El Sexenio Democrático (1868-1874)
Intentos democratizadores y revolución
Periodo de grandes cambios enmarcado en la lucha entre moderantismo y progresismo. Los sistemas de gobierno se suceden a un ritmo vertiginoso. En 6 años, la revolución y la caída de la dinastía, sustituida por otra monarquía parlamentaria, una república, una dictadura y, por último, la restauración borbónica.
La Revolución Gloriosa (1868)
En 1868, se inicia el pronunciamiento de la escuadra al mando del almirante Topete en Cádiz. La sublevación se extiende, apoyada por los generales Prim, Serrano y Topete, y con la formación de Juntas Revolucionarias. El proceso tiene una doble vertiente:
- Pronunciamiento militar: El 17 de septiembre en la Bahía de Cádiz, el almirante Topete subleva la armada. Prim se pone al frente de la rebelión, a la que se unen Serrano y Dulce. Estos militares liberales y monárquicos representan los intereses de la burguesía.
- Juntas Revolucionarias: Se constituyen en las principales ciudades en contra del gobierno, asumiendo el control local. En estas juntas, tienen gran importancia los elementos del partido democrático, que representan los intereses de la pequeña burguesía y sus proyectos sobre la República federal.
La actuación conjunta de estos dos grupos responde a la gran coalición liberal-burguesa democrática contra Isabel II, de unionistas, progresistas y demócratas. El ejército de Isabel II es derrotado por el general Serrano tras un breve combate en Alcolea. La reina, que estaba en San Sebastián, cruza la frontera y se exilia en Francia. La revolución ha triunfado.
El Gobierno Provisional (1868-1871)
Inmediatamente se estableció un gobierno presidido por Serrano, con el general Prim en el Ministerio de Guerra. Unionistas, progresistas y demócratas conformaban el gabinete. El nuevo gobierno convocó elecciones a Cortes Constituyentes por sufragio universal. Los progresistas vencieron en unos comicios bastante limpios para lo normal en la época y marcaron con su ideología la nueva constitución que se aprobó al año siguiente.
La Constitución de 1869
La más radicalmente liberal de las constituciones del siglo XIX. Se habla de constitución “democrática”. Sus principales características:
- Soberanía nacional.
- Sufragio universal directo para los varones mayores de veinticinco años.
- Monarquía democrática, con limitación de los poderes del rey.
- Poder ejecutivo en manos del Consejo de Ministros.
- Poder legislativo en unas Cortes bicamerales (Congreso y Senado, elegidas por el cuerpo electoral).
- Poder judicial reservado a los Tribunales.
- Amplia declaración de derechos, reconociéndose por primera vez los derechos de reunión y asociación.
- Libertad de cultos religiosos.
Reinado de Alfonso XII (1875-1885): El Sistema Canovista y la Constitución de 1876
Con el pronunciamiento del general Martínez Campos en diciembre de 1874, se pone fin al Sexenio y se inicia la Restauración borbónica. Las guerras de Cuba y carlista continúan. En Europa, ha comenzado la Segunda Revolución Industrial y predominan los regímenes liberales controlados por la burguesía. La Restauración borbónica es el sistema socio-político que se da en España entre 1875 y 1923. Fue un periodo de tranquilidad política, pero basado en el falseamiento electoral y en el dominio de la oligarquía. Se inspira en el sistema inglés y su artífice es Antonio Cánovas del Castillo. A finales del sexenio, en la república dictatorial de Serrano, Cánovas crea el Partido Alfonsino y publica el Manifiesto de Sandhurst, en el que el príncipe Alfonso ofrece un régimen constitucional, monárquico y estable. El general Martínez Campos se adelantó a su elección y, mediante un pronunciamiento en Sagunto, proclama a Alfonso XII como nuevo rey.
Características del nuevo régimen
- Bipartidismo: Dos partidos, el Conservador y el Liberal, alternan en el poder. Son partidos de notables, no de masas. El resto de partidos quedaron excluidos. El Partido Conservador, representante del moderantismo, lo dirige Cánovas del Castillo y lo apoyan la aristocracia, los terratenientes y el clero. Son partidarios del sufragio censitario, la confesionalidad del Estado y el orden. El Partido Liberal, representante del liberalismo progresista, lo dirige Sagasta. Sus partidarios son los liberales y la pequeña burguesía urbana. Intentará atraer sectores del proletariado y del campesinado. Defienden el sufragio universal y el Estado laico. En la práctica, ambos partidos fueron bastante semejantes.
