El Reinado de Isabel II: Guerras Carlistas y Cuestiones Forales

La oposición al sistema liberal

Las Guerras Carlistas. La cuestión foral. La cuestión dinástica

Fernando VII no tenía descendencia pese a sus tres matrimonios previos. En 1829 se casó con su sobrina María Cristina de Borbón, quien quedó embarazada. En 1830, Fernando VII promulgó la Pragmática Sanción, que eliminaba la Ley Sálica. Esto fue protestado por los carlistas. En 1832, se produjeron los sucesos de la Granja. El rey destituyó a los principales ministros carlistas, defenestrando a Calomarde y sustituyéndolo por Cea Bermúdez. Este decretó una amnistía general. El 29 de septiembre de 1833 murió Fernando VII y el 1 de octubre Carlos publicó el Manifiesto de Abrantes.

Los Carlistas

El carlismo estaba formado por absolutistas partidarios de la vuelta al Antiguo Régimen. Su lema era “Dios, Patria y Rey”. Estaban apoyados por el clero regular, el campesinado y los artesanos. Geográficamente, contaban con el apoyo del ámbito rural, en el País Vasco, Navarra, Cataluña y el Maestrazgo.

Las Guerras Carlistas

La Primera Guerra Carlista (1833-1840)

El bando isabelino tenía el respaldo de los liberales. Estaba apoyado por las clases altas, la burguesía y las clases medias urbanas. Geográficamente, contaba con el apoyo del Sur. El general carlista Zumalacárregui puso bajo asedio Bilbao en 1835. En 1836, el general isabelino Espartero derrotó a los carlistas en la batalla de Luchana y levantó el asedio de Bilbao. Los carlistas realizaron expediciones como la Expedición Real en 1837, dirigida por Don Carlos.

El general carlista Maroto firmó el Convenio de Vergara en 1839 con Espartero. A cambio de entregar las armas y reconocer a Isabel como reina, los carlistas no sufrirían represalias. La guerra terminó en 1840 con la derrota del general carlista Cabrera en el Maestrazgo.

La Segunda Guerra Carlista (1846-1849)

En 1846, se intentó casar al hijo de Carlos, Carlos VI, con Isabel II, quien finalmente se casó con Francisco de Asís. Esto provocó la guerra de los Matiners. La reacción gubernamental terminó en la derrota carlista.

La Tercera Guerra Carlista (1872-1876)

En 1868, Isabel II fue destronada y llegó al trono Amadeo I. En 1872, Amadeo abdicó y se proclamó la I República. Entre 1872 y 1873 se extendió de nuevo el movimiento carlista. Carlos VII fijó su capital en Estella y el general Dorregaray derrotó a los isabelinos en Montejurra en 1873. En 1874 regresó Alfonso XII, hijo de Isabel II. La guerra terminó con la derrota militar carlista en la batalla de San Marcial en 1876.

La Cuestión Foral

Las Provincias Vascongadas

  • El carlismo defendía el mantenimiento de los fueros.
  • El gobierno foral residía en las Juntas Generales (integradas por miembros de los municipios) compartido con el corregidor, representante del rey. Las Juntas Generales designaban a los representantes de la Diputación provincial.
  • La administración de justicia corría a cargo del corregidor y la Diputación. Fue derogado el “pase foral”.
  • Exención tributaria.
  • Exención del servicio militar obligatorio.

Navarra

Conservaron todas sus peculiaridades administrativas y de gobierno, incluidas las Cortes, que se reunieron por última vez en 1829. En 1841, perdieron sus privilegios forales, pero a cambio consiguieron un sistema fiscal propio y beneficioso.

Isabel II (1833-1843): Las Regencias

La Regencia de María Cristina (1833-1840)

Se inicia en octubre de 1833 tras la muerte de Fernando VII. Mantuvo a su jefe de Gobierno, Cea Bermúdez, absolutista moderado. Los capitanes generales de Cataluña, Llauder, y de Castilla, Quesada, enviaron manifiestos a la reina aconsejando la destitución de Cea. En 1834, María Cristina sustituyó a Cea por Martínez de la Rosa, liberal moderado. En 1834 se aprobó el Estatuto Real, en el que se excluía la soberanía nacional, se establecían unas Cortes bicamerales con un Estamento de Próceres y un Estamento de Procuradores, y solo 16.000 españoles reunían las condiciones para votar. Regresaron los liberales exiliados. En 1834 hubo una epidemia de cólera y, tras difundirse el rumor de que los frailes habían envenenado las aguas, se produjo una quema de conventos. En 1835 se produjo el asesinato del general Bassa y el incendio de la fábrica Bonaplata en Barcelona. En septiembre, se nombró a Mendizábal jefe de Gobierno. Mendizábal se nombró ministro de Estado, Guerra, Marina y Hacienda. Amplió el número de votantes a 65.000. Invirtió en Bolsa e implementó su desamortización de 1836. Las ganancias se invirtieron en el reclutamiento de 47.000 hombres y en amortizar la deuda. Se nombró a Istúriz como nuevo jefe de Gobierno. Tras el motín de los sargentos de La Granja, la reina puso en vigor la Constitución, formando gobierno con José María Calatrava. La Constitución de 1837 era de orientación progresista. Reconocía la soberanía nacional, reforzaba el poder ejecutivo y detallaba los derechos individuales. Se establecieron dos cámaras: Congreso y Senado.

En las elecciones de octubre de 1837 ganaron los moderados. Con el final de la guerra en 1840, se enfrentaron ambos partidos. El gobierno moderado modificó la Ley de Ayuntamientos en 1840. Se nombró a Espartero como líder de los liberales progresistas. María Cristina viajó a Barcelona para intentar convencer al general de apoyar la nueva ley, pero este se negó. Al firmar la regente el decreto, la Milicia Nacional y el Ayuntamiento de Madrid se sublevaron. María Cristina dimitió y se exilió en Francia.

La Regencia de Espartero (1840-1843)

Asumió la regencia en mayo de 1841 hasta su fracaso en 1843. El fracaso se debió a la división de su partido y a su política económica. Amplió la desamortización e implantó el libre comercio. Ordenó el bombardeo de Barcelona bajo el mando del capitán general Van Halen. Mantuvo una política militarista y liberal. En 1841 sofocó un intento de pronunciamiento moderado, ejecutando a los generales Montes de Oca y Diego León. En 1843 salió elegido el partido antiesparterista. El gobierno fue formado por Joaquín María López, pero su programa, que limitaba los poderes del regente, y el rechazo de Espartero le llevaron a dimitir. En 1843, los progresistas se sublevaron apoyados por los moderados y el ejército de Narváez. Espartero se exilió en Londres. En noviembre de 1843, Isabel II (13 años) fue proclamada reina al adelantar la mayoría de edad. López fue sucedido por Salustiano Olózaga. En diciembre de 1843 le sucedió González Bravo, que restableció la Ley de Ayuntamientos de 1840. En mayo de 1844, la reina nombró presidente de Gobierno al general Narváez.