumentalizada por los moderados contra los progresistas, quienes quedaron prácticamente excluidos del poder. Narváez y González Bravo controlaron la autoridad, promulgaron la Constitución de 1845, que concentró el poder en la alta burguesía y la nobleza, crearon la Guardia Civil para reprimir las revueltas campesinas, y firmaron el Concordato con la Santa Sede (1851), que otorgó a la Iglesia el control de la educación y la censura. Este período estuvo marcado por enfrentamientos con progresistas, militares opositores, masas populares y sectores radicalizados dentro del propio partido moderado.

La Vicalvarada y el Bienio Progresista (1854-1856)

En 1854, estalló una sublevación liderada por Narváez, O’Donnell, Serrano y Ros de Olano, junto al político Cánovas del Castillo. Tras el combate de Vicálvaro, Cánovas del Castillo redactó el Manifiesto de Manzanares, que impulsó el apoyo de los progresistas al pronunciamiento, el cual finalmente triunfó. La reina Isabel II recurrió a Espartero para reprimir una sublevación popular en Madrid.

Espartero actuó con rapidez: expulsó a los jesuitas, prohibió las procesiones, dictó una nueva Ley de Desamortización y reunió Cortes Constituyentes. Sin embargo, ante la oleada de protestas, tuvo que abandonar el poder. O’Donnell emergió como figura clave en la política, liderando el nuevo Partido de la Unión Liberal.

La Unión Liberal y los Conflictos Internacionales (1856-1868)

Durante el período de gobierno de la Unión Liberal, se produjo un breve gobierno de Narváez (1857-1858) que derogó las disposiciones de Espartero. En este momento se promulgó la Ley Moyano, que reguló la educación en España hasta 1969, estableciendo la gratuidad de la enseñanza hasta los 14 años. En 1858, O’Donnell asumió el poder, iniciando un período de paz interior, estabilidad política y auge económico (1858-1863), aunque con una intensa actividad en política exterior:

  • Cuba: Estados Unidos fomentaba el separatismo en Cuba con el objetivo de anexionarse la isla. La Guerra de Secesión estadounidense (1861-1865) congeló temporalmente este conflicto.
  • Marruecos: Conflictos en torno a Ceuta llevaron a España a exigir reparaciones de guerra al sultán de Marruecos. El general Juan Prim ganó la batalla de Los Castillejos, O’Donnell conquistó Tetuán y venció en Wad-Ras, obligando a Marruecos a firmar la paz.
  • México: Benito Juárez, tras conquistar la capital de México, se negó a reconocer la deuda externa del país. Gran Bretaña, Francia y España enviaron una expedición militar con Prim al mando. Prim firmó con Juárez la Convención de Soledad, rechazada por Francia. Prim se retiró en 1862. Napoleón III impuso a Maximiliano como emperador de México, quien finalmente fue derrotado y fusilado.
  • Perú y Chile: En 1862, España se apoderó de las Islas Chincha. Perú y Chile declararon la guerra a España. La armada española, al mando de Casto Méndez Núñez, bombardeó Valparaíso (1866). El posterior ataque a El Callao resultó en importantes daños a la flota española.
  • Intento Carlista (1860): Carlos VI desembarcó en San Carlos de la Rápita con un grupo de soldados que creían participar en la guerra de Marruecos. Al descubrir el verdadero objetivo, los soldados apresaron a sus mandos.

La tensa situación política, ideológica, económica y social, sumada a la muerte de O’Donnell (1867) y Narváez (1868), condujo a la Revolución de Septiembre de 1868 (La Gloriosa), que culminó con la expulsión de Isabel II del trono.

El general Prim y otros militares tomaron el poder, iniciando un período tumultuoso (1868-1874) que incluyó el reinado de Amadeo I de Saboya y la Primera República Española. A finales de 1874, se restauró la monarquía borbónica con la llegada al trono de Alfonso XII, hijo de Isabel II.