- Turno de partidos: Por medio del falseamiento electoral se aseguraba la estabilidad, puesto que los dos partidos dinásticos alternaban el poder. Se valían del dominio de los caciques locales para asegurarse el triunfo en las elecciones del partido decidido previamente en el Ministerio de Gobernación. Con esto quedaba definitivamente alejado el riesgo de intervención de los militares en la política. Los caciques locales constituían el último eslabón de la cadena y se encargaban de la manipulación directa de los resultados electorales por distintos procedimientos, desde actitudes paternalistas y protectoras hasta amenazas y extorsiones. La capacidad de manipulación era mucho menor en las ciudades que en el medio rural.
- El posibilismo: Ambos partidos se comprometían a respetar las leyes aprobadas por el gobierno anterior, para lo cual era imprescindible aprobar solo leyes que pudieran ser aceptadas por el oponente. Así, en 1890 se logra el sufragio universal, pero el sistema de fraude continuó, con lo que se desvirtuaba.
- La monarquía constitucional: El sistema se basa en el respeto de la monarquía, en la que el rey tiene amplios poderes, pero desde el principio Cánovas se asegura su no intervención y el respeto del turno.
Constitución de 1876
Fue realizada por una comisión de notables. Cánovas pretendía un texto abierto, que fuera aceptado por todos. Por este motivo, muchos aspectos, como el sufragio, quedan sin concretar. Está a medio camino entre la progresista de 1869 y la moderada de 1845. Sus rasgos son:
- Soberanía compartida entre rey y Cortes.
- El rey es jefe del ejército, tiene derecho a veto y puede promulgar leyes.
- Cortes bicamerales (diputados y senadores).
- Derechos fundamentales amplios, pero su concreción se remite a las leyes posteriores.
- Estado confesional, aunque respeta la libertad de cultos.
Guerra Colonial y Crisis de 1898
La Guerra de los Diez Años (1868-1878) fue un frente exterior abierto y sin aparente solución durante todo el Sexenio. Tras la aprobación de la Constitución de 1876, se crearon las condiciones para reforzar en Cuba la fuerza militar española y se decidió enviar al general Martínez Campos con su ejército. Fruto de su labor fue la Paz de Zanjón, que finalizaba la guerra en 1878 y ofrecía algunas concesiones a los rebeldes cubanos, como la mejora de las condiciones políticas y administrativas de la isla y una amplia amnistía. En Cuba, los políticos eran contrarios a la autonomía y aumentaron los independentistas. En 1895, estalló la revuelta, bajo la dirección de José Martí y los generales Máximo Gómez y Antonio Maceo. España envió de nuevo al general Martínez Campos, quien dimitió y fue sustituido al año siguiente por el general Weyler, representante de la línea dura. La clave del conflicto fue la intervención de Estados Unidos, cuyo interés económico en la isla desempeñó un papel de primer orden. Estados Unidos realizó una oferta de compra de la isla al gobierno español. Finalmente, la voladura del acorazado Maine, que explotó en extrañas circunstancias, provocó que Estados Unidos declarara la guerra a España a menos que renunciara a la soberanía sobre Cuba. España no acepta y comienzan las hostilidades. La flota española fue aniquilada en Santiago de Cuba, mientras tropas estadounidenses invadían Cuba y Puerto Rico.
Las islas Filipinas poseían gran riqueza en tabaco y azúcar. Cuando los estadounidenses declararon la guerra a España en 1898 por la cuestión cubana, se presentaron también ante los filipinos como sus libertadores. Al igual que en Cuba, la flota estadounidense derrotó a la española cerca de Manila y, posteriormente, entraron en la capital filipina. La guerra de los Cien Días finalizó con la capitulación de España en 1898 y la firma del Tratado de París, en el que España perdía Cuba (que fue ocupada de modo provisional, ya que España en el último momento había concedido la independencia a la isla) por Estados Unidos, Puerto Rico y Filipinas. El Tratado de París representó el último capítulo del colonialismo español en América y el Pacífico.
El gobierno español había planteado como única alternativa la guerra, sin reparar en la imposibilidad militar de vencer a un enemigo mucho más poderoso. Los verdaderos perdedores fueron las tropas españolas reclutadas de entre las clases trabajadoras de España, por el injusto y clasista sistema de cuotas (los jóvenes llamados a quintas podían liberarse del servicio militar si pagaban una elevada cantidad de dinero).
La Crisis del 98
La crisis del 98 tuvo serias consecuencias:
- Se criticó el sistema político.
- En el ámbito económico, fue negativa la pérdida de los mercados coloniales, pero resultó positiva la repatriación a España de los capitales situados en América.
- En el ámbito ideológico, se produjo una crisis de la conciencia nacional, que se manifestó de forma muy especial en el regeneracionismo y en la actitud pesimista de los intelectuales de la llamada Generación del 98.
- El renacer del militarismo, que culpaba a los políticos de la derrota.
- Nace el movimiento regeneracionista (crítica de los intelectuales al sistema, piden la modernización y democratización del país).
- Nace la Generación del 98 (movimiento literario crítico con la realidad española